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Mario Draghi, el asesino de la sonrisa que viste de Armani
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Marc Garrigasait

El Abrazo del Koala

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Mario Draghi, el asesino de la sonrisa que viste de Armani

Las agresivas decisiones del Banco Central Europeo (BCE) del pasado jueves han generado grandes titulares y comentarios, pero en muchos casos creo que no se ha

Las agresivas decisiones del Banco Central Europeo (BCE) del pasado jueves han generado grandes titulares y comentarios, pero en muchos casos creo que no se ha analizado a fondo toda la batería de nuevas decisiones tomadas por Draghi y su equipo de policías SWAT.

En primer lugar, he de decir que, técnicamente, nunca he visto en mi vida profesional un presidente o gobernador de un banco central tan brillante, tan excepcional en el ámbito macroeconómico, en entender los mercados financieros, en el funcionamiento de la banca de inversión, y además con una capacidad de comunicación sin igual. En mi opinión, Mario Draghi supera incluso no sólo a Ben Bernanke, sino también a Greenspan. Os recomiendo escuchar sus ruedas de prensa ante los medios especializados, en las que no rehúye ninguna pregunta y da su opinión sobre todos los aspectos directos e indirectos de la política del BCE. Y siempre con una sonrisa en la boca.

Si Mario fuese un asesino a sueldo, te ejecutaría apretando el gatillo con una sonrisa y vestido de Armani sin ensuciarse. Es bueno saber que estamos en manos del más preparado, aunque todos podemos discrepar de algunas medidas poco ortodoxas del BCE. Es obvio que al llegar se encontró con una situación de extrema gravedad en el sistema financiero de la Eurozona. Dios mío, cómo es posible que sus antecesores en el cargo fueran de un nivel tan bajo como el engreído y flojísimo Trichet y el despistado Duisemberg. Malditas cuotas europeas. Como casi siempre, no hay meritocracia en Europa.

Es realmente sorprendente que los bancos centrales, que tienen como principal objetivo controlar o evitar las altas inflaciones, ya que han sido uno de los problemas en los últimos 50 años, estén hoy día y de forma coordinada tratando de empujar al alza la inflación de su país. El BOJ japonés lo defiende como clave de su objetivo de política monetaria y Draghi anunció que el BCE espera que la inflación en la zona euro pase del 0,5% actual al 2% en dos años, en parte supongo a las medidas monetarias agresivas. El BCE entiende que si la inflación sube al 2%, habremos visto más crédito al sector privado y más crecimiento económico, aunque nadie puede asegurarlo.

De hecho, nadie puede controlar la tasa de inflación. Nadie lo ha hecho históricamente. Sólo en Argentina han manipulado los datos en los últimos años para publicar una inflación del 10%, cuando era más del doble. Por tanto, las políticas monetarias actuales que quieren presionar al alza la evolución de los precios de los bienes y servicios de un país no tienen parangón en la historia del último siglo de existencia de los bancos centrales. Es el gran experimento de la historia económica mundial. Quizás funcionará, quizás no tendrá apenas efectos económicos como estamos viendo hoy en día, o quizás tendrá efectos contraproducentes.

¿Cómo puede un banco central conseguir una inflación del 2% o del 3%? Totalmente imposible. ¿Quién nos asegura que, de subir, se parará en el 2%? ¿Y si asciende al 4% o al 5%? Cuando digo que estas políticas monetarias no tienen apenas efectos me refiero a que, a pesar de los trillones de euros, dólares, libras y yenes inyectados en los sistemas financieros, y con tipos de interés cercanos a 0%, apenas crecen estas economías unas décimas, aunque sí que sube la deuda pública. Como todos sabemos, cuando una familia, una empresa o un Estado se endeuda crece más a corto pero supone menor crecimiento futuro al tener que devolver principal en algún momento.

Las nuevas medidas aprobadas en el consejo del BCE y anunciadas por Mario Draghi son una segunda versión del “whatever it takes” famoso de julio 2012.

Super Mario ya nos avisó hace más de un año de que el BCE estaba trabajando en algún instrumento que promoviese que la financiación de los bancos, con el dinero del BCE, llegase a las empresas, especialmente a las pymes. Parece ser que ya han encontrado una fórmula, o bien ya la tenían y la guardaban para cuando la inflación no fuese una amenaza.

Hay varios antecedentes importantes a las decisiones del jueves del BCE:

  • La inflación en la Eurozona no para de caer, a pesar de las megainyecciones LTRO de unos años atrás. Es más, ocurre uniformemente en todos los países, lo que para mí ha sido determinante que el BCE decida ahora ser tan agresivo.
  • La concesión de préstamos a empresas está cayendo en picado en los países periféricos. Nadie publica los datos exactos de concesión de préstamos a pymes, pero haciendo una extrapolación, y restando algunos datos de préstamos a grandes empresas (tipo Telefónica, Iberdrola, etc.), creo que daría miedo ver la restricción de crédito a las pymes en España y resto de países periféricos.
  • Los datos últimos de crecimiento económico sorprendieron para mal, con países como Italia y Francia otra vez con crecimiento negativo.

