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Sí, la comunidad 'cripto' española está entre las mejores del mundo
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Javier Molina

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Sí, la comunidad 'cripto' española está entre las mejores del mundo

Las comunidades crypto se presentan en plataformas sociales como Telegram, Reddit, Slack, o Medium. Participar de forma activa en ellas crea un vínculo ciertamente potente

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Foto: EFE/Cristobal Herrera

Desde pequeño me enseñaron a ser agradecido con aquellos que, de una forma u otra, me ayudaron (y siguen haciéndolo) en el aprendizaje y desarrollo de aptitudes o conocimientos, que han favorecido que uno sea un poco mejor en ciertas materias. Bajándolo al mundo de los activos digitales, antes despreciados y ahora deseados hasta por la banca tradicional, han sido las enseñanzas de la comunidad (palabra muy de moda en los últimos años) las que me permitieron descubrir, conocer y profundizar en esta nueva criptoeconomia que viene a cambiar y revolucionar muchos modelos de negocio.

Cuando en 2016, y en esta misma sección, charlando con Alex Preukschat me atreví a indicar que “Blockchain era el futuro”, no tenía ni idea del gran cambio que realmente estaba por venir. El internet del valor se abría paso, y gracias al empuje de uno de los mejores exponentes de esta industria, me adentré en la madriguera cuyo final a día de hoy, aún no soy capaz de intuir dónde puede estar.

El fenómeno de los activos digitales, con la descentralización que muchos proponen, vienen a potenciar la siguiente generación de infraestructura computacional. En el caso de las criptomonedas, cuya finalidad pretende ser la del intercambio de valor, lo hacen desde un punto de vista en el que no se gobiernan por una autoridad monetaria, sino por código a modo de protocolo abierto, transparente y accesible a todos. En los tiempos actuales y más que nunca, hemos entendido que dinero y valor no son lo mismo. Si una sociedad tiene 1000 unidades de valor representada por 1000 unidades de dinero, y se imprimen ahora otras 1000 unidades, no hay creación de valor alguno, pero sí de dinero. Es aquí cuando la propuesta de valor que Bitcoin incorpora, gana sentido y tengo que admitir que tanto, el profesor Daniel Diez como Lander Rubio, tenían razón sobre el papel de “Sound Money” que la principal criptomoneda puede jugar ahora.

Foto: Agentes de la policía australiana registran la casa de Craig Wright, en una imagen de archivo. (Reuters/David Gray)

En los tiempos actuales y volviendo al titular de hoy, el efecto de las comunidades es cada vez más importante y afecta a más campos, inversión incluida. Si antaño hablábamos del binomio rentabilidad-riesgo, a la incorporación de los criterios de sostenibilidad (ESG) de los últimos años, se ha unido recientemente y con especial virulencia, el efecto de las redes y aquellas fuerzas sociales. Los casos sonados de memes en el mercado de acciones o de los criptoactivos en 2021, son claros ejemplos de la incidencia e importancia en el mundo de la inversión.

Por comunidad entendemos un grupo social de cualquier tipo, que comparte una serie de características e intereses comunes. En el entorno de Blockchain y los activos digitales, la misma idea es de aplicación por cuanto se trata de un grupo de personas, cada vez mayor, que participan en grupos de interés, creencias y pasión por esta nueva clase de activos. Bien sea del lado de la tecnología, bien sea a modo de un nuevo asset class, lo cierto es que el efecto red que esto implica es el verdadero motor de desarrollo. Las finanzas descentralizadas (DeFi), los NFTs, el Blockchain Gaming o la misma adopción mundial que bitcoin (BTC) o el ether (ETH) están padeciendo se explica, principalmente, gracias al desarrollo de sus respectivas comunidades. Y esto no es nada nuevo pues, sin ir más lejos, en el concepto mismo del dinero ya tenemos el efecto de las economías de redes como su principal impulsor. En pleno siglo XXI y en el internet del valor, los desarrollos tecnológicos se han encargado del resto.

