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La tempestad después de la calma
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Rodrigo Rodríguez

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La tempestad después de la calma

Mi punto de vista, ahora mismo, es que hay un posicionamiento muy laxo, con muy poco riesgo, y muchas de las tensiones del sistema se están reduciendo progresivamente

Foto: Foto: Reuters/Brendan McDermid.
Foto: Reuters/Brendan McDermid.

Esta semana tuve la suerte de asistir en Roma a la vigésima conferencia europea de 'hedge funds' que organiza Goldman Sachs anualmente. Junto con otros 70 fondos, tuve la oportunidad de presentar nuestro proyecto y compartir impresiones con casi 400 inversores. Una cosa está clara, el interés por la gestión activa ha vuelto, y es ahora cuando nosotros debemos demostrar que somos capaces de generar alpha. La apertura del mundo y la búsqueda de estrategias "nicho" pueden ser el aliciente que muchos estábamos esperando. Los más experimentados aún recordaban que, en el 2016, la conferencia tuvo lugar en medio del voto del Brexit, generando un 'shock' considerable entre los gestores. Esta vez fueron la Fed y el banco central suizo los que animaron "la fiesta".

En medio de lo que fue una semana agitada y dolorosa en todos los mercados, si hubo algo que se destacó fue la falta de confianza entre los participantes del mercado, ya sea por las dudas que genera la Reserva Federal y otros bancos centrales de todo el mundo, la inestabilidad de las criptomonedas o el escepticismo ante los resultados empresariales por la constante reducción de los márgenes experimentados por las empresas o por todos estos factores juntos.

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El bitcoin rompía los 20.000 dólares, el precio del oro superaba al de ethereum y ya hay voces que advierten de que, en una situación como la actual, el oro podría terminar superando al bitcoin (parece ciencia ficción ahora mismo, pero…). La verdad es que los inversores se han quedado con muchas más preguntas que respuestas tras los acontecimientos de esta semana. Claramente, hay muchos elementos que, agregados, pesan de manera notable en el estado general de desconfianza.

Todos los ojos estaban puestos en Powell, especialmente tras el anuncio "teledirigido" del lunes por parte del Wall Street Journal de que la Fed subiría 75 puntos, en vez de los esperados 50 puntos. Era fundamental entender cuán flexibles y dependientes de los datos serían él y la Reserva Federal después de una cifra alarmantemente alta del IPC la semana pasada. El problema ahora reside en que hemos pasado de una Fed que estaba rezagada, a que, inevitablemente, vaya a inducir a una recesión significativa. En menos de un año hemos pasado de esperar que la primera subida se produzca en 2023 a esperar/ver, ahora, la subida de la Fed en 75 puntos y esperar otra subida de 75 puntos en julio. Esto habla claramente de lo lejos que ha llegado la inflación, que supera, de lejos, las expectativas.

Si bien las presiones persistentes en la cadena de suministro han sido durante mucho tiempo las culpables del aumento de la inflación, la escalada de la guerra en Ucrania (y el posterior 'shock' de las materias primas) ha complicado aún más el rompecabezas de la inflación. Mientras que para algunos fue alentador ver a Powell subir 75 puntos y buscar adelantar los planes de ajuste de la Fed, podríamos estar ante un largo y doloroso camino de regreso hasta niveles de inflación normalizados. Además, hay que considerar un factor más: durante mucho tiempo, desde esta columna, hemos dicho que la Put de la Fed ya no existe. Sin embargo, la Fed ha llevado de la mano al mercado con total transparencia "telegrafiando" cualquier cambio de planes. Pero esto parece haber cambiado esta semana. En el taxi, de vuelta al hotel el martes, yo argumentaba con dos inversores que al mercado no le gustaban las sorpresas y que no creía que mover ahora 75 puntos básicos fuera lo correcto, además de que hubiera preferido que dejaran claro que en septiembre habría también 50 o incluso 75.

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La primera reacción del mercado americano fue mixta, pero la totalmente inesperada sobrerreacción del Banco Central de Suiza, subiendo 50 puntos al día siguiente, no hizo más que incrementar la sensación de descontrol y desconfianza de los inversores, que dudan si hemos alcanzado ya un suelo en las valoraciones y que están encontrando dificultades para actuar de forma coherente sin la permanente luz de guía de los bancos centrales.

Sin duda, estamos a niveles extremos y creo que, sin prisa, pero sin pausa, hay que ir reconstruyendo las carteras. Imagino que alguno de los múltiples analistas que defendían que la renta variable era una gran cobertura contra la inflación, cuando estábamos en máximos, publicarán pronto, indicando la gran oportunidad que se nos presenta.

Mi punto de vista, ahora mismo, es que hay un posicionamiento muy laxo, con muy poco riesgo, y muchas de las tensiones del sistema se están reduciendo progresivamente. Partido a partido, paso a paso, hay que ir picoteando a estos niveles.

Sin más, les deseo una feliz semana, si es posible libre de sobresaltos.

Esta semana tuve la suerte de asistir en Roma a la vigésima conferencia europea de 'hedge funds' que organiza Goldman Sachs anualmente. Junto con otros 70 fondos, tuve la oportunidad de presentar nuestro proyecto y compartir impresiones con casi 400 inversores. Una cosa está clara, el interés por la gestión activa ha vuelto, y es ahora cuando nosotros debemos demostrar que somos capaces de generar alpha. La apertura del mundo y la búsqueda de estrategias "nicho" pueden ser el aliciente que muchos estábamos esperando. Los más experimentados aún recordaban que, en el 2016, la conferencia tuvo lugar en medio del voto del Brexit, generando un 'shock' considerable entre los gestores. Esta vez fueron la Fed y el banco central suizo los que animaron "la fiesta".

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