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Rodrigo Rodríguez

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¡Directos al precipicio!

Parece claro que la decisión de declarar el Estado de Alarma debió ser sugerencia del Comité de Expertos que se inventaron, puesto que con los datos en la mano es difícil de explicar

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

La semana pasada hablábamos de Iberia y de su potencial, de su capacidad de crecimiento después de una dolorosa reestructuración, de la necesidad de que sus gestores en periodos de crisis dieran lo mejor de sí mismos. La economía española es como Iberia, necesita de buenos pilotos para salir adelante y desgraciadamente después de los últimos eventos ocurridos en nuestro país, no me cabe duda de que ahora mismo no los tiene.

Sé que esta columna debe tener contenido exclusivamente económico, y que prometí en su día a mi mujer no entrar en temas políticos, pero ante tantísima necedad e incompetencia no puedo seguir callado, y además últimamente estoy rompiendo todas mis normas. Isabel Diaz Ayuso, abandonada por su propio partido, se ha convertido en la jefa de la oposición a un Gobierno de tilde caciquista, caprichoso e incapaz de asumir sus errores.

Sin duda ha cometido errores, aunque no más que el Gobierno, ha desaprovechado la ayuda ofrecida por técnicos con experiencia en China, ha fallado al no tener un plan de “rastreadores”, le ha faltado cintura política, pero está claro que la estrategia planteada desde el PSOE, pues no es una decisión de Gobierno sino de partido, es responsabilizar a Madrid de la situación actual para justificar su total incompetencia.

¿Se imaginan qué pasaría si el Gobierno fuese tan valiente con Cataluña o Navarra como lo es con Madrid?

El Gobierno decide intervenir Madrid cuando la famosa R (o ratio de propagación) marca mínimo de los últimos meses, cuando todos los ojos de Europa están puestos en España. Parece claro que la decisión de declarar el Estado de Alarma debió ser sugerencia del Comité de Expertos que se inventaron Sánchez, Iglesia, Illa y Simon, puesto que con los datos en la mano es difícil de explicar dicha intervención. ¿Se imaginan qué pasaría si el Gobierno fuese tan valiente con Cataluña o Navarra como lo es con Madrid?

Ahora que parece que los resultados empiezan a ser mejores o que la curva es favorable en Madrid, es cuando el Gobierno interviene para decirnos a todos que si no fuera por ellos nunca se encontraría solución. Las desastrosas consecuencias económicas que esta decisión tendrá no importan a aquellos que solo buscan el poder político. Madrid es el motor económico de España, la Comunidad que más crece y que más empleo genera, cerrar Madrid es un tiro directo al corazón económico de España. Ni este Gobierno, ni desgraciadamente esta oposición están preparados para dirigirnos en las circunstancias actuales pues ambos tienen como intención final servirse que no servir.

"La economía agoniza semana a semana, con una caída del PIB en el segundo trimestre del 18.5% o del 22% y un desempleo del 16%"

La economía española agoniza semana a semana, con una caída del PIB en el segundo trimestre del 18.5% o del 22% en términos anuales y un desempleo del 16%. Un país que depende del turismo para cuadrar las cuentas se empeña en las continuas batallas internas en vez de en colaborar para encontrar soluciones. Dañando constantemente nuestra imagen en el extranjero. Es fundamental trabajar en común, primero para sacar a España de la pandemia y después con el fin de generar un crecimiento económico que no es conveniente sino vital.

El crecimiento sin embargo necesita de inversión, no solo nacional sino extranjera, y esta huye de la incertidumbre. El reciente estado de Alarma decretado en Madrid, la desunión entre nuestros partidos políticos y el actual clima de crispación permanente no han hecho más que deteriorar más aún nuestra delicada situación. Los fondos procedentes de la Unión Europea deberían servir de estímulo para nuestra economía, sin embargo, cuando se pone al asesor electoral del presidente a cargo de la distribución de dichos fondos, solo nos queda pedirle a Dios que al menos una pequeña parte sea en realidad utilizada correctamente y que no repitamos el “exitoso” Plan E de Zapatero.

Oír al presidente Sánchez hablar en el Palacio de la Moncloa el otro día, no hacía más que confirmar que no tienen ni plan, ni proyecto solo un montón de promesas vacías, eso sí todas bajo un nombre que cabe preguntarse qué narices significa, el PRTR: Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, nada menos.
¿Alguien recuerda los famosos 800,000 puestos de trabajo que iba a crear el Gobierno de González?, pues exactamente, los mismos que va a crear nuestro gobierno, debe haber algo mágico en el número.

Eso si, nuestro presidente nos convencerá de que él dijo 800 o mil (como bromeaba Pedro Ruiz en su día), y de nuevo le creeremos, nos quejaremos y les volveremos a votar, a ellos o a los otros que ya en su día demostraron que de economía saben algo más, pero del resto van bastante pelados. Mientras tanto la clase media española sigue intentando sacar el país adelante, y nuestro tejido empresarial intenta sobrevivir sin esperar a que los políticos les resuelvan sus problemas. Seguimos exportando talento y maltratando al que se queda, premiando la mediocridad.

“Dios, qué buen vasallo, — si oviesse bien señore!” La semana que viene volveremos a analizar valores y, mientras sigan de cerca las renovables, pues ahora mismo no tienen techo, para muestra un botón, Rolls Royce subió más de un 100% …les explicaré el porqué.

La semana pasada hablábamos de Iberia y de su potencial, de su capacidad de crecimiento después de una dolorosa reestructuración, de la necesidad de que sus gestores en periodos de crisis dieran lo mejor de sí mismos. La economía española es como Iberia, necesita de buenos pilotos para salir adelante y desgraciadamente después de los últimos eventos ocurridos en nuestro país, no me cabe duda de que ahora mismo no los tiene.

Isabel Díaz Ayuso PIB Unión Europea