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Rodrigo Rodríguez

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Periodo de transición

Con el movimiento de más del 3% del viernes, el S&P cerró esta semana un 6,7% arriba, el cuarto rally de más del 6% en lo que va de año y la primera pata de un 'bear market rally'

Foto: Wall Street. (Reuters/Carlo Allegri)
Wall Street. (Reuters/Carlo Allegri)

La semana pasada analizábamos que los niveles de estrés eran elevados, que el trimestre había dado retornos excesivamente negativos para la renta variable y que el posicionamiento estaba bajo mínimos: incluso el inversor minorista parecía haber tirado la toalla y el rendimiento de los índices cerraba la semana con su mayor caída desde marzo del 2020.

Parecía que podíamos haber creado un suelo en el mercado y era algo que debíamos, cuando menos, monitorizar. Pues bien, con el movimiento de más del 3% del pasado viernes, el S&P cerró esta semana un 6,7% arriba, el cuarto rally de más del 6% en lo que va de año y probablemente la primera pata de un 'bear market rally' que puede tener su punto álgido a final de trimestre, cuando los fondos de pensiones reestructuren el peso de sus inversiones en renta variable.

Foto: EC.

El desencadenante del movimiento del viernes vino dado por unos números de inflación —dentro del índice de Michigan— algo mejores de lo esperado. Esto, junto con la flexibilidad expuesta por Powell en su comparecencia ante el Senado americano, hizo bajar la rentabilidad del bono a 10 años americano y recuperar cierta esperanza de evitar una recesión y conseguir un 'soft landing' de la economía global.

Sin embargo, en la semana se produjeron movimientos interesantes. Mientras el sector de consumo subía más de un 7%, el de la energía —que es el que mejor lo ha hecho en lo que va de año— caía un 7% debido a la debilidad del petróleo a primeros de semana y al creciente miedo entre los inversores de que se produjera una venta indiscriminada de cualquier activo. Esta semana las materias primas han sufrido, pero no creo que sea nada más que una corrección que en todos los sentidos es sana.

Foto: Paneles de cotización en el interior de la Bolsa de Madrid. (EFE)

Es el caso de Arkk, que subía un 25% desde los mínimos. Sin embargo, la situación no evita que siga un 54% abajo en el año y que pronto se encuentre a niveles por encima de 50, donde los inversores deberían aprovechar para salirse. Considero que todavía no hemos visto lo peor en este EFT, ya que el sector financiero americano respondía con fortaleza el pasado viernes a unos resultados muy fuertes en los tests de estrés del Sistema de la Reserva Federal (Fed), lo que podría ser una muy buena apuesta para los próximos meses.

En resumen, de cualquier modo, ha sido una primera mitad del año muy complicada. Al peor retorno del S&P500 en los primeros 6 meses en 5 décadas se suma la mayor reducción en nocional de los valores de mercado de acciones y bonos de la historia. Además, tampoco ha sido más fácil a nivel micro: ¡más del 35% de los componentes del índice Nasdaq han bajado más del 70% en lo que va del año! Aparte, el número de acciones de Russell 3000, que ahora cotizan por debajo del valor del efectivo en su balance general, acaba de alcanzar un récord, lo que le dice todo lo que necesita saber sobre la visión del mercado sobre los ingresos futuros y las perspectivas de aumento de capital para estos negocios.

Foto: EC.

En cambio, como hemos mencionado anteriormente, algo ha cambiado en la última semana. El mercado ha pasado de predecir un alza de tipos abrupta a empezar a considerar una potencial parada, e incluso recorte en el 2023, que prevenga el riesgo de recesión. Los datos del mercado laboral y de las ventas de vivienda han estado liderando la preocupación por la inflación de la Fed durante todo el año, mientras que la oferta/demanda de cada uno ha seguido deteriorándose. 'Bad news are good news', porque como dice Marko Kolanovic, el mercado de renta variable parece ya haber puesto en precio una recesión con una altísima probabilidad.

Igualmente, el estratega jefe de Goldman Sachs, Peter Oppenheimer, publicó esta semana un análisis de los distintos mercados bajistas y cómo transicionaban hacia nuevos ciclos. La conclusión es alentadora, el final del mercado bajista suele producirse entre 6 y 9 meses antes de que los beneficios por acción marquen nuevos mínimos y ese periodo suele coincidir con el momento en el que las expectativas de tipos comienzan a moderarse.

Si esto es correcto, ya saben cuál es la variable a seguir. No estoy seguro de si aún nos encontramos en ese periodo, pero cada vez estamos más cerca. Igual hay que empezar a pensar de manera algo más optimista, pero no se dejen engañar: el camino no va a estar libre de baches, el grado de nerviosismo que percibo del mercado está a niveles máximos.

La semana pasada analizábamos que los niveles de estrés eran elevados, que el trimestre había dado retornos excesivamente negativos para la renta variable y que el posicionamiento estaba bajo mínimos: incluso el inversor minorista parecía haber tirado la toalla y el rendimiento de los índices cerraba la semana con su mayor caída desde marzo del 2020.

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