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Bitcoin, Crypto, NFT… ¿Cómo invertir en 2022?
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Javier Molina

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Bitcoin, Crypto, NFT… ¿Cómo invertir en 2022?

Los NFT, fuera del lado especulativo y no sin tener ciertos desafíos como el regulatorio, presentan una de las oportunidades mayores para quien sepa abrir su mente

Foto: Foto de archivo: Reuters
Foto de archivo: Reuters

Cuando en 2016 y en esta misma sección escribí que el futuro era Blockchain, debo confesar que nunca imaginé la velocidad, innovación y recursos que se generarían en este ecosistema. En los últimos dos años especialmente, hemos asistido a una verdadera explosión de los activos digitales, de su utilidad, de la capacidad de crear propiedad privada digital, de la innovación en las finanzas descentralizadas o de los importantes pasos dados en la monetización de bitcoin (BTC). Del mismo modo y como siempre he defendido, bitcoin (BTC) y ether (ETH) se están convirtiendo en un tipo de asset class en sí mismo, con funciones muy distintas pero aportando buena diversificación en un portfolio de inversión clásico. Asignando recursos a infraestructura, parte en la que debería colocarse el grueso de la posición, se logra exposición a este mundo donde, en cualquier caso, siempre debemos tener claros los objetivos y riesgos implícitos.

Por hacer un poco de recapitulación de lo sucedido, repasemos los desarrollos más significativos observados en el cripto-espacio en sus distintas capas. El primero de estos estratos (L1) lo tenemos a nivel de la cadena de bloques, infraestructura donde se produce el registro y ejecución de todo tipo de operaciones y código almacenado (a modo de “settlement”). La Blockchain de Bitcoin, red pública más segura de las existentes que pretende velar por mantener ese objetivo, ha visto como soluciones encaminadas a mejorar la escalabilidad sobre ella, se van desarrollado en segunda capa (como Lighting o RGB), tomado mucha tracción en este tiempo. Por su parte a Ethereum, plataforma descentralizada donde inicialmente se programaban la mayoría de Smart Contracts, le han salido ciertos competidores que han empezado a ganarle terreno a costa, eso sí, de ofrecer menor seguridad. Pero en un momento donde la escalabilidad y unos menores costes de gas han sido altamente demandados por los usuarios, redes como Solana, Avalanche o la más centralizada Binance SC, se han ido haciendo un hueco a nivel de infraestructura básica. Según “Defillama.com”, el total valor bloqueado en los distintos protocolos existentes supera los 237.000 millones de USD cifra que, si bien merece ciertos ajustes, nos da una idea del crecimiento experimentado pues, en enero de 2021 ese importe no llegaba a los 23.000 millones de USD. Dentro de ese monto global y siempre usando la misma fuente, Ethereum supone un 65%, la BSC no llega al 7% y Solana se coloca con un 5%. En cualquier caso, lo sucedido a nivel de infraestructura ha sido espectacular, demostrando la capacidad de adaptación del sector a las necesidades existentes, mientras se abre el camino hacia un uso “Multichain” de las mismas, que será el camino dominante en breve.

Foto: Foto de uno de los autobuses empapelados por Floki Inu. (Foto: Guillermo Cid)

En un segundo estrato (L2) y desde el lado de los activos que utilizan esa infraestructura, la capacidad de innovación e incorporación de nuevos instrumentos vía “tokenización” abre un futuro verdaderamente prometedor. Las monedas estables (Stablecoin) han alcanzado un monto cercano a los 150.000 millones de USD (fuente “The Block”). El mercado de NFT superó los 1.000 millones de USD negociados en una sola semana en agosto, y el número de compradores o vendedores únicos llegó hasta los 280.000 (fuente Statista). Y la tokenización apunta ahora hacía todo tipo de activos; desde real estate hasta participaciones de fondos de inversión y que tendrá nuevos desarrollos en el mercado de acciones de empresas cotizadas, como una de las vías de crecimiento.

