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Préstamos 'subprime', 'bonos basura'... la historia se repite
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Marc Garrigasait

El Abrazo del Koala

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Préstamos 'subprime', 'bonos basura'... la historia se repite

“No podía entender cómo un banco de inversión de Wall Street me pagaba cientos de miles de dólares para dar consejos de inversión a los adultos,

“No podía entender cómo un banco de inversión de Wall Street me pagaba cientos de miles de dólares para dar consejos de inversión a los adultos, sigue siendo un misterio para mí. Tenía 24 años de edad, sin experiencia o interés en particular, adivinar qué acciones y bonos tenia que comprar y cuáles vender. La función esencial de Wall Street es la asignación de capital, el decidir quién debe recibirlo y quién no. Créeme cuando te digo que yo no tenía ni idea.
 
Yo nunca había realizado un curso de contabilidad, ni había montado un negocio, ni siquiera tenía ahorros propios, los cuales hubiese gestionado. Me encontré con un trabajo en Salomon Brothers, uno de los símbolos de Wall Street en 1985 y salí a trompicones mucho más rico tres años más tarde, y a pesar de que luego escribí un libro sobre esta experiencia, todo el asunto todavía me parece absurdo. Más temprano que tarde, alguien me iba a identificar como un fraude, junto con un montón de gente como yo claro. Más temprano que tarde, llegaría el gran juicio cuando Wall Street se despertaría, y cientos, si no miles de jóvenes como yo, que no debían hacer grandes apuestas con el dinero de otras personas, serían expulsados del sector financiero.
 
Excepto a la gente del sector que vivieron esa época, nadie creería esta historia por absurda.

Creo que escribí una parte de la historia de los Estados Unidos y sobre la década de los 80. Yo esperaba que quien leyera el libro se indignaran de que en 1986, el CEO de Salomon Brothers, John Gutfreund, recibió 3,1 millones dólares, o que se horrorizasen cuando uno de nuestros traders Howie Rubin, se había trasladado a Merrill Lynch, donde perdió $250 millones; supuse que los CEO de Wall Street tendrían un shock al saber el riesgo que corrían sus bancos con estos traders tan peligrosos.
 
Yo esperaba que los estudiantes universitarios al decidir sobre qué hacer con sus vidas, lean esta experiencia y abandonen sus pasiones por convertirse en financieros de Wall Street. Esperaba que un chico brillante de, digamos, la Ohio State University, que realmente quería ser un oceanógrafo que al leer mi libro, rechazase la oferta de trabajo de Morgan Stanley, y se fuera a cualquier océano del mundo.
 
Pero de alguna manera, este mensaje falló. Seis meses después de publicar “El póquer del mentiroso”, yo estaba hasta las rodillas de cartas de los estudiantes del Estado de Ohio entusiasmados que quería saber si tenía otros secretos que compartir sobre Wall Street. Que habían leído mi libro como un manual práctico sobre Wall Street.
 
En las dos décadas siguientes, yo esperaba el fin de Wall Street. Los bonus escandalosos, los casi nulos retornos a los accionistas, los continuos escándalos, el estallido de la burbuja de Internet, la crisis tras el colapso de Long-Term Capital Management. Una y otra vez, los grandes bancos de inversión de Wall Street eran desacreditados. Sin embargo, la rebelión de la juventud norteamericana en contra de la cultura del dinero nunca sucedió. ¿Por qué cambiar el mundo de tus padres donde puedes comprar algo, trocearlo en partes y vender las piezas?
 
En algún momento, dejé de esperar el fin de Wall Street. Me di cuenta que ya ningún escándalo podría hundir el sistema.
 
Luego apareció un día Meredith Whitney. Whitney era una analista del sector bancario del broker Oppenheimer Securities, y el día 31 de octubre de 2007, dejó de ser una desconocida. Ese día, ella predijo que Citigroup había administrado muy mal su balance y que tendría que, o bien recortar su dividendo, o ir a la quiebra. Al final del día de negociación, una mujer a la que básicamente no conocía nadie, influyó en que los bancos perdiesen en bolsa ese día $369.000 millones en capitalización. Cuatro días más tarde, el consejero delegado de Citigroup, Chuck Prince, dimitió. En enero, Citigroup recortó su dividendo.
 
