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Un mercado roto
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Rodrigo Rodríguez

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Un mercado roto

Es, probablemente, el momento para ir preparando la caña, pero igual es aún pronto para lanzarse a pescar. No olviden que en estos momentos el daño no es un rebote, sino que el mercado siga cayendo

Foto: Imagen de la Bolsa española esta semana. (EFE/Vega Alonso)
Imagen de la Bolsa española esta semana. (EFE/Vega Alonso)

Roto es un adjetivo que utilizaba ayer con mi amigo David y que es tan válido para el mercado, como para mí mismo. Por mi lado es el resultado de los 31 km que me corrí ayer como parte de mi preparación para el maratón de Nueva York, del cual hablaré la semana que viene, pero también de haber estado luchando "psicológicamente" durante toda la semana, con un mercado extremadamente complejo. Un mercado que puede considerarse que está roto.

¿Por qué digo esto? Porque es difícil explicar que con un número terrible de inflación, como fue el del jueves en Estados Unidos, después de una breve caída inicial del 2% el S&P, acabase un 3% arriba experimentando el quinto mayor movimiento en uve, intradía, de la historia, o el tercero, si el índice a analizar es el Nasdaq.

Foto: El presidente de la Fed, Jerome Powell. (Reuters/Pool/Tom Williams) Opinión
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Aunque fue sorprendente, se pueden encontrar razones para ello: sentimiento excesivamente negativo, sobreposicionamiento corto o, incluso, el argumento de que la economía no está en recesión, que la Fed va a seguir subiendo, pero que ya queda mucho menos para el final ¿4.5%/5%? Por tanto, si la economía aguanta, igual tenemos una desaceleración económica controlada en vez de una recesión.

Si a esto unimos el hecho que se trataron un enorme número de opciones de compra (calls), ese mismo día, del strike 3.600, observamos que, tan pronto el mercado se dio la vuelta, las posiciones cortas de gama de los principales operadores crearon un enorme bucle de compra.

Ese mismo jueves, distintos analistas técnicos hablaban del rebote en el soporte técnico del 3.530 en el S&P 500 y la posibilidad de que un gran 'hammer' indicase una posible ascensión hacia el 4000 en el S&P en el corto plazo que necesitaba ser validado por un cierre semanal por encima del 3.600. El cierre se produjo a 3.597,3, lo cual deja muchas dudas tanto para los optimistas como para los pesimistas.

¿El mercado subiendo con una subida de impuestos? El motivo en este caso es sencillo, puesto que indica austeridad fiscal

Las señales y las reacciones iban a seguir siendo confusas el último día de la semana. El viernes el mercado inicialmente subía —¡por el anuncio de la subida del impuesto de Sociedades en el Reino Unido!— ¿El mercado subiendo con una subida de impuestos? El motivo en este caso es sencillo, puesto que indica austeridad fiscal y devuelve algo de confianza a los bonos ingleses y a la libra.

Más tarde, JP Morgan, Wells Fargo y Morgan Stanley presentaban números fantásticos. Todo esto después que Jamie Dimon fuera uno de los "cuatro jinetes" hablando del apocalipsis al principio de la semana. Las ventas minoristas vinieron en línea, incluso fuertes, y Putin anunciaba el fin de sus "maniobras" en cuestión de semanas. Todo apuntaba hacia un mercado al alza con fuerza.

De repente, el número de inflación de Michigan, con su indicación de expectativas a 1 y 5 años, salía más fuerte de lo esperado y el mercado se dejaba casi un 3% desde los máximos. Para poner las cosas en perspectiva, este número fue publicado 24 horas después del CPI. Es difícil de entender que no estuviese asumido que iba a ser un número alto. Sin embargo, el mercado reaccionó de extrema. El por qué cabe encontrarlo simplemente en la gama negativa, existente en el mercado, que volvía hacer aparición y la falta de convencimiento, confianza y liquidez hacían la situación extremadamente peligrosa. En una palabra, el mercado está: ¡roto!

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Para que lo entiendan de una manera rápida, si yo les hubiera dado la información (datos) de antemano probablemente hubiesen perdido hasta la camisa, puesto que el mercado en ambos días hizo movimientos contrarios a lo que el sentido común indicaría.

Es cierto que hay un argumento que me comenta mi amigo Diego que me invita a creer que igual estamos cerca de encontrar un suelo en la renta variable. El hecho de que la renta fija ya empiece a tener en el precio que la Fed subirá 75 puntos básicos en noviembre, 50 en diciembre y 50 en enero y se parará a esperar a ver cómo responde la inflación, pero sin hacer mayor daño. Esto no es malo, si la economía se desacelera poco a poco en ese periodo y no entramos en estanflación. Desgraciadamente, el índice de actividad económica de Richmond frente al CPI apunta en dirección opuesta.

Por otro lado, a estos niveles de tipos, realmente empieza a ser interesante volver a poner los ahorros en bonos de alta calidad (El bono a 3 años de Microsoft cotiza al 5%) o incluso bonos soberanos (UK Gilts al 4.5% US a 10 años al 4%). Las salidas de flujos de la bolsa hacia estos activos pueden convertir la situación en cuando menos peligrosa. Si, por último, consideramos el aumento del coste de vida y de las hipotecas, la pregunta es clara ¿en qué momento el ahorrador minorista americano (el mayor propietario de bolsa americana) se verá obligado a hacer caja?

Es muy importante seguir de cerca los flujos de mercado en los próximos días y semanas. La semana pasada hablaba de Stan Duckenmiller, quédense con este comentario suyo: "Los beneficios empresariales no mueven el mercado en general; es la Reserva Federal… concéntrese en los bancos centrales y concéntrese en el movimiento de la liquidez… la mayoría de las personas observan los parámetros equivocados. Es la liquidez lo que mueve el mercado".

"La mayoría de las personas observan los parámetros equivocados. Es la liquidez lo que mueve el mercado"

En esta columna, hace semanas destaqué que lo que más me había asustado de la última rueda de prensa de Powell, es que había dejado claro que pretendía enfriar el mercado inmobiliario americano, que históricamente ha sido base de la riqueza "teórica" de muchos y del inicio de muchas crisis, incluida la crisis financiera del 2008.

Recientemente, hemos empezado a ver cómo los precios de las casas, principalmente en Estados Unidos, se empiezan a resentir. La gente no quiere compromisos de capital a largo plazo. Esta es la primera parte de una economía que se desacelera cuando el inversor no tiene confianza en cuál será su situación económica el próximo año y no quiere tener que comprometerse con una hipoteca del 6%. Las cancelaciones de venta de casas están alcanzando niveles récord (quitando la crisis del Covid) en EEUU, otro motivo más para cuando menos andarse con ojo.

Es, probablemente, el momento para ir preparando la caña, pero igual es aún pronto para lanzarse a pescar. No olviden que en estos momentos el daño no es un rebote, sino que el mercado siga cayendo, pues en ese caso se destruye valor y el pastel se hace más pequeño. Además, aunque el pánico es aparente, aún no se ha hecho manifiesto.

Roto es un adjetivo que utilizaba ayer con mi amigo David y que es tan válido para el mercado, como para mí mismo. Por mi lado es el resultado de los 31 km que me corrí ayer como parte de mi preparación para el maratón de Nueva York, del cual hablaré la semana que viene, pero también de haber estado luchando "psicológicamente" durante toda la semana, con un mercado extremadamente complejo. Un mercado que puede considerarse que está roto.

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