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¡Feliz 2023! ¡Distintos escenarios, distintas carteras de inversión!
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¡Feliz 2023! ¡Distintos escenarios, distintas carteras de inversión!

Este nuevo año, para ser sinceros, se presenta complicado, pero que si se alinean las estrellas, puede sorprendernos a todos de manera positiva (si bien no es mi argumento central)

Foto: Foto: EFE/Altea Tejido.
Foto: EFE/Altea Tejido.

Desgraciadamente, por razones del calendario, me quedé sin poderles desear una feliz Navidad. No es fácil escribir una columna un fin de semana en medio de Nochebuena y Navidad y, como me temo que lo mismo me pasará este próximo fin de semana, he empezado esta columna el miércoles con la idea de terminarla a tiempo y de poderles desear un muy Feliz 2023, año que, para ser sinceros, se presenta complicado, pero que si se alinean las estrellas, puede sorprendernos a todos de manera positiva (si bien no es mi argumento central).

Es por ello por lo que creo que debemos estar preparados para varios escenarios. Las distintas alternativas se centran alrededor de dos ideas básicas: si conseguiremos, o no conseguiremos, evitar la recesión y si tendrán éxito, o no, los bancos centrales en controlar la inflación. Las combinaciones de ambas invitan a posicionarse de distintas maneras y yo voy a intentar explicarlas de la manera más sencilla posible, siguiendo así los consejos de algunos familiares y amigos que me han transmitido estas Navidades, que a veces soy muy técnico.

Foto: El presidente de Aena, Maurici Lucena durante el desayuno informativo. (EFE/Javier Lizón) Opinión

El escenario central de la mayoría de los analistas financieros es que la recesión (suave) es inevitable, y que, si bien la Reserva Federal tendrá éxito en controlar la inflación, lo hará manteniendo los tipos a niveles elevados durante más tiempo del que ahora indica el mercado. Estamos cerca del final de subidas de este ciclo en Estados Unidos, pero en Europa queda camino por recorrer, a la vez que persisten las dudas respecto a cuando se iniciarían de los recortes de tipos a ambos lados del "charco". A este escenario yo le otorgo una posibilidad del 60 al 70%

En ese escenario, los beneficios empresariales americanos bajarían a un rango de $190-$200 en el 2023, que aplicando un múltiplo histórico del S&P de 17,5 nos daría un valor para el índice americano de entre 3325 y 3500, o una caída aproximada de entre el 10 y el 15% desde los niveles de la última semana. Como la recesión puede ser mucho más dura en Europa, la caída en los beneficios podría ser más pronunciada, sin embargo, el buen comportamiento de los bancos en un escenario de altos tipos podría amortiguar el golpe. Dicho esto, huiría tanto de Estados Unidos como de Europa, apostando por una posición en mercados emergentes y en particular en China. En todo caso, durante el 2023 limitaría mi exposición a renta variable al 25% de mi cartera.

Sin duda es un escenario donde la renta fija lo haría bien, especialmente si se puede mantener hasta su fecha de vencimiento. Buscaría invertir en bonos corporativos que sean como mínimo BBB (Investment grade), especialmente de bancos y/o de compañías petroleras (tipos altos y posible repunte del petróleo). Entre un 30 y un 50% de mi cartera. Esto lo acompañaría de bonos soberanos que me ofrezcan más de un 4%, con distintas fechas de vencimiento (UK a 5 años, US a 2 y 5, etc.) entre un 10 y un 25%.

Foto: El presidente de la FED. (Reuters/Elizabeth Frantz) Opinión
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Para finalizar, creo que en todos los escenarios que vamos a discutir, una posición en un índice de materias primas (e. G BCOM) puede funcionar muy bien. Por un lado, el precio del petróleo ahora mismo asume una recesión cierta, por otro, la reciente caída en las materias primas alimenticias no tiene sentido, además de que la reapertura de China impulsará ciertos metales como el cobre o el hierro y el oro debería responder a momentos de incertidumbre, por lo que invertiría un 15% de mi cartera en este activo, o un 10% en este activo y un 5% en inmobiliario.

Un escenario algo más complicado podría ser el de que la recesión no sea suave, que se convierta en depresión, y que la Reserva Federal, en su intento de controlar la inflación y el mercado de trabajo, provoque un elevado desempleo y un crecimiento extremadamente negativo de la economía. Para mí la probabilidad de este escenario es de un 15/20%. En este caso evitaría la bolsa y reduciría el peso en renta variable a un máximo de 10%, me centraría en bonos corporativos de alta calidad, y en renta soberana de muy corto plazo para al menos un 70% de la cartera. Para el resto buscaría activos físicos como el oro, e intentaría esperar a oportunidades en el mercado inmobiliario, que en estas condiciones económicas sin duda aparecerán. Creo que esa cartera valdría tanto en caso de que se controle la inflación o que esta se mantenga extremadamente elevada, puesto que en el pasado el "ladrillo" ha actuado como un bien altamente correlacionado con la inflación.

Foto: Plataforma petrolífera. (EFE/Antonio Lacerda) Opinión

El último escenario es al que menos posibilidades doy, pero por eso mismo podría tener una mayor rentabilidad. En este caso, los distintos factores que han influido en la reciente tendencia de la inflación desaparecen y la inflación no sólo se desacelera, sino que incluso se transforma en deflación. Si esto pasase, al mismo tiempo que los indicadores económicos se mantuviesen fuertes, los resultados empresariales no sufrirían, y la renta variable, especialmente tecnológicas, bancos y energéticas, podrían dispararse recuperando mucha de la caída de este año.

Las materias primas, desde mi punto de vista, deberían completar la cartera. Iría con un 60% en renta variable en mercados desarrollados (EEUU, Europa y Reino Unido), un 20 % en bonos corporativos de alto grado crediticio, un 10% en high yield, o bonos de menos calidad y un 10% en materias primas por el empuje de la recuperación económica.

A través de las probabilidades les invito a que hagan sus propias combinaciones en una simple hoja de cálculo. ¡Con la mía despido! Feliz 2023 a todos.

Desgraciadamente, por razones del calendario, me quedé sin poderles desear una feliz Navidad. No es fácil escribir una columna un fin de semana en medio de Nochebuena y Navidad y, como me temo que lo mismo me pasará este próximo fin de semana, he empezado esta columna el miércoles con la idea de terminarla a tiempo y de poderles desear un muy Feliz 2023, año que, para ser sinceros, se presenta complicado, pero que si se alinean las estrellas, puede sorprendernos a todos de manera positiva (si bien no es mi argumento central).

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