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Una China en el zapato
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Alberto Roldán

El Inversor Inteligente

Por
Alberto Roldán

Una China en el zapato

Hace ya algunos días tuvo comienzo el inicio del nuevo año chino que, según su zodiaco, se corresponde con la constelación de la serpiente. Las personas

Hace ya algunos días tuvo comienzo el inicio del nuevo año chino que, según su zodiaco, se corresponde con la constelación de la serpiente. Las personas nacidas bajo este signo son consideradas nobles, sabias y comprensivas, aunque también pueden ser sensuales, supersticiosas, orgullosas y vanidosas (sic). Nunca había leído un zodiaco que dijera cosas necesariamente malas o negativas sobre su ascendencia, así que bienvenida la descripción.

Como todo lo oriental, siempre hay un punto exótico que ejerce un atractivo difícil de entender. Lo antagónico del país sigue chocando a los occidentales y por ello muchas veces se produce un extraño efecto deslumbrante. Es evidente que, dejando de lado cuestiones culturales y sociológicas, hablamos de la primera potencia económica en tendencia, ya que es cuestión de unos pocos años que el valor de su economía supere a la intocable estadounidense, lo cual determina muchos matices a las comparativas. Por eso, cuando se establecen posibles vínculos con los chinos, se genera una especie de mantra que por suerte empieza a disiparse en el sentido de que no es una tierra donde exista un rey Midas. Las oportunidades son indudables y hoy no se puede dudar entre estar o no estar, pues los más reticentes acaban estando indirectamente.

Cuento todo esto porque la semana pasada circularon intensos rumores en torno a NH Hoteles sobre a un nuevo intento, por parte del grupo chino HNA, de retomar viejas negociaciones para hacerse con un porcentaje de control en la hotelera española. El primer intento, anunciado en mayo 2011, fue una tomadura de pelo en toda regla del que además fui testigo directo, pues dejó en la estacada a la cadena entonces dirigida sin demasiado éxito, también hay que decirlo, por Mariano Pérez Claver. El daño provocado fue notorio -ver gráfico-, pero pudo ser letal gracias a un teórico acuerdo de intenciones, que fue de todo menos firme, por el cual HNA supuestamente entraba en el accionariado de NH con hasta un 20% del capital por 432 millones de euros.

 

El caso es que los chinos jugaron al gato y al ratón, aunque el felino no forme parte de ninguna constelación oriental, asegurando en todo momento que el acuerdo se iba a firmar. Papel mojado todo. Se intentó renegociar las condiciones y a pesar de todo, finalmente, no se alcanzó ningún tipo de acuerdo. Los chinos decían que porque el precio de las acciones bajaba, pero las acciones bajaban porque la certeza de que los chinos no entraban era cada vez mayor. Pasamos del gato a la pescadilla, que tampoco tiene cabida en la constelación.

Muchas veces lo pienso, el dicho de “engañado como un chino” nunca lo he entendido muy bien, pues siempre he creído que el sentido del mismo debería ser “engañado por un chino”.

Ahora los chinos parece que quieren volver a retomar la historia con NH. Después del daño causado y de la falta de credibilidad generada. Pero ahora que al frente tienen a un negociador más duro, el Santander, que como primer acreedor es quien realmente controla la entidad a través de Rodrigo Echenique, ex consejero delegado del banco, las cosas deben ser diferentes. Digo esto si es que finalmente hay algo detrás.

Vamos a ver cómo caza el gato, pero desde luego yo no me dejaría deslumbrar por el sol de oriente. Sinceramente, el acuerdo entonces representaba poca cosa, por no decir nada, en términos de desarrollo de negocio. Simplemente, era una operación financiera por la cual un inversor inyectaba capital en un grupo endeudado para solventar sus acuciantes necesidades de pago con la idea de recuperar la inversión vía el retorno del negocio como accionista preferente. Ni entrada en China, ni acuerdos de colaboración, ni yo te enseño a gestionar hoteles y a cambio tú me cedes gestión… nada de nada. Y así volverá a ser esta vez, insisto, si hay algo de nuevo.

Me constan los pocos escrúpulos de muchos negociadores chinos. Y no lo digo yo solo, es algo que me han contado muchas de las empresas con las que he tenido relación o con las que he contactado a lo largo de mi carrera como analista. Y por eso estoy convencido de que es muy posible que vuelvan a llamar a la puerta como si nada hubiera pasado y planteen una nueva ronda de conversaciones. No voy a decir que entre HNA y KKR, el otro fondo inversor que formalmente está buscando una vía de entrada en el capital, haya una distinción en términos tangibles por mi parte, pero sí una preferencia en cuanto a los intangibles. Vamos, yo lo tengo claro aunque, como todo, luego se pone el dinero sobre la mesa y ya no me acuerdo de mis principios ni de mi ética profesional. Eso es ley.

Sinceramente, creo que muchas de las grandes operaciones anunciadas a bombo y platillo con China han sido auténticos blufs. Una cosa es acordar una fuente de suministro, establecer acuerdos de importación o adquirir productos a bajo coste, lo cual es la norma habitual que funciona en las relaciones comerciales entre ambos países, y otra cosa radicalmente diferente son los llamados acuerdos marco de colaboración.

Me acuerdo de la supuesta alianza estratégica entre Telefónica y China Unicom de efectos nulos en términos de negocio y de la que ya se está dando marcha atrás después de anunciarse tres años antes por todo lo alto; de la adquisición minoritaria que hizo BBVA del Grupo CITIC, vendida como posicionamiento estratégico en un mercado donde hoy por hoy no se pueden adquirir participaciones de control, o de los acuerdos de intercambio de conocimiento de Gamesa con promotores/fabricantes chino, que poco más que buscaban copiar tecnología y apenas le han abierto ese descomunal mercado de crecimiento eólico que dicen es China -ralentizado hoy tal vez porque allí las cosas se hacen bien y no se subvenciona a lo loco como en España-.

Qué diferente es cuando el textil es el protagonista. Mango o Inditex, por citar dos ejemplos, ven el mercado chino con una claridad notoriamente diferente, siendo la balanza comercial en este segmento tan desfavorable (-4.200 millones de euros y subiendo). Ellos ponen dinero, invierten y se dedican a generar caja libre. Lo de enseñarte está muy bien pero si puedo generar yield todo lo demás es secundario. Supuestamente desde hace cinco años se le permite a un grupo extranjero comercializar en cualquier parte del país sin tener que contactar con un grupo local. Ese es un ejemplo de lo que es el mercado chino y la lenta apertura de su economía y de la falta de reciprocidad existente, a pesar de la evidente diferencia de tamaño y posibilidades de cada economía. 

 

Todavía me acuerdo de un viaje de Zapatero a China, no hace ni dos años, del que llegó con una de esas sonrisas suyas tan premonitorias, que se saldó con un acuerdo sólo para seis empresas, por contratos que apenas superaban los 1.000 millones de euros ¡en la primera economía del mundo!, del que además sacaba pecho en un momento en el que todavía insistía con los brotes verdes y las bondades exportadoras de nuestra economía, una cifra que no está mal pero que pone de manifiesto que las alianzas son una cosa y los acuerdos comerciales y monetarios otra bien diferente. 

Hace ya algunos días tuvo comienzo el inicio del nuevo año chino que, según su zodiaco, se corresponde con la constelación de la serpiente. Las personas nacidas bajo este signo son consideradas nobles, sabias y comprensivas, aunque también pueden ser sensuales, supersticiosas, orgullosas y vanidosas (sic). Nunca había leído un zodiaco que dijera cosas necesariamente malas o negativas sobre su ascendencia, así que bienvenida la descripción.