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Rodrigo Rodríguez

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¿Más de lo mismo?

Está claro que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, están en una situación bien distinta al Banco de Inglaterra y especialmente al Banco de Japón

Foto: Vista de la sede del Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt. (EFE/Ronald Wittek)
Vista de la sede del Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt. (EFE/Ronald Wittek)

Sé que puedo llegar a sonar repetitivo, pero es complicado en un mercado que responde exclusiva y agresivamente a la información macro no seguir analizando los últimos datos económicos y la potencial reacción de los bancos centrales a los mismos.

Está claro que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, están en una situación bien distinta al Banco de Inglaterra y especialmente al Banco de Japón.

Es por ello por lo que creo que necesitamos unos minutos para analizar donde nos encontramos supuestamente en el ciclo económico.

De los datos de empleo de EEUU del viernes podemos sacar tres conclusiones: la tasa de desempleo cayó 40 puntos básicos, una tendencia descendente por primera vez en los últimos meses; El mercado estaba preocupado por el aumento del desempleo, lo que estaba descontando recortes inmediatos de tipos que ahora deberían retrasarse; Por otro lado, el salario promedio por hora estuvo en línea con lo esperado, lo que puede invitar a considerar recortes de tipos porque algo ande mal en la economía sino porque la inflación continúa cayendo.

En Europa los datos de inflación europeos han cambiado, por lo que el primer recorte podría producirse tan pronto como en abril del 2024

El mes pasado se crearon 160.000 nuevos empleos y aunque la contratación está concentrada en ciertos sectores, las ofertas de empleo superan el nivel de 2019 en todas las industrias. El reequilibrio del mercado laboral parece estar hecho y no debería caer más por debajo del crecimiento potencial.

Los fuertes datos de consumo y la baja inflación de los indicadores de Michigan invitan al optimismo de que la situación de goldilocks se extienda en el tiempo.

Por su lado, en Europa los datos de inflación europeos han cambiado, por lo que el primer recorte podría producirse tan pronto como en abril del 2024 y luego 25 puntos básicos consecutivos hasta 2025 para reflejar dos acontecimientos significativos: una inflación mucho más débil de lo esperado una vez que parece que ha terminado el shock energético, (la inflación interanual se reducirá al 2% a mediados de 2024) y también un cambio de retórica por parte de los miembros del BCE.

Marzo está potencialmente en juego si los datos de inflación se deterioran más y más rápido. Una caída de la inflación y un buen crecimiento favorecerían el mercado. Sin embargo, conviene mantener un ojo en la decisión que se toma con el plan de programas ayudas de la Pandemia (PEP) su retirada de aquí a julio drenará liquidez a los mercados.

Foto: Gasolinera de Repsol. (EP/Marta Fernández)

¿Existe una lectura similar en los datos del Reino Unido? Lo cierto es que no, pues la inflación se está desacelerando, pero los niveles son mucho más altos que en cualquier otro lugar y el BOE rechaza los recortes tempranos, el primer recorte no se realizará hasta por lo menos el tercer trimestre de 2024. Claramente, la retórica ha cambiado para los miembros de la Fed y del ECB pero no para el BOE.

Waller, miembro influyente de la Reserva Federal que ha estado en el lado agresivo respecto a la política de subidas de tipos, recientemente ha virado hacia una senda de recortes si la inflación comienza a bajar. Trayendo la idea de que no hay necesidad de debilidad económica, si no tan solo un ajuste inflacionario. El objetivo es un aterrizaje suave, pero nadie quiere cortar demasiado pronto en caso de que se repita la situación de los años 70, y la inflación se dispare, el riesgo es que cortar demasiado tarde podría acabar con el aterrizaje suave y provocar la temida y casi ya olvidada recesión.

Actualmente, hay una desinflación sustancial y un nivel de política bastante estricto, por lo que se podría tener un recorte gradual más pequeño del ciclo de tipos, probablemente a partir de abril/mayo, que permitiera a la Fed observar el impacto de sus hechos.

El S&P no refleja grandes movimientos, debido a la alta posición abierta de gama que existe

El tema de la desinflación parece validado ahora mismo: los indicadores apuntan claramente a un recorte, las expectativas de inflación salarial, los precios del petróleo y la economía están cayendo, pero no de manera recesiva, los vehículos, el comercio minorista y la vivienda definitivamente se están calmando. La tendencia es evidente.

En Estados Unidos podemos decir que nos encontramos en una situación de inverse Goldilocks la inflación cayendo pero sin afectar al crecimiento. Lo cual claramente beneficia a los mercados.

Si bien el S&P no refleja grandes movimientos, debido a la alta posición abierta de gama que existe, parece ser obvio que bajo la superficie hay mucho movimiento.

El movimiento de este año ha venido liderado por las siete grandes compañías tecnológicas, sin embargo, en las próximas semanas podríamos continuar viendo un fuerte rally en todas aquellas compañías y sectores que se han quedado atrás o rezagados o lo que los ingleses denominan laggards, que obtienen mejores resultados a medida que los obstáculos macroeconómicos son menos frecuentes

Foto: inversiones-sostenibles-rentabilidad-bra

Las renovables en Estados Unidos y muchas de las empresas relacionadas con viajes y ocio parecen las apuestas más evidentes en el mercado americano, junto con las empresas de baja capitalización (small caps) frente a las de gran capitalización.

En Europa parece que la oportunidad es más evidente en el sector de salud, de recursos básicos (minería) y en sector auto, sectores que de media lo han hecho un 28% peor que el índice. Apunten: Porsche, Mercedes Benz, Adyen, Zalando, Heinekken o Watchs of Switzerland como nombres que no solo han quedado rezagados y no que tiene catalizadores en el muy corto plazo.

El riesgo desde mi punto de vista a nivel mundial puede venir por el Banco Central de Japón, si se produce una corrección del conocido como global funding trade donde se tomaba prestado en yenes para comprar activos mundiales que ahora podrían ser vendidos para repatriar el dinero a Japón.

El BOJ es uno de los Bancos Centrales que hay que seguir muy de cerca en diciembre, pues muy probablemente en esta reunión aumentarán las conversaciones sobre aumentos de tipos, y en enero lo activarán. La nueva retórica de que "tipos más altos están beneficiando a los hogares porque las tasas de depósito aumentan y los depósitos son mayores que las hipotecas" claramente indica las intenciones del BOJ.

Foto: Frutas y vegetales en un mercado. (EFE/Bienvenido Velasco)

Sin embargo, el mercado no está valorando mucho una subida de tipos, asumiendo tan solo una normalización de la política monetaria japonesa, si esto no es así podría tener ciertas consecuencias negativas.

Si la inflación japonesa continúa subiendo se demostrará que el mercado ha sido demasiado complaciente y las previsiones de tipos siguen siendo demasiado bajas, los bonos japoneses a 10 años están a 75 puntos básicos, lo que sigue siendo demasiado bajo. El yen dólar, debería caer por debajo de 135 y el bono japonés irse al 1.25% provocando una potencial reducción de riesgo (venta de activos) a nivel mundial.

Pero ahora mismo, todo esto parece cosa del 2024, el 2023 no tiene pinta de darnos más sustos, aunque a mí me cueste creerlo.

Sé que puedo llegar a sonar repetitivo, pero es complicado en un mercado que responde exclusiva y agresivamente a la información macro no seguir analizando los últimos datos económicos y la potencial reacción de los bancos centrales a los mismos.

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