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Lo importante no es que bitcoin llegue a 250.000 dólares
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Javier Molina

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Lo importante no es que bitcoin llegue a 250.000 dólares

Lo que realmente deberíamos estudiar y entender es la nueva forma de hacer modelos de negocio, que ya se ha abierto y que generará muchas oportunidades y ciertos desafíos

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Todo proceso de inversión, aquel por el cual asignamos nuestros recursos, se rige por la búsqueda de aquellas industrias, empresas, tecnologías o modelos económicos que puedan ofrecer las mejores perspectivas y capacidad de disrupción a medio y largo plazo, ajustado por la tolerancia al riesgo. En ese sentido, quien supo ver a finales de los años 90 el gran cambio y sustitución de los tipos de negocio existentes a esa fecha, por empresas Web y de software, fueron capaces de invertir en Amazon, Netflix, o Google, que han sido los claros ganadores en ese proceso de reemplazo en el llamado internet de la información. Un artículo de 2011 en el WSJ de Marc Andreessen (fundador de Netscape) titulado “Why software is eating the world” explicaba muy bien este cambio de modelo que se daba en ese momento y que no era bien entendido, y aún menos aprovechado, por una gran parte de los inversores.

Es en este mismo sentido, hoy estamos frente a otra de esas grandes mutaciones que, aún sea por pura iniciativa intelectual, no podemos dejar de analizar y comprender. La revolución del internet del valor a modo de “Crypto is now eating the world” viene a traer otro nuevo cambio de paradigma, mucho más pretencioso e inmensurable. La digitalización y la tokenización de muchos de los actuales negocios, almacenados e intercambiados en una Blockchain, es el nuevo camino por el que las finanzas, el dinero o la cultura van a transitar hacía esa nueva época donde software, criptografía y tecnología descentralizada serán (en realidad ya han empezado) los impulsores del cambio. El efecto red generado, los nuevos mecanismos de gobernanza y los sistemas de incentivos que toda esta criptoeconomia incorpora les garantiza, al menos, una gran oportunidad para optimizar, democratizar y generar un nuevo ciclo de negocios.

Los primeros pasos, que acumulan ya más de 215.000 millones de USD bloqueados en distintos proyectos, se están dando principalmente en el campo financiero. Unos usuarios cada vez más digitales, en un entorno de menor apego y pérdida de confianza en el sistema actual, está propiciando el uso de aplicaciones financieras y de protocolos interoperables construidos sobre Blockchain. Si bien es cierto que, en esta etapa temprana la especulación domina el volumen de contratación, no menos cierto es que la utilidad generada empieza a ser cada vez más apreciada por todo tipo de inversores, destacando los flujos vistos del lado institucional. Comentaba el otro día que este año, son los grandes institucionales los que están concentrando ya cerca del 60% de lo que se mueve en las finanzas descentralizadas (DeFi), en claro síntoma del grado de adopción que se va alcanzando.

En esta nueva revolución de internet del valor, se está empezando a quitar negocio a los mercados de capitales clásicos en campos como son la intermediación, los depósitos, los préstamos, los pagos, la gestión de activos, los derivados, etc. donde el denominador común para todos ellos es la sustitución del intermediario clásico, por código a modo de contratos inteligentes, que anulan la necesidad de aquellos para toda la operativa, haciendo todo el proceso más transparente, seguro y exento de riesgo de contrapartida. Hablo de todo lo que las llamadas finanzas descentralizadas (DeFi) están aportando al ecosistema, con lanzamiento de multitud de proyectos de arquitectura abierta (que cualquiera puede aprovechar para copiar, mejorar y optimizar), donde los desarrolladores de software están incentivados a crear valor, y todo ello desde un sistema de gobernanza que va pasando, en cada vez un mayor número de proyectos, a su comunidad. Pronto las DAOs u organizaciones descentralizadas abiertas serán el nuevo modelo organizativo que veremos instalarse mucho más rápido de lo que pensamos.

