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La esperanza es verde
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Rodrigo Rodríguez

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La esperanza es verde

Por primera vez, se sindicará la deuda, se emitirán bonos realmente europeos y posteriormente el capital se transferirá a los países miembros más afectados

Foto: Fotografía de archivo que muestra molinos aerogeneradores y un panel de energía fotovoltaica. (EFE)
Fotografía de archivo que muestra molinos aerogeneradores y un panel de energía fotovoltaica. (EFE)
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La semana pasada, mi amiga María me comentaba, después de la columna sobre los cambios en el índice europeo, que le preocupaba que no hubiera esperanza para la economía española. Si bien es cierto que la realidad no pinta particularmente positiva, también lo es que la Unión Europea nos ha dado un balón de oxígeno. Si sabemos aprovecharlo, podemos al menos ver la luz al final del túnel.

Recientemente, los líderes europeos acordaron un ambicioso paquete de recuperación de 750.000 millones de euros (UE de Próxima Generación), para acelerar la recuperación económica posterior al coronavirus. El paquete se suma, por un lado, a un presupuesto plurianual de la UE de 1,1 billones de euros (en conjunto, el plan de recuperación de la UE es de 1,8 billones) y, por otro, a los grandes gastos de estímulo de varios gobiernos nacionales europeos.

El plan de la próxima generación de la UE se financiará mediante emisiones conjuntas a gran escala en toda la UE en los mercados de capitales. Por primera vez, se sindicará la deuda, se emitirán bonos realmente europeos y posteriormente el capital se transferirá a los países miembros más afectados por la pandemia sanitaria en forma de subvenciones y préstamos.

Foto: Pedro Sánchez, junto a Angela Merkel y Kyrisakos Mitsotakis. (Reuters)

Vale la pena hacer una pausa por un momento para dejar que se asimile el significado de esa declaración. El plan de recuperación de la UE también será el mayor estímulo fiscal que Europa haya visto desde el Plan Marshall. Será el plan de estímulo fiscal más ecológico del planeta, con potencialmente más de un billón de euros en fondos respaldados por el Estado destinados a inversiones ecológicas durante los próximos 10 años. El plan de la UE para la próxima generación es un hito para el proyecto de la UE, cruzando un Rubicón político (emisión conjunta) y enviando una señal muy fuerte de cohesión que los inversores no pueden ignorar.

En el corazón del plan de recuperación de la UE se encuentra un marco político de varias décadas para descarbonizar completamente la economía de la UE para el año 2050. El marco se denomina Pacto Verde para Europa. Durante las próximas tres décadas, el Green Deal transformará la economía de la UE en el primer gran bloque económico del mundo neutral en carbono. Está destinado a revolucionar la forma en que generamos electricidad, la forma en que consumimos energía, cómo pensamos en la movilidad, cómo construimos y calentamos nuestros hogares y los alimentos que comemos.

Será el plan de estímulo fiscal más ecológico del planeta, con potencialmente más de un billón de euros en inversiones ecológicas

Se espera que genere una ola de gasto de capital verde de siete billones de euros que afectará a empresas de muchos sectores, incluidos los de la energía, edificación y construcción, transporte y bienes de equipo, y áreas que incluyen energía renovable, hidrógeno, transformación digital y gasto en salud pública. Al mismo tiempo, se revisará algo que olvidamos muchas veces y que es fundamental para nuestra supervivencia: el AGUA y el reciclaje de la basura.

España es el país de las renovables (aunque nuestros queridos políticos casi se las llevasen en su día por delante), el país del sol, del viento y de alguna manera también del agua.

placeholder Vista de una planta solar. (EFE)
Vista de una planta solar. (EFE)

Iberdrola, Siemens Gamesa, Solaría, FCC, ACS, Ferrovial, Acciona... Todas ellas presentan una oportunidad, obvia en el caso de Iberdrola, Siemens Gamesa, Solaría o Acciona (a través de Nordex), pues representan las renovables tradicionales, pero extremadamente interesante en el caso de FCC y ACS, a través de la purificación y distribuciones del agua o el reciclaje de la basura. Estas empresas pueden convertir áreas ahora secundarias en el verdadero motor de crecimiento.

En la actualidad, FCC y ACS son simples gestores de residuos que no reciclan la basura, hacen el servicio de recoger el residuo, transportarlo y hacer un tratamiento de separación para su posterior reciclaje por otra empresa, solo Ferrovial ha apostado por dar el paso al siguiente escalón, beneficiándose de todas las sinergias que controlar todo el proceso conlleva.

Está destinado a revolucionar la forma en que generamos electricidad, consumimos energía, nos movemos, comemos...


Si en Alemania generan electricidad de la basura, ¿por qué nosotros la dejamos pudrirse en el vertedero? ¿Por qué nuestras grandes empresas no se involucran de lleno? ¿Por qué no sacamos residuos reciclables de las incineradoras?

No debemos olvidar que Abengoa fue una de las empresas punteras a nivel mundial en la creación de todo tipo de “soluciones renovables”, la empresa igual no está en su mejor momento, pero sí muchos de los que en ella se formaron.

Con un país con una potencia solar instalada que es una décima parte de la instalada en Reino Unido, una potencia eólica inferior a la de nuestros vecinos y una gestión del agua más que deficiente, pues está estructurada en 'minifundios', no me cabe duda de que es ahora el momento de que si las grandes empresas establecidas no dan el paso adelante, se produzca un efecto similar al que en su día generaron las socimis para beneficiarse de las oportunidades inmobiliarias y se lancen vehículos especiales de inversión (SPAC en Estados unidos) que se financien en los mercados de capitales para hacerse con estos activos y gestionarlos de manera eficiente.

La oportunidad es clara, nuestra economía lo necesita, ¿tomaremos esta vez el tren correcto?

La semana pasada, mi amiga María me comentaba, después de la columna sobre los cambios en el índice europeo, que le preocupaba que no hubiera esperanza para la economía española. Si bien es cierto que la realidad no pinta particularmente positiva, también lo es que la Unión Europea nos ha dado un balón de oxígeno. Si sabemos aprovecharlo, podemos al menos ver la luz al final del túnel.

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