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Una amenaza extrema, la hiperinflación: BCE y Fed deben mover los tipos con la cabeza, no con el corazón
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Rubén J. Lapetra

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Una amenaza extrema, la hiperinflación: BCE y Fed deben mover los tipos con la cabeza, no con el corazón

Día 246 de la crisis financiera. Las cosas parecen que van mejorando, o no. Hay conciencia de crisis, luego, al menos, se está por la labor

Foto: Una amenaza extrema, la hiperinflación: BCE y Fed deben mover los tipos con la cabeza, no con el corazón
Una amenaza extrema, la hiperinflación: BCE y Fed deben mover los tipos con la cabeza, no con el corazón

Día 246 de la crisis financiera. Las cosas parecen que van mejorando, o no. Hay conciencia de crisis, luego, al menos, se está por la labor de resolverla. José Luis Rodríguez Zapatero ha dejado a un lado el mensaje electoralista para confirmar -o al menos la gente necesitaba esa confirmación- que la situación es grave. Habemus crisis económica... ¿¿¿ahora??? Se anuncian medidas urgentes, se ponen en marcha mecanismos, acciones, contramedidas, paquetes... ¿El qué? Quizá sería mejor hablar de soluciones a los problemas. Y uno de ellos corre el riesgo de salirse del tiesto: el IPC.

Se trata de la crisis financiera más grave que ha vivido el mundo moderno en seis décadas. Aquí seguimos, en pleno colapso crediticio, con las autoridades monetarias tirando piedras sobre nuestro tejado. Viéndolas venir y sin hacer lo correcto. Carpe diem monetario en EEUU y preocupación intensa y razonable en el Banco Central Europeo (BCE) ante la coyuntura que se está formando. Lo resume Axel Weber, presidente del Bundesbank, en unas declaraciones este fin de semana. "Podemos conducir a los caballos cerca del agua, pero ellos deben beber por sí mismos". Las inyecciones de liquidez emprendidas desde el año pasado por la Fed y el BCE, a las que se han sumado Japón (yen), Reino Unido (libra) o Canadá, superan lo desconocido.

Los bancos no quieren beber o no pueden. Así, Ben Bernanke se ha convertido en el hombre que intentaba dar de beber a los bancos. Inyecciones monetarias, rebaja salvaje y brutal de los tipos de interés en sólo seis meses, del 5,25% al 3%. El efecto de esta adrenalina no es precisamente inmediato y puede tardar varios meses en llegar al corazón infartado de la economía. La primera rebaja fue el 18 de septiembre, que está llegando ahora, y para verano se absorberán el resto de recortes. Pese a todo lo anterior ha tenido que rescatar a uno de los grandes purasangre como el Bear Stearns. ¿Cuáles son los efectos de la tormenta monetaria que ha desatado el bueno de Bernanke? Uno, así, a bote pronto: inflación. Los cañonazos monetarios están, probablemente, generando nuevas burbujas de liquidez.

Si la economía es como una cadena de montaje continua y circular. Y el mundo, la fábrica. Se van añadiendo elementos, se quitan otros. Y al peor de los escenarios ecómicos posible no le quedan muchas más piezas para cobrar forma. Ya no hablamos de estanflación -crecimiento nulo con inflación-, que es grave y mucho, pero sobrellevable. Ni siquiera una recesión económica con paro masivo. Responde al término poco frecuente de hiperinflación. Lo define el autor Philipp Caggan en los años 50 como un incremento continuo de precios a tasas de triple dígito. Hoy bastarían con incrementos de doble (15% y 20%) para hablar de lo mismo. Se trata de un fenómeno de crecimiento extremo de los precios, un fantasma que algunos han visto.

Un poder destructivo para la economía con pocos precedentes. Alemania, por ejemplo, tras la II Guerra Mundial. ¿Qué lo genera? Temor al desabastecimiento y liquidez. Sí, efectivamente, lo parece que falta realmente existe, aunque no se sabe muy bien en qué manos. Como la energía, la liquidez no se crea ni se destruye, sólo se transforma. En esta ocasión, la amenaza sobre la estabilidad de precios provienen de forma original de los mercados emergentes (China, Brasil, India...), que están permitiendo a sus respectivas divisas apreciarse dramáticamente y continúan alimentando la escalada de las materias primas (alimentos básicos, energía). De esta forma, estos países exportan inflación en los flujos comerciales con Occidente.

Subir los tipos y recortar el gasto público, única arma

El BCE, por tanto, debe seguir fiel a la protección de los precios en la eurozona, como fuente de estabilidad y paz económica. Hoy se reúne el consejo de gobierno. Jean Claude Trichet vuelve a sacar la pizarra y Weber observa vigilante. Al otro lado, la Fed debe frenar de inmediato las bajadas de tipos. Lo contrario -dejarse llevar por los cantos de sirena del carpe diem financiero- puede agravar los problemas económicos que han surgido con la crisis financiera. El punto de partida es el siguiente: la zona euro tiene la mayor inflación desde la constitución del euro y la creación de la unión monetaria. EEUU presenta el crecimiento más rápido de los precios desde principios de los años 90, por encima del 4%. España, al 4,6%, sigue ese mismo sendero. Pero lo peor se está viendo en las grandes potenciales emergentes, con China a la cabeza, que cuentan con IPCs próximos al 10%.

Y el único camino para contener una espiral alcista en los precios es la restricción monetaria -algo que brilla por su ausencia- y el recorte del gasto público -que también-. Una solución dolorosa para el conjunto de la población, junto con empresas y, en general, para la actividad económica. Pero el sistema parece sobredopado y no parece el momento de dar más anabolizantes en forma de recortes de tipos.

De momento, sólo parece ciencia ficción, pero la economía global puede estar gestando un monstruo ante el que hay que estar prevenido. Uno de los gobernadores de la Fed, Charles Plosser, advirtió a los otros nueve miembros, incluido Bernanke, de la posibilidad de amenaza en la reunión del 18 de marzo (ver actas de la reunión). "El Comité no puede permitirse el lujo de esperar a que haya pruebas claras de que las expectativas de inflación están ancladas, porque entonces será demasiado tarde para evitar un nuevo aumento de las presiones de inflación", señala el comunicado. Plosser subrayaba la reacción en cadena que pueden producir en el exterior las profundas rebajas del precio del dinero.

Día 246 de la crisis financiera. Las cosas parecen que van mejorando, o no. Hay conciencia de crisis, luego, al menos, se está por la labor de resolverla. José Luis Rodríguez Zapatero ha dejado a un lado el mensaje electoralista para confirmar -o al menos la gente necesitaba esa confirmación- que la situación es grave. Habemus crisis económica... ¿¿¿ahora??? Se anuncian medidas urgentes, se ponen en marcha mecanismos, acciones, contramedidas, paquetes... ¿El qué? Quizá sería mejor hablar de soluciones a los problemas. Y uno de ellos corre el riesgo de salirse del tiesto: el IPC.

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