Las medidas del BCE son ya muy conocidas: se trata de cuatro decisiones expansivas monetariamente. Disminución del tipo de interés básico del 0,25% al 0,15%, del tipo de depósito del 0% al -0,10%, poner fin a la esterilización (retirar dinero del sistema) y, por último, otorgar una línea de crédito (TLTRO) muy barata a la banca, de unos 400.000 millones de euros para prestar a las pymes europeas.

Aunque la medida de los tipos de interés de los depósitos negativos parece la que más titulares ha generado, para mí, la medida de la línea de crédito a los bancos de 400.000 millones es la que más impacto puede tener. Los requisitos son que no pueden ser usados para préstamos con garantías hipotecarias y, en especial, que el banco que los pida debe incrementar el volumen total de préstamos. El BCE aceptará como colateral a paquetes o titulaciones de préstamos a empresas no financieras. Para entender los aspectos técnicos, os recomiendo este artículo. Empezarán en septiembre y diciembre de 2014. Si el BCE observa que no se utiliza correctamente por los bancos, puede castigarlos a partir de los dos años, pero no antes, con lo que falta ver qué harán las entidades financieras. Como siempre, ellas mandan.

¿A quién beneficiarán las nuevas y agresivas medidas del BCE? ¿Serán efectivas?

No es fácil que consigan su propósito, y si lo hacen seguramente será porque los bancos confían en las empresas para darles más préstamos, no porque los tipos de interés bajen unas décimas. De hecho, los pocos préstamos sin garantía hipotecaria a una empresa española tenían últimamente un coste financiero bastante superior al 5% anual. Si los bancos con financiación ilimitada (LTRO) del BCE a tipos de interés inferiores al 1% no prestaban a las pymes al 6%, 7% o 9% era por dos motivos, en mi opinión:

  1. Sus enormes carteras de préstamos vivos tras la los excesos en el último o últimos decenios combinadas con unos recursos propios muy pequeños no les permiten aún poder a volver a aumentar sus carteras de créditos a la economía real. Alguien podría argumentar: ¿por qué el BCE quiere empujar a las entidades financieras otra vez a elevar el endeudamiento privado y público cuando ambos han sido los causantes de la grave crisis mundial?
  2. Por la desconfianza que los bancos perciben en otorgar nuevos préstamos. La probabilidad de pérdida no debe cubrir la esperanza de beneficios a pesar del alto margen financiero. No creo que en los últimos 30 años el margen financiero de los bancos españoles de prestar a pymes haya sido tan alto como en últimos 5 años.

Quizás el BCE ha tomado esta agresiva decisión porque la inflación no es una amenaza y sí lo es la deflación o bien porque interpreta que la estabilidad monetaria y los tipos tan bajos en los mercados de deuda pública contribuirán a que los bancos privados se atrevan a dar nuevos préstamos a las empresas.

Cuando se explica que nunca un banco central ha tomado la nueva medida del BCE de tipos de interés negativos, en realidad no es cierto. Lo es en relación a los cuatro grandes bancos centrales, el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal (FED), Bank of England (BOE) y Bank Of Japan (BOJ), pero los bancos centrales de Dinamarca y Suecia ya realizaron un experimento de tipos de depósitos negativos (2009 a 2012) aunque su objetivo era más bien enfriar la cotización de sus divisas. En cambio, el BCE tiene como objetivo trasladar, muy parcialmente, la enorme liquidez de los bancos a la economía real. Si los bancos lo llevaran a cabo, presionarían muy al alza los precios de los bienes y servicios. No sólo eso: si los bancos vuelven a aumentar de forma relevante sus préstamos, se convertirían, si es que aún no lo son, en un enorme peligro para el sistema, lo que les haría otra vez probables candidatos a nuevos rescates.

A España, de consumirse los 400.000 millones de euros, le corresponderían aproximadamente unos 55.000 y unos 160.000 a los países periféricos (Italia, 75.000 millones;Irlanda y Portugal, 8.000 cada uno;€10.000 para Grecia, y 2.000 millones para Chipre).

No es fácil predecir sus efectos, ya que coincidirán con los vencimientos de los LTRO.

Los tipos negativos afectan sólo al dinero depositado de los bancos privados en el BCE al actuar como banco de bancos. Según leo aquí, la cifra actual depositada en el BCE es de apenas de unos 40.000 millones, cantidad muy pequeña para suponer que una tasa levemente negativa pueda alterar el comportamiento de los bancos y se decidan a dar préstamos. Además, con los tipos de interés nominales, estos últimos años en niveles inferiores a las tasas de inflación, ya hemos tenido silenciosamente tipos de interés reales negativos.

Las agresivas decisiones del Banco Central Europeo (BCE) del pasado jueves han generado grandes titulares y comentarios, pero en muchos casos creo que no se ha analizado a fondo toda la batería de nuevas decisiones tomadas por Draghi y su equipo de policías SWAT.

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