Las comunidades Crypto se presentan, a nivel mundial, en plataformas sociales como Telegram, Reddit, Slack, Discord o Medium. Participar de forma activa en alguno de estos grupos, no solo crea cierta sensación de pertenencia, sino que conlleva otro sentido donde el sentirse parte de la temática y de las implicaciones de cambio que se promueven en la comunidad, crea un vínculo ciertamente potente. Además, lo interesante de estos grupos radica en la variedad de sus componentes, en las posibilidades de intercambio de conocimientos (tanto técnicos como desde un punto de vista de inversión) y de cómo, cualquier actor involucrado, puede responder eficientemente a cualquier información requerida. Desde el lado de la experiencia de usuario, tan de boca en los tiempos actuales, entender esas comunidades como fuente de feedback y sugerencias, puede generar excelentes ventajas a las organizaciones que sepan explotarlas.

Foto: EFE Opinión

En el entorno físico esas comunidades también existen y, para nada, se están perdiendo. Simplemente tienen otra forma de desarrollarse, comunicarse y expresarse. En este sentido y en el caso de España, me atrevo a afirmar que estamos ante una de las mejores comunidades impulsoras de los activos digitales del mundo. No hablo del lado de españoles que tienen activos digitales, que por cierto se cifran en más de 1,1 millones de personas (2,51% de la población), sino de aquellos emprendedores, visionarios y soñadores que han visto en la criptoeconomia una nueva forma de hacer las cosas y un nuevo origen de los negocios del futuro.

Daniel Santos y su visión particular de cómo deberían ser las finanzas descentralizadas, Miguel Caballero con su visión de una educación tokenizada y de cómo debe construirse un ecosistema cripto, Gabriela Chang y el equipo de Ethichub en la misión de crear una verdadera inversión de impacto, Ángel Luis Quesada en su quimera por proveer de servicios de custodia a toda clase de activos digitales, Iñigo Molero, Susana Criado, Oscar Lage o Eric Sánchez como referentes de apoyo incondicional para cuantas ideas se le ocurran a uno, Joaquim Matinero que, salvo por el defecto de ser del Barça, sabe de todo y siempre está dispuesto a colaborar en la divulgación de conocimiento de forma desinteresada y donde sea, o Rubén Nieto en su cruzada en el sector de los fondos de inversión con objetivo de mejorar la experiencia y los tiempos de los usuarios. Héroes y visionarios de los que se siempre se aprende y que explican el porqué de las comunidades y la suerte de tener una tan potente en nuestro país. Cuando se viene del sector financiero clásico, donde hay que luchar tanto externa como internamente, encontrarse con la colaboración total es, simplemente, un cambio de paradigma difícil de digerir. Y eso es el entorno de los activos digitales.

Así las cosas y para poner todo esto en valor, el próximo día 25 de noviembre tendremos el Foro Blockchain y Activos Digitales donde, en una nueva muestra más del efecto comunidad, más de 30 ponentes expondrán su particular visión de las distintas áreas que potencian ese cambio. Bajo un formato muy didáctico, tratando de abarcar tanto la parte regulatoria como la experimental, trataremos de darle al lector temática para la reflexión y el pensamiento crítico sin, por cierto, necesitar recurrir a las cotizaciones de los criptoactivos para levantar el interés. Eso, ha pasado ya de moda.

Desde pequeño me enseñaron a ser agradecido con aquellos que, de una forma u otra, me ayudaron (y siguen haciéndolo) en el aprendizaje y desarrollo de aptitudes o conocimientos, que han favorecido que uno sea un poco mejor en ciertas materias. Bajándolo al mundo de los activos digitales, antes despreciados y ahora deseados hasta por la banca tradicional, han sido las enseñanzas de la comunidad (palabra muy de moda en los últimos años) las que me permitieron descubrir, conocer y profundizar en esta nueva criptoeconomia que viene a cambiar y revolucionar muchos modelos de negocio.

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