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La hora de levantar las alfombras públicas: #23m
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Rubén J. Lapetra

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La hora de levantar las alfombras públicas: #23m

Vuelven los días de máximo riesgo para la economía española. El cambio de signo político en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas, de producirse, traerá consigo en

Vuelven los días de máximo riesgo para la economía española. El cambio de signo político en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas, de producirse, traerá consigo en las próximas semanas o meses un nuevo escenario para las finanzas públicas. La permisividad del Gobierno central y la ausencia de supervisión sobre los libros de ingresos y gastos de cientos de administraciones han generado en estos años de crisis un déficit oculto que no va a tardar demasiado en aflorar y salir a la luz.

Van a comenzar a levantarse las alfombras siempre que haya cambio de inquilinos, claro, porque los políticos que mantengan su trono querrán seguir sin querer reconocer su situación financiera real ante la ciudadanía que les ha votado. La prima de riesgo, diferencial entre la deuda española y la referencia de Alemania, vuelve a situarse cerca de los máximos históricos de 260 puntos básicos alcanzados el pasado mes de enero.

Una diferencia que pone contra las cuerdas al Estado y también a las empresas españolas que necesiten financiarse en los mercados financieros, ya que lo tienen que hacer a un precio mucho más caro que sus competidoras alemanas, francesas o italianas. Bajo ese estigma estatal también se encuentran bancos y cajas de ahorro, que también pagan más caro el dinero que luego deben prestar a pymes y particulares. 

El mercado ya está sobreaviso de lo que puede pasar a partir mañana, 23 de mayo, una vez se resuelva el horizonte político en la mayoría de regiones españolas y los nuevos gestores comiencen a revisar los cajones de sus predecesores. No lo duden, sólo encontrarán facturas sin pagar, números rojos y problemas por resolver. Esta foto en blanco y negro se traduce en más de 50.000 millones de euros de deuda bancaria que, según el Banco de España, están anotadas en las cuentas autonómicas y municipales. Es el equivalente al 5% del Producto Interior Bruto (PIB) de España.

La deuda real de las 17 comunidades autónoma puede superar los 115.000 millones, 35.000 millones de los ayuntamientos... Todo ello sin contar los avales concedidos a las entidades financieras para la emisión de deuda que financie todos estos desequilibrios financieros con forma de vasos comunicantes. Y si además se suman las facturas atrasadas -los pagos en el sector el farmacéutico, por ejemplo, se han extendido por encima de los 300 días- o la deuda de las empresas públicas, la cifra real es difícil de cuantificar

La posibilidad de que Europa y EEUU tengan que afrontar un rescate español puede recobrar en el corto plazo. Las finanzas públicas hace tiempo que se convirtieron en parte del problema, ahogando con aplazamientos de los pagos o con impagos reconocido, a cientos de miles de empresas. En este punto, que España pase a los libros de historia económica como uno de los ejemplos de destrucción de empleo más notables de la era moderna es inevitable. Un hecho difícil de evitar. Que se convierta en la Argentina o la Grecia de turno todavía es evitable a pesar de todo... Pero el tiempo juega en contra.

Europa debe afrontar un plan definitivo para ayudar a España en el caso final de que lo necesite. Es algo más que probable. El saneamiento definitivo de las finanzas autonómicas requerirá la creación de un fondo de rescate nacional que sea respaldado desde Bruselas. En los casos de Irlanda, Portugal o Grecia se han podido desplegar planes de ayuda por importe superior a los 300.000 millones de euros. De momento, los fondos de ayuda o mecanismos de estabilidad financiera están elevando su potencia financiera hasta los 700.000 millones, nivel en el que podría incluirse un potencial rescate español.

Vuelven los días de máximo riesgo para la economía española. El cambio de signo político en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas, de producirse, traerá consigo en las próximas semanas o meses un nuevo escenario para las finanzas públicas. La permisividad del Gobierno central y la ausencia de supervisión sobre los libros de ingresos y gastos de cientos de administraciones han generado en estos años de crisis un déficit oculto que no va a tardar demasiado en aflorar y salir a la luz.