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Santander: a vueltas con la solvencia (II)
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Tomás Iglesias

El Detective Contable

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Santander: a vueltas con la solvencia (II)

Tras aclarar que el Grupo Santander sí ha acudido a las subastas del FAAF y, por lo tanto, que sí ha obtenido ayudas públicas, me gustaría

Tras aclarar que el Grupo Santander sí ha acudido a las subastas del FAAF y, por lo tanto, que sí ha obtenido ayudas públicas, me gustaría hablar un poco sobre el resto de la frase: “los ratios sitúan a Banco Santander entre las entidades más solventes del mundo, sin que haya recibido ayudas públicas en ninguno de los mercados en los que opera”, del comunicado de prensa donde anuncian sus resultados.

Tenemos hoy en día el grave reto de tratar de adivinar la “calidad del balance” de las entidades financieras. En este sentido, buscamos alguna forma de medir la cantidad de recursos propios de los que dispone la entidad en función del activo y del riesgo asumido. La idea es que cuantos más recursos tenga una entidad para superar riesgos, mayor será su calidad y desde luego mayor será su seguridad.

  1. Los fondos propios están compuestos por distintas partidas. Por un lado, tenemos los fondos aportados por los accionistas en la constitución de la empresa y en las sucesivas ampliaciones de capital, acompañados de las reservas que son los beneficios obtenidos y no distribuidos. 
  2. Por otra parte, en un segundo grupo tenemos los fondos obtenidos mediante instrumentos de patrimonio como las participaciones preferentes o créditos participativos.

Hasta aquí he tratado de explicar muy sintéticamente la composición de los fondos propios de cualquier empresa. Sin embargo, cuando hablamos de una entidad financiera tenemos que tener en cuenta las provisiones. Las provisiones, tanto para la banca como para cualquier empresa, son el traspaso a los resultados de riesgos potenciales o reales.

El juego de las provisiones

Cuando cualquier empresa realiza una actividad empresarial asume una serie de riesgos, el que nos viene a todos en la cabeza es la morosidad, que no siempre se materializan en el ejercicio que los conocemos. Por tanto, una vez conocemos la existencia de ese riesgo, tenemos que asumir la posibilidad de que en el ejercicio tengamos una pérdida o gasto y, en consecuencia, dotar una provisión que reducirá los beneficios del ejercicio. Estás dotaciones van al balance.

  1. Las provisiones no se consideran fondos propios porque son la representación de un coste. Dicho de otra forma, a pesar de que las provisiones dotadas aparezcan en el balance no podemos entender que sean fondos propios, porque responden a una pérdida esperada. Y es aquí donde entra en juego la peculiaridad del sector financiero. La banca, a requerimiento del banco de España, obliga a dotar provisiones genéricas que no tienen un riesgo definido y claro.
  2. Esto significa que existe una diferencia entre las provisiones dotadas y los riesgos reales lo que implica que, a los fondos propios que realmente aparecen en el balance de las entidades, tendremos que sumarles el exceso de provisiones sobre los riesgos efectivamente asumidos o bien restarles el déficit de provisiones sobre éstos, según el caso. 
  3. Está claro que, si hemos acumulado al cabo de los años unas provisiones elevadas y realmente al final no tenemos esos riesgos, disponemos de una cantidad que es exactamente igual que un beneficio no distribuido. Realmente es un exceso de gasto contabilizado que debe computar como fondos propios.

Por tanto, en el cómputo de la banca, se contabilizan estos excesos de provisiones sobre los riesgos asumidos como fondos propios, de tal forma que suman para los ratios de capital. En consecuencia cuando calculamos los fondos propios que tienen las entidades financieras estamos asumiendo que una parte de los fondos propios sale de una estimación sobre los riesgos que tiene la entidad.

El cambio de criterio del Santander

En el caso de Banco Santander, el volumen de fondos propios que consta en la contabilidad consolidada asciende a 70.006 millones de euros, pero la entidad manifiesta que los recursos propios computables a efectos del cálculo de ratio ascienden a 79.704 millones. Esto implica que existen 9.698 millones de provisiones dotadas por la entidad por encima de los riesgos que les corresponderían.

En este sentido vemos en el informe financiero de 2008 depositado en la CNMV una curiosa nota, que ha pasado completamente desapercibida, pero que es de capital importancia. En la página 20 del archivo depositado, nos encontramos con que las nuevas cuentas y requerimientos de capital han sido calculados, a partir del ejercicio 2008, aplicando la circular 3/2008 del banco de España. En la página 21, la entidad comunica que dicho cambio normativo tiene un impacto positivo en los ratios de capital.

Dicho de otra forma, derivado de un cambio en la medición de los riesgos que ha de tener el banco, los ratios de capital se incrementan.  Como supongo que el lector tiene curiosidad, puede leer la circular o las cuentas de Santander y comprobará que realmente el cambio significa que se utilizarán a partir de ese momento calificaciones y modelos internos de riesgo, en lugar de los modelos que establecía el Banco de España.

En consecuencia, y dado que el riesgo de los activos medido por el Banco Santander es menor que si lo hubiese medido el Banco de España, la entidad manifiesta que el exceso de provisiones es mayor y mejoran sus ratios. Las primeras conclusiones son muy obvias:

  1. la mejora de los ratios no se ha debido (por lo menos exclusivamente) a la mejora de la gestión; que incluso puede haber empeorado.
  2. cuando la entidad manifiesta que es capaz de generar medio punto de capital orgánico al año, tampoco está siendo demasiado exacta.

Pero por supuesto, queda lo importante. ¿Son adecuadas sus mediciones?, ¿son realistas las estimaciones que toman como referencia para calcular los riesgos? Son preguntas que con otras trataré de contestar en los siguientes post, para al final tratar de entender otras preguntas claves y definitivas. ¿Es razonable que a las puertas de una crisis inesperada sobre todo el sistema financiero, la entidad suavice las estimaciones de los riesgos que está corriendo? Es un aspecto clave, porque si la entidad minimiza los riesgos, está sobrevalorando los recursos propios computables.

Tras aclarar que el Grupo Santander sí ha acudido a las subastas del FAAF y, por lo tanto, que sí ha obtenido ayudas públicas, me gustaría hablar un poco sobre el resto de la frase: “los ratios sitúan a Banco Santander entre las entidades más solventes del mundo, sin que haya recibido ayudas públicas en ninguno de los mercados en los que opera”, del comunicado de prensa donde anuncian sus resultados.