Comentaba Marc Woodward que esta disrupción del software de contribución descentralizada, unida a la velocidad del capital (liquidez en busca de rentabilidad en un entorno donde se eliminan las fricciones e ineficiencias) perseguían y estaban empezando a crear un mercado 24/7 global, descentralizado, eficiente y de libre acceso. En ese sentido, que casi el 50% de la población mundial tenga un Smartphone, facilitará la explosión de estos nuevos modelos de negocio donde no se precisa de una cuenta bancaria, acercando la inclusión financiera a cada vez más gente gracias a estas nuevas aplicaciones descentralizadas. Todo ello no exento de regulación que, como siempre he venido afirmando, debe existir en algún momento cercano. Escribía hace un tiempo en esta misma sección, que ambos mundos (clásico y crypto) van a ir de la mano, aún sea por los intereses económicos, en esta etapa del internet del valor.

Ojalá aquellos medios de comunicación, que hace unas semanas sacaron un programa de TV sobre “la cultura del pelotazo” y las “mafias de la minería” generadas en el entorno crypto, estudiaran solo un poco (de verdad que en un rato se puede entender lo mínimo para no decir barbaridades) aquello de lo que van a hablar. En nuestro país existe una magnifica comunidad de emprendedores, desarrolladores e inventores (como dice Miguel Caballero) dejándose la piel en el ingenio de todo tipo de soluciones descentralizadas que vienen a mejorar la forma en que nos acercamos a las finanzas, la salud, la cultura o la creación artística. Quedarse en la parte especulativa, que obviamente la hay como en todos los campos, es no querer admitir el cambio que, hasta ellos mismo, experimentarán en breve.

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Como decía, no hace falta ir muy lejos para que el lector pueda comprobar, con casos locales reales, cómo estamos ya en este camino. Un ejemplo con respecto a la verdadera inversión de impacto la tenemos en el caso de Ethichub donde, gracias a la tecnología y a las finanzas descentralizadas, se ha creado un modelo que permite invertir, vía el sistema colaborativo creado, en comunidades productivas no bancarizadas que producen café. En el sector inmobiliario tokenizado, Reental propone una oferta de valor donde cualquiera, desde una inversión mínima, puede participar en distintos proyectos que, hasta la fecha, eran mucho más complicados de acometer, al tiempo que se cuenta con cierta liquidez. Ponerse en forma apoyado en un sistema de incentivos, es otra de las soluciones reales que la tokenización puede traer. El proyecto FiTtoken es un claro ejemplo de esta revolución y muestra de cómo los modelos antiguos evolucionan hacía algo mucho mejor. Y hasta tokenizar la financiación de una película es ya posible en base a materia gris nacional. Hay muchos más casos españoles de éxito y esfuerzo que seguro debiera mencionar, pero nombro solo unos pocos al conocerlos en mayor profundidad.

Todo esto coincide con el nuevo momento dulce que están experimentando los activos digitales, con bitcoin (BTC) y el ether (ETH) en zona de máximos históricos y una capitalización (debiendo matizar que esta no es del todo comparable a la de acciones) superior a los 2,6 billones de USD. Hasta tenemos ya en Estados Unidos un ETF cotizado sobre bitcoin (BTC) de acceso libre a cualquier inversor y, cuyo debut este martes pasado, ha supuesto el colocarlo como el de segundo mayor volumen negociado en ETFs en su primer día de cotización (solo por detrás del referenciado al Nasdaq) del mundo. Me reía el otro día recordando que en 2017 y con relación al ETF de bitcoin (BTC) escribía yo que, una vez aprobado el mismo por el regulador, el precio subiría hasta los 3600 USD. ¡Que poco sabía en aquel entonces!

Este hito que pasará a la historia como el de mayor repercusión hasta la fecha, plantea ciertos aspectos a considerar. Si bien el hecho de contar con este tipo de instrumentos ayudará al acceso de todo tipo de inversores de todo el mundo, igual que se invierte en el S&P500 mediante un ETF lo hará ahora sobre futuros de bitcoin (BTC), el instrumento subyacente presenta ciertas características a considerar. Entiendo que la SEC, presionada desde hace muchos años por el “lobby” de las gestoras, ha tenido que dar luz verde al producto y, para ello, ha buscado el camino que menos problemas futuros le pueda generar. Permitiendo un vehículo regulado (Fondo de Inversión Cotizado, bajo la IC Act de 1940), sobre un instrumento regulado (futuros bajo la CFTC) cuyo activo subyacente (bitcoin) no lo está, consigue salir del paso mientras se avanza en el modelo de ordenamiento que aplicará no dentro de mucho tiempo.

