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Nuevo año, ¿mismas dudas?
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Rodrigo Rodríguez

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Nuevo año, ¿mismas dudas?

Las expectativas para el 2024 son claramente más optimistas, pero estoy convencido de que habrá sustos en el camino. Por ello, la gestión activa realmente hará la diferencia

Foto: El edificio de la bolsa de Nueva York. (Reuters/Eduardo Muñoz)
El edificio de la bolsa de Nueva York. (Reuters/Eduardo Muñoz)

Espero que los Reyes les hayan traído muchos regalos. Yo espero con cariño que mi familia vuelva de España con la esperanza de que sus majestades de Oriente me hayan traído mi querido "almanaque del trader 2024".

Este almanaque es un libro muy útil, que intenta analizar tendencias y parámetros que se repiten a lo largo de la historia en los mercados financieros.

Hay una señal que creo necesario mencionar (por el momento del año en el que nos encontramos). Dicha señal analiza el rendimiento de los primeros cinco días del año. El motivo por el que es importante, es porque las últimas 48 veces en las que los cinco primeros días del año acumularon un rendimiento positivo, el año terminó en positivo 40 veces, es decir, un acierto del 83%. Y lo hizo con una subida media del 14%. Sin embargo, en las últimas 25 veces en que estos días fueron negativos, aunque solo 11 veces el rendimiento fue también negativo (44% de acierto), las 14 veces en que fue positivo, la subida media fue de tan solo el 1%, es decir, insignificante.

En los primeros cuatro días del 2024, el S&P ha caído un 1.54%, así que el lunes es importante observar el rendimiento acumulado, puesto que nos encontramos en un año electoral, y la historia dice que esta señal tiene un acierto direccional de casi el 100% en dichos periodos.

Foto: Foto: EC.
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Obviamente, no es nada más que una de las muchas señales técnicas, y muchos de ustedes pensarán que es una auténtica estupidez, pero creo que nos encontramos en uno de esos momentos en los que los distintos profesionales vamos a intentar aferrarnos a cualquier tipo de ayudas, "señales" y explicaciones, pues existe un elevado grado de confusión entre los distintos profesionales sobre las implicaciones de los distintos datos macroeconómicos.

Para muestra, un botón: el viernes, el dato del empleo en Estados Unidos vino muy fuerte, y el dato de ganancias fue relativamente inflacionista. Mi primera lectura, después de las distintas declaraciones de los miembros de la Reserva Federal, era que los recortes de tipos se iban a retrasar, y que el mercado que había subido en base a las esperanzas de economía fuerte, bajada de tipos y soft landing, podía empezarse a preocuparse, puesto que