En el tercer estrato es donde se observa una gran innovación e imaginación, resultando en un gran número de protocolos de distinta índole, desarrollos con y sin mucho sentido, y los excesos típicos de esas fases. De un lado tenemos la pata de finanzas centralizadas (CeFi), donde se incluyen Exchanges, plataformas de depósitos y préstamos, o aquellas que funcionan como “Marketplace” de por ejemplo los NFT. Coinbase reportó 56 millones de usuarios el mes pasado, al tiempo que afirmaba mantener un 11% del total capitalización del mercado en su plataforma. El volumen negociado en OpenSea superó los 10.000 millones de USD a fin de octubre. Nexo comunicó contar con 12.000 millones de USD y más de 1,5 millones de usuarios. De otro lado y de la pata de las finanzas descentralizadas (DeFi), protocolos como Curve (con 21.000 millones en TVL), MakerDao, Yearn Finance, AAVE o Uniswap siguen innovando en soluciones que van desde las Exchanges descentralizadas (DEX) funcionando en base a los AMM, hasta protocolos que buscan maximizar los retornos de una inversión (a modo de buscador de las mejores ofertas, por ejemplo). Camino hacía lo que algunos llaman DeFi 2.0, donde se cambia el diseño de la minería de liquidez, el objetivo pasa por lograr una usabilidad más sencilla para todas las partes, abriendo la entrada a un número mayor de participantes.

¿Y qué esperar para 2022?

Puestos a tratar de identificar cuáles pueden ser las grandes tendencias y puntos a tener en cuenta de cara al año que viene, coincidentes con lo que serían las tesis de inversión, podríamos hacer un pequeño resumen sobre los siguientes puntos.

En primer lugar, apostaría por el fin de la inversión en memes, tanto del lado de acciones, como de protocolos que no tienen sentido alguno. Si bien he reconocido en muchas ocasiones que, al clásico binomio rentabilidad-riesgo utilizado hasta hace poco en el entorno de la inversión, había que añadir todo el tema ESG y el “social” o de las “comunidades”, el momento del ciclo puede estar avisando de que los excesos están cerca de su fin. No en vano DOGE pierde un 67% desde máximos anuales y Shiba Inu un 61%. Solo con mirar los datos de concentración en muy pocos wallets de esos tokens, debería bastar para alejarse de este tipo de casinos. A medida que el conocimiento se va extendiendo entre los inversores, este tipo de activos deberían pasar a ser residuales, concentrando el monto de la inversión en aquellos protocolos que verdaderamente aporten valor.

En segundo lugar, se seguirá produciendo un crecimiento brutal a nivel de infraestructura y de protocolos que sean interoperables, en todo el segmento de los NFT. Es importante señalar que me refiero a los soportes de los modelos de negocio, no a las apuestas concretas que se están haciendo en la actualidad sobre ciertos NFTs, donde el único propósito es el de venderlo más caro. Existe un potencial enorme para que se desarrollen todo tipo de negocios o servicios de valor añadido, con distintos objetivos y donde las grandes marcas ya están empezando a desembarcar pues, en el fondo, abren nuevas vías de ingresos y son capaces de lograr una mayor interacción con sus clientes y fans. El tema de las comunidades y cómo se les dota de valor es clave en este planteamiento. Por poner un ejemplo en aplicaciones de capa 2, Immutable X sería uno de los casos dignos de estudio.

Foto: Fachada de Wall Street publicitando el ETF de ProShares. (Reuters)

En este apartado y por no extenderme mucho, no podemos dejar de comentar el desarrollo brutal que seguiremos viendo en el Blockchain gaming, con los NFTs y las economías creadas dentro de los juegos, “play to earn” incluidos. Axie Infinity alcanzó los 2.000 millones de USD en ventas a finales de agosto, con un número medio de jugadores diarios de 1,5 millones. Veremos ahora como las grandes empresas de juegos van a sumarse (están algunos ya en ello) a esta nueva forma de negocio, provocando un desarrollo mayor gracias al uso de la realidad aumentada y la IA siendo al final, una nueva fuente de impulso para el desarrollo de todo lo relacionado con el Metaverso.

En tercer lugar, le tocará el turno a los derivados y a los productos estructurados. Pese a que ya representan más de la mitad del volumen medio negociado en contado en criptoactivos, no olvidemos que el mundo de los derivados representa en el entorno clásico, un monto nominal superior a los 560 billones de USD. La llegada de los inversores institucionales y las élites financieras, conocedores de los ingresos que se generan en esta parte del mercado, se lanzarán a desarrollar todo tipo de estructuras enfocadas a los distintos clientes. Desde derivados simples (que ya existen), hasta productos garantizados referenciados a bitcoin (BTC), pasando por estructuras donde se venda volatilidad de forma sistemática, la capacidad de creación es inmensa. La clave, como antes, pasa por la infraestructura donde se está construyendo ya todo este nuevo modelo.

En cuarto lugar, seguiremos asistiendo al crecimiento y desarrollo del entorno DeFi en todas sus versiones, potenciado por la innovación y llegada de nuevo talento. Sin ir más lejos y relacionado también con el anterior punto, la negociación de futuros perpetuos (sin fecha de vencimiento y sujetos a la llamada tasa de financiación) en la plataforma DyDx llegó a superar el volumen negociado en Coinbase durante unos días en septiembre. Y todo esto no va sólo de innovación centrada en las finanzas, sino que se abre el campo a distintos usos como la inversión de impacto (EthicHub), la gestión de suscripciones (Revuto) o la identidad descentralizada para inversores DeFi (Safle).

En quinto lugar y de la mano de la regulación, que no he mencionado aún pero que representa otra de las grandes tendencias a desarrollarse en 2022, se producirá el despegue total de la “tokenización” del mercado financiero. La propuesta de regulación de infraestructura basada en DLT europea (gracias a Joaquim Matinero por su explicación) abre el camino para el trading y la liquidación sobre DLT, se protege al inversor y pone las condiciones de cómo deberá ser la prestación de servicios financieros usando DLT, así como los requisitos a cumplir. El camino está claramente abierto. Al final conseguiremos liquidación inmediata, reducción de costes de compensación, menor burocracia y coordinación con reguladores y supervisores. Un ejemplo claro de cómo se avanza en este tema lo tenemos en Société Générale Forge, con varias “tokenizaciones” de bonos, algún derivado (autocall) y el uso como colateral de un bono previamente tokenizado sobre Ethereum.

Foto: EC.

En último lugar, y pese a que hay un montón de puntos más a desarrollar, asistiremos al paso definitivo a un entorno “Multichain”. La lucha mencionada en la que parecen haber entrado a nivel de L1 las distintas redes, terminará convergiendo hacía un uso racional y adecuado de las mismas. Ethereum mantendrá su liderazgo como Blockchain descentralizada y de mayor seguridad. Y otras redes como Solana, Polygon, Terra o Avanlanche serán utilizadas cuando no prime tanto la seguridad, pero sí el coste o la rapidez en la ejecución. Al final será el usuario quien, en ese modelo de múltiples redes y utilizando aplicaciones más sencillas que las actuales, pasará de una Blockchain a otra en función de sus necesidades específicas.

Así las cosas y pese a que creo estamos muy cerca del fin de ciclo alcista en bitcoin (BTC), antes toca tal vez visitar nuevos máximos históricos no muy alejados de los anteriores, las opciones y posibilidades que se abren en el entorno de los activos digitales son enormes y estamos aún en la etapa inicial. La adopción ha traspasado el enfoque de inversión para expandirse hacía nuevos modelos de negocio. Los NFT, fuera del lado especulativo y no sin tener ciertos desafíos como el regulatorio, presentan una de las oportunidades mayores para quien sepa abrir su mente y lanzarse a por nuevas aplicaciones y funcionalidades. El Metaverso no es de Facebook y pese a que será uno de los grandes impulsores, abre nuevas opciones para desarrollar todo tipo de negocios e ideas. En 2022 asistiremos, bajo mi punto de vista, a la gran diferenciación entre valor y precio. Que no le pillen en el último o se perderá el primero.

Cuando en 2016 y en esta misma sección escribí que el futuro era Blockchain, debo confesar que nunca imaginé la velocidad, innovación y recursos que se generarían en este ecosistema. En los últimos dos años especialmente, hemos asistido a una verdadera explosión de los activos digitales, de su utilidad, de la capacidad de crear propiedad privada digital, de la innovación en las finanzas descentralizadas o de los importantes pasos dados en la monetización de bitcoin (BTC). Del mismo modo y como siempre he defendido, bitcoin (BTC) y ether (ETH) se están convirtiendo en un tipo de asset class en sí mismo, con funciones muy distintas pero aportando buena diversificación en un portfolio de inversión clásico. Asignando recursos a infraestructura, parte en la que debería colocarse el grueso de la posición, se logra exposición a este mundo donde, en cualquier caso, siempre debemos tener claros los objetivos y riesgos implícitos.

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