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Pero del lado del inversor, genera ciertas dudas con respecto a la idoneidad del mismo y la capacidad comprensiva del que invierte. Partiendo de la idea que aquel que se posicione en tal ETF, bien como posicionamiento en una posible reserva de valor digital, bien a modo de apuesta por ser un “sound money” o bien, como es mi caso, como forma de diversificar una cartera mediante este tipo de nuevos activos descorrelacionados, entiende la verdadera utilidad y funcionamiento del activo digital, debe añadirle las características implícitas del instrumento utilizado.

El tema más importante viene del lado del contango característico de los mercados de futuros y que aplica también en el caso de bitcoin. El precio del futuro de un bitcoin (BTC) debería ser una suma del contado y el coste de tomar prestados BTC en ese periodo. Sin embargo, a los tipos de interés existentes, no cuadra mucho la prima existente en la actualidad, lo que lleva a considerar otros factores incluidos en esa diferencia. El riesgo de contrapartida podría existir al tratar con plataformas no reguladas, pero en el caso del CME eso no aplicaría. Sin embargo, en la forma de liquidar esos contratos de futuros en el CME al utilizar el BRR (Bitcoin Reference Rate) como precio de referencia, radicaría parte de ese mayor precio del futuro como forma de compensación del riesgo. La alta volatilidad existente puede generar el llamado “tracking error” que ha llegado a ser del 10% anualizado.

En cualquier caso y volviendo a las implicaciones para el inversor, el ETF tenderá a no replicar en su totalidad el movimiento del contado. Esto supondrá que, el gestor del instrumento en su operativa de gestión, venderá barato (vencimiento) y comprará caro (siguiente vencimiento) a fin de seguir, cada mes, lo más pegado al precio del bitcoin (BTC) pero, inevitablemente, existirán diferencias que pueden no ser menores. Otros temas a considerar son el impacto de los límites de posición del mercado de futuros y, otro interesante, radica en la gestión de la exposición a bitcoin (BTC).

Todos estos cambios están afectando a distintos sectores como son el del arte, la musica o el “gaming” donde, gracias a los NFTs o tokens que representan algo único, se está creando una forma de valor que hasta la fecha no era posible y, de paso, crea una nueva forma de invertir.

Así las cosas y, pese a que algunos inversores como Tim Draper fijen el precio de bitcoin (BTC) en 250.000 USD para 2022, o que el modelo S2F pronostique un precio de bitcoin (BTC) de 110.000 USD para fin de año en base a su hipótesis, esto no es lo importante. Lo que realmente deberíamos estudiar y entender es la nueva forma de hacer modelos de negocio, vía la tokenización, que ya se ha abierto y que generará muchas oportunidades y ciertos desafíos (como el regulatorio), encaminados a transformar totalmente el modelo actual que conocemos. Y eso, más allá de los precios, es lo que de verdad importa.

Todo proceso de inversión, aquel por el cual asignamos nuestros recursos, se rige por la búsqueda de aquellas industrias, empresas, tecnologías o modelos económicos que puedan ofrecer las mejores perspectivas y capacidad de disrupción a medio y largo plazo, ajustado por la tolerancia al riesgo. En ese sentido, quien supo ver a finales de los años 90 el gran cambio y sustitución de los tipos de negocio existentes a esa fecha, por empresas Web y de software, fueron capaces de invertir en Amazon, Netflix, o Google, que han sido los claros ganadores en ese proceso de reemplazo en el llamado internet de la información. Un artículo de 2011 en el WSJ de Marc Andreessen (fundador de Netscape) titulado “Why software is eating the world” explicaba muy bien este cambio de modelo que se daba en ese momento y que no era bien entendido, y aún menos aprovechado, por una gran parte de los inversores.

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