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Bitcoin: ¿qué hacer ahora?
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Javier Molina

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Bitcoin: ¿qué hacer ahora?

Presenta una alternativa viable frente a un riesgo potencial de inflación, y su consideración como posible reserva de valor, a modo de oro digital

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La semana pasada exponía en esta misma tribuna, cuáles eran las razones y la narrativa que habían llevado bajo mi punto de vista, a que bitcoin (BTC) conquistase nuevos máximos históricos. Configurado como un activo real digital gracias a su tecnología subyacente (Blockchain), bitcoin (BTC) es intangible, tiene un bajo coste de almacenamiento, puede ser transmitido de persona a persona (P2P), es divisible, no es confiscable, su sistema monetario no da lugar a tipos de interés negativos ni existe un banco central que lo emita libremente, mantiene cierto grado de privacidad y la seguridad de la red sobre la que se soporta, son algunos de los atributos que lo hacen único. Presenta una alternativa viable frente a un riesgo potencial de inflación, y su consideración como posible reserva de valor, a modo de oro digital, gana cada vez más sentido con el paso del tiempo.

Su protocolo de funcionamiento lo hace especialmente sensible a lo que se vienen llamando los “ciclos del bitcoin(BTC)” donde, a grandes rasgos y mediante el “halving” o reducción temporal (cada cuatro años) de la cantidad que se emite (minado) como incentivo a los que aseguran la red, se crea un comportamiento que se ha ido repitiendo hasta la fecha. Vale siempre la pena una lectura al documento origen de Bitcoin para poder entender la magnitud, el modelo económico, el funcionamiento y la propuesta de valor que introduce. En cualquier caso, ese sería uno de los rasgos más importantes de bitcoin (BTC), por cuanto constituye un elemento automático deflacionario que ocurre cada 210.000 bloques minados y, desde el punto de vista de su cotización, un catalizador de mercados alcistas posteriores.

Foto: (Reuters) Opinión
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Sin embargo, el último “halving” llevado a cabo el año pasado, se ha dado en medio de lo que podemos llamar una “tormenta perfecta” ocasionada por el covid-19. Políticas monetarias expansivas, tipos de interés negativos, digitalización forzada de la sociedad y un aumento brutal de liquidez han llevado, entre otras causas, a colocar a las principales bolsas en máximos históricos y, por el camino, se ha descubierto al bitcoin (BTC) como ese “asset class” que pude aportar diferentes soluciones en forma de reserva de valor, cobertura frente a la inflación o, mi preferido, como un activo que descorrelacione de forma eficiente un portfolio.

A diferencia de lo sucedido en anteriores ciclos de bitcoin (BTC), la adopción generalizada se ha empezado a dar en este último ejercicio, siendo la gran diferencia con respecto a 2017, el origen de la misma. El dinero institucional ha hecho acto de presencia, empezando a fluir hacía bitcoin (BTC) y provocando que, en un entorno de escasez, baja liquidez y no siendo la estabilidad del tipo de cambio objetivo alguno del sistema monetario de bitcoin(BTC), los precios se hayan disparado hasta sus actuales máximos históricos.

Colocado ya como el séptimo mayor activo por capitalización de mercado al superar los 715.000 millones de USD y quedar por encima de Tencent (TCEHY) o Alibaba (BABA), el interés y atracción por hacerse con una posición en bitcoin (BTC) se ha visto ahora reforzada por la llegada de inversores finales, ausentes en la primera fase del impulso alcista, provocando una explosión generalizada en todo el entorno de los criptoactivos. A día de hoy se ha superado ya el billón de USD de capitalización de todo el ecosistema, en lo que supone un record histórico.

Y aquí llega el problema. Desde 2017 no había recibido tantas preguntas sobre qué hacer con bitcoin (BTC), cómo invertir o cuál podría ser el siguiente token que duplicaría su precio en pocos días. El colapso de muchas Exchanges al recibir solicitudes de aperturas de cuentas, el aumento de la actividad en redes sociales o el aumento del apalancamiento observado son, a mi juicio, síntomas inequívocos del grado de euforia máximo en el que estamos.

Es interesante el “Hype To Activity Ratio” creado por TheTIEIO, que mide el número de tweets que se lanzan sobre un token determinado, por cada millón de USD de volumen negociado. En el pasado se observó que, a medida que aumentaba la actividad en la red, tanto el grado de avaricia como las cotizaciones de cualquier token que recibiera la pertinente atención, experimentaban aumentos significativos de entradas de flujos. Y esto mismo se está dando en la actualidad como observamos en los siguientes gráficos.