A partir de ese momento, cuando Whitney hablaba, la gente escuchaba. Su mensaje era claro. Si usted quiere saber lo que valen estas firmas de Wall Street, no hay más que mirar a los malos activos que han comprado mediante grandes sumas de dinero prestado, e imaginar lo que valdrían en caso de liquidación
 
Gente del sector bancario acusaron a Whitney de estar demasiado sobrevalorada, y algunos bloggers la acusaron de tener suerte. Básicamente lo que ocurrió es que tenía razón. Aunque es cierto que ella tuvo que ir adivinando cómo estaban realmente los balances. No había otra manera, ¿cómo iba a saber de cierto la situación de estos bancos en Wall Street, si los propios CEO de esos bancos ni sabían su verdadera situación?
 
Obviamente, Meredith Whitney no hundió a Wall Street. Ella expresó con claridad y en voz alta una opinión que fue absolutamente verdadera. Esta mujer no estaba diciendo que los banqueros de Wall Street eran corruptos, tan sólo afirmaba que eran estúpidos. Estas personas cuyo trabajo consistía en manejar el dinero, el capital de terceros, ni siquiera sabían manejar el suyo propio”.

Éste es un relato de Michael Lewis, explicando su experiencia en Salomón Brothers, uno de los bancos de inversión mas conocidos en Wall Street en los años 80 y 90. Lewis escribió uno de los más famosos libros sobre Wall Street, “Poker’s liars” o “Póquer del mentiroso”. En él cuenta sus vivencias como vendedor de bonos en Salomon. Describe todo el ambiente alrededor de los traders de Salomón que el conoció, de las emociones y de sus continuas luchas de poder. Narra las historias de los traders que tuvieron éxito y de otros que fracasaron. 
 
Uno de los principales personajes que aparecen en el libro es John Meriwether, uno de los traders más conocidos del mundo. En la época que describe el libro Meriwether ya era una leyenda, pero en 1998 su fama se extendió por todo el mundo por quebrar el Long-Term Capital Management (LCTM), el hedge fund que, con su caída, estuvo a punto de llevarse por delante el sistema financiero entero, por exceso de apalancamiento.
 
El póquer del mentiroso era un juego muy popular entre los traders de Salomon Brothers basado en los números de serie de los billetes que tiene cada jugador. Tiene semejanzas con el popular juego de los “chinos”.
 
Varias apuntes importantes, Salomón Brothers esta actualmente integrado en el banco Citigroup, después de adquirir Travellers que a su vez había comprado Salomón Brothers.
 
Warren Buffet compró el 12% de las acciones de Salomón Brothers en 1987 por $700 millones, y luego fue el presidente y CEO de Salomón en 1991, aunque no se mantuvo en el cargo mucho tiempo., no me extraña, no me lo imagino en un nido de víboras como es un banco de inversión en Wall Street.
 
Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York y propietario de la empresa Bloomberg, es un ex-trader de Salomón, aunque por sus enormes éxitos, supongo debía ser de los buenos traders en Salomón.
 
Como decía un gran inversor, “la historia nunca se repite pero rima”. Este día comentando con un amigo sobre la creación por parte de Michael Milken de los famosos “bonos basura” en los años 80 que revolucionó Wall Street, éste me dijo, “¿pero si es igual que ahora, no?, eran en realidad también bonos subprime como los actuales”. Pues es cierto, cuando la innovación en Wall Street, es dar crédito a quien no puede tenerlo, vía la creación aparentemente sofisticada de un nuevo instrumento, los “bonos basura” en los años 80 y los bonos titulizados de préstamos subprime ahora, el final sólo puede ser que alguien va a perder mucho dinero y va a poner en riesgo el sistema bancario.

“No podía entender cómo un banco de inversión de Wall Street me pagaba cientos de miles de dólares para dar consejos de inversión a los adultos, sigue siendo un misterio para mí. Tenía 24 años de edad, sin experiencia o interés en particular, adivinar qué acciones y bonos tenia que comprar y cuáles vender. La función esencial de Wall Street es la asignación de capital, el decidir quién debe recibirlo y quién no. Créeme cuando te digo que yo no tenía ni idea.
 
Yo nunca había realizado un curso de contabilidad, ni había montado un negocio, ni siquiera tenía ahorros propios, los cuales hubiese gestionado. Me encontré con un trabajo en Salomon Brothers, uno de los símbolos de Wall Street en 1985 y salí a trompicones mucho más rico tres años más tarde, y a pesar de que luego escribí un libro sobre esta experiencia, todo el asunto todavía me parece absurdo. Más temprano que tarde, alguien me iba a identificar como un fraude, junto con un montón de gente como yo claro. Más temprano que tarde, llegaría el gran juicio cuando Wall Street se despertaría, y cientos, si no miles de jóvenes como yo, que no debían hacer grandes apuestas con el dinero de otras personas, serían expulsados del sector financiero.
 
Excepto a la gente del sector que vivieron esa época, nadie creería esta historia por absurda.

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