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El futuro de la bolsa está… en la población mayor
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Javier Molina

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El futuro de la bolsa está… en la población mayor

Con respecto a cómo será esa soñada recuperación económica tras el control de la pandemia, abandonada la idea de una recuperación en 'V'

Foto: Foto: Reuters.
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En pleno caos sanitario y económico, no es poca la literatura que va apareciendo sobre el momento en el que se encuentran los mercados y cómo enfrentarnos a ellos. Yo mismo he manifestado que, a pesar de que la economía financiera siempre va por delante de la real, lo peor en las bolsas podría estar aún por llegar, siendo necesario que la prudencia y la cautela dominen todo proceso de inversión.

En cinco semanas los mercados globales de acciones han perdido cerca de un 20%, llegando a caer hasta un 35% en su punto más bajo. Tras la actuación sincronizada de los principales gobiernos y bancos centrales se logró frenar el pánico, y pese al sentimiento negativo dominante, las bolsas han recuperado parte del terreno perdido. Como comentaba Dalio el otro día, la FED hará todo lo posible para salvar el sistema y esa vuelve a ser, una vez más, la nota dominante a considerar.

Con respecto a cómo será esa soñada recuperación económica tras el control de la pandemia, abandonada la idea de una recuperación en “V” (aquella que gira al alza en la misma forma en la que descendió, con una pérdida neta cercana a cero), va tomando forma la idea de un movimiento en “U” que pueda extenderse hasta inicios de 2021 que, en cualquier caso, necesitará más tiempo que la que parece indicar la bolsa en los niveles actuales.

Sin embargo, y pese a que estamos siendo bombardeados con distintos datos económicos que van desde previsiones de grandes caídas del PIB mundial, hasta resultados empresariales nefastos, pasando por las mayores cifras de personas desempleadas de toda la historia en muchos países, la clave del futuro de las cotizaciones está en la demografía y cómo evolucione su consumo.

En mi caso personal (estoy dentro de la generación X), y durante este último mes coincidente con el tiempo que llevamos en cuarentena, mis gastos corrientes han caído más de un 50%. No gasto en transporte, restaurantes, hoteles, viajes, teatros, ropa ni en otro tipo de bienes o servicios. Pese a que el gasto familiar en alimentación ha subido sensiblemente, el cómputo global supone dejar de gastar, con respecto a la media de los últimos años, el porcentaje antes indicado. Y si hablamos de las personas más mayores, el descenso de su consumo puede estar superando el 70% en muchos casos.

El resto de población verá cómo se limita su capacidad de gasto, bien por no poder recuperar parte de los empleos perdidos en esta crisis

En datos sobre el PIB, cerca del 60% viene del lado del consumo en España. En Estados Unidos, el porcentaje alcanza el 70% siendo, además, el principal motor de crecimiento. La población mayor de 65 años en nuestro país superó en 2019 los 9,1 millones de personas, es decir, más del 19% de la población se encontraba por encima de esa edad. En Estados Unidos por su parte, hablamos de un 16% de personas por encima de ese rango. A nivel de consumo, en este último país pueden estar representando cerca del 26-28% del total.

Estos grupos de población están siendo los más afectados por el Covid-19 y, pese a que podamos regresar a cierta normalidad económica en todo el mundo en los próximos meses, el grado de consumo no lo hará en la misma forma ni magnitud. Los más mayores, como forma de evitar riesgos, pasarán más tiempo en casa y no realizarán actividades como salir de viaje, acudir a restaurantes o consumir como lo hacían antes. El resto de población verá cómo se limita su capacidad de gasto, bien por no poder recuperar parte de los empleos perdidos en esta crisis (y en consecuencia sus ingresos), bien por pasar a un nuevo entorno donde no será tan fácil viajar (en Mallorca ya han avisado de que lo último en abrirse serán puertos y aeropuertos) o donde, pasar un fin de semana en una casa rural con amigos, estará limitado de alguna forma.

El impacto en el sector inmobiliario comercial es también claro pues, de ser correcto lo anterior, se necesitará mucho menos espacio de trabajo

Trabajaremos mucho más desde casa, con el impacto en la reducción del gasto en restaurantes o bares, viajes de negocios o desplazamientos para reuniones que se harán online. El impacto en el sector inmobiliario comercial es también claro pues, de ser correcto lo anterior, se necesitará mucho menos espacio de trabajo. Del mismo modo, la restricción en el movimiento de personas, que tendrán que pasar cuarentenas o similar para entrar en otros países, evitará que el turismo se recupere de forma rápida y, en nuestro caso concreto, el impacto en empleo e ingresos será notable. Del lado positivo, el comercio online seguirá creciendo, los servicios digitales verán mayor expansión y nuevas oportunidades se abrirán en sectores como el de la telemedicina.

Así las cosas y por puro sentido común, hasta que se encuentre una solución a la pandemia, será complicado contar con la contribución al PIB de esa parte de la población y de esos sectores más afectados. Y esos datos macro sí importan. Es cierto que invertir en una compañía significa invertir en la capacidad de generar flujos de cajas futuros. En ese sentido, muchos analistas indican que no hay que fijarse en los datos que se verán en 2020 (caídas del BPA del 15-25%), pues hay que modelizar en base a varios años, y que, de volver a cierta normalidad, la prima de riesgo actual (7%) se reducirá a la mitad en 2021, indicando la oportunidad de compra existente a los niveles actuales. Pero analizar sin tener en cuenta el impacto de las cuestiones demográficas sobre la economía es, a mi juicio, dejarse una parte de la información por el camino.

En pleno caos sanitario y económico, no es poca la literatura que va apareciendo sobre el momento en el que se encuentran los mercados y cómo enfrentarnos a ellos. Yo mismo he manifestado que, a pesar de que la economía financiera siempre va por delante de la real, lo peor en las bolsas podría estar aún por llegar, siendo necesario que la prudencia y la cautela dominen todo proceso de inversión.

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