Fuente: TheTIEIOFuente: Google Trends

Del mismo modo, estamos asistiendo a una revalorización semanal brutal de los principales criptoactivos. BTC sube un 35%, ETH un 65%, LINK un 48% y hasta XRP se revaloriza un 52%. Esta situación ha sido igualmente recogida por los medios de comunicación (hasta en la primera página del Financial Times) potenciando esta nueva ola de entrada de inversor retail que no se lo quiere perder.

¿Qué hacer entonces?

Si no tiene bitcoin (BTC) en la actualidad, lo primero que debería hacer es entender la aportación de valor qué este incorpora y que ya expliqué aquí hace un tiempo para, de esa forma, descubrir si este es un activo apto para usted. No hay que dejarse llevar por la euforia dominante ni por las altas cifras de revalorización alcanzadas hasta la fecha. No debe olvidar que esa rentabilidad no es gratis y que, por ejemplo, la volatilidad histórica anualizada del BTC se coloca hoy sobre el 99%, y la cotizada de forma implícita en lo que sería el VIX del bitcoin (BVIN) en el 120%. Si lo compara con la lectura del S&P500 que cotiza sobre 23, entenderá que el riesgo asumido es, por lo menos, 4 veces mayor atendiendo a esta métrica.

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Si entiende muy bien lo que bitcoin (BTC) significa y lo que viene a solucionar, lo siguiente que debe hacer es fijar el porcentaje máximo a invertir. He venido manifestando en reiteradas ocasiones que, con un 5% de exposición máxima, se consigue mejorar la rentabilidad/riesgo dentro de una cartera diversificada. Así mismo y cómo también puede ver en esta publicación, hay que establecer un sistema de gestión acorde al activo.

Alertar desde aquí, a la vista de la fiebre actual dominante del lado de ciertos inversores finales en estas últimas semanas, que cuando las decisiones de inversión no se fundamentan en la cobertura de los riesgos de inflación, ni en el miedo a una devaluación del dólar, ni en la apuesta por activos que diversifiquen y descorrelacionen, el porcentaje de fracaso es muy alto. Perseguir precios y el miedo a quedarse fuera (FOMO) no son, bajo ningún punto de vista, buenas estrategias que deban practicarse.

Para aquellos que están invertidos y que no desean vender, pero están dispuestos a cubrir parte o la totalidad de la posición, el mercado de derivados se ha desarrollado enormemente en los últimos tiempos. Desde la venta de futuros, hasta la compra simple de coberturas mediante opciones de venta (PUT), son muchas las estrategias que se pueden llevar a cabo para seguir en mercado y tener cierta protección. Tras el alza en vertical de los precios desarrollados y pese al cambio de jugadores de fondo, los ciclos de bitcoin (BTC) muestran que las correcciones son, en esencia, igual de violentas y extensas que los impulsos alcistas.

Otra alternativa puede estar en el re-balanceo de la posición. Si un inversor decidió en verano, con el precio del BTC en 10.000 USD, asignar el 5% de su capital a ese activo, hoy con la cotización en los 39.000 USD y suponiendo que el resto de posiciones no han variado, debería volver a la situación inicial reduciendo parte de lo invertido pues, de no hacerlo, estaría incrementando el porcentaje dedicado a estos activos y, en esencia, el perfil de riesgo inicialmente asumido.

Así las cosas y desde el punto de vista de comportamiento de mercado, el peligro de participar de un ecosistema atraído por la única razón de vender más caro no es, para nada, una buena idea. Como en todos los activos cotizados, las emociones juegan un papel muy importante en la toma de decisiones y, en el caso de los criptoactivos, aún más por su alta volatilidad y su reducida liquidez relativa. Invierta en base a argumentos sólidos y establezca su estrategia de inversión pues, pese a que esto posiblemente no ha hecho más que empezar, el recorrido no está falto de numerosos obstáculos.

La semana pasada exponía en esta misma tribuna, cuáles eran las razones y la narrativa que habían llevado bajo mi punto de vista, a que bitcoin (BTC) conquistase nuevos máximos históricos. Configurado como un activo real digital gracias a su tecnología subyacente (Blockchain), bitcoin (BTC) es intangible, tiene un bajo coste de almacenamiento, puede ser transmitido de persona a persona (P2P), es divisible, no es confiscable, su sistema monetario no da lugar a tipos de interés negativos ni existe un banco central que lo emita libremente, mantiene cierto grado de privacidad y la seguridad de la red sobre la que se soporta, son algunos de los atributos que lo hacen único. Presenta una alternativa viable frente a un riesgo potencial de inflación, y su consideración como posible reserva de valor, a modo de oro digital, gana cada vez más sentido con el paso del tiempo.

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