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El efecto de los tipos de interés en la renta fija
La curva de tipos de interés representa la rentabilidad aplicada a un activo concreto para diferentes plazos
La curva de tipos de interés representa la rentabilidad aplicada a un activo concreto para diferentes plazos. Es decir, se corresponde con una sucesión de puntos en el espacio en que muestran en el eje horizontal los plazos de inversión, una semana, un mes, dos meses… hasta 30 años, y en el eje vertical los tipos de interés a vencimiento para cada uno de esos plazos.
Se debe construir una curva de tipos por cada activo financiero diferente, deuda pública, renta fija euro con 'rating' A, renta fija dólar con 'rating' A... Principalmente se distinguen los instrumentos por divisa debido a que la diferente situación en el ciclo económico hace que el momento de la política monetaria varíe entre países. Y también existe una diferenciación por 'rating' de la emisión; a mayor riesgo, mayor será la rentabilidad exigida sin importar el plazo de la inversión. Es decir, una curva de 'hHigh yields' se situará por encima de una curva de deuda pública en cada uno de los plazos para una divisa dada. A menor 'rating', la curva estará más alta. ¿Qué significa esto? Que para cada uno de los plazos, cuanto mayor sea la posibilidad de quiebra más rentabilidad pedirá el inversor.
Los bancos centrales, principalmente mediante su política monetaria, afectan a los tipos a más corto plazo (semana o 15 días en la mayor parte de los casos). En los últimos años, la crisis financiera ha llevado a los bancos centrales a recomprar deuda pública o renta fija para también controlar los plazos más largos; pero se entiende que son medidas excepcionales que no deberían aplicarse en política monetaria de manera recurrente.
En este momento, nos encontramos en EEUU unos tipos de intervención monetaria subiendo desde diciembre de 2015, mientras la Fed ha finalizado el programa de recompras que afectaba al plazo más largo de la curva. Los tipos a corto plazo rondan el 2% y, debido a que se espera que continúen las subidas en 2018, la curva tiene pendiente positiva (2,89% ronda la deuda pública a largo plazo).
En la zona euro, los tipos de interés se mantienen negativos hasta el plazo de tres años (+0,032% con el dato de mayo) y suben ligeramente al 0,998% en el de 10 años y a 1,492% en el de 30 años. Muestran una pendiente positiva, en la medida en que las expectativas son también de subidas de tipos, pero más graduales y en cualquier caso no inmediatas.
Caída del precio de los bonos
¿Qué supone esto para una cartera de bonos? En primer lugar, una subida de tipos lleva aparejado un descenso del precio de los bonos. Es decir, si tenemos comprada deuda pública española a 10 años que ofrecen una rentabilidad del 1,37% y tras el endurecimiento de la política monetaria comienza a emitirse deuda al 1,5%, nadie querría comprarnos nuestra deuda, con lo que su precio caería para adecuarse a la nueva rentabilidad en mercado. Es cierto que a vencimiento vamos a recibir el 100% del nominal invertido, pero si necesitamos vender antes de la amortización, tendremos que hacerlo a un precio inferior.
Si lo que tenemos en cartera es renta fija privada, al riesgo de tipo de interés se une el riesgo crediticio. En compañías muy endeudadas, una subida de tipos supone un mayor coste de la parte de su deuda a tipo variable y mayores dificultades para afrontar los vencimientos de deuda. La subida de los costes financieros podría llevar a la no renovación por parte de los bancos o a dificultades para volver a colocar nuevas emisiones en el mercado. Por ello, la caída en el precio de la renta fija podría ser aún mayor para aquella emitida por compañías muy endeudadas.
Del mismo modo, pero a la inversa, actúan las valoraciones cuando existen expectativas de bajadas de tipos. En ese caso, querremos comprar la deuda lo antes posible, puesto que los precios son bajos y nos están pagando unos cupones que ya no podremos conseguir cuando comience la relajación de la política monetaria.
La curva de tipos de interés representa la rentabilidad aplicada a un activo concreto para diferentes plazos. Es decir, se corresponde con una sucesión de puntos en el espacio en que muestran en el eje horizontal los plazos de inversión, una semana, un mes, dos meses… hasta 30 años, y en el eje vertical los tipos de interés a vencimiento para cada uno de esos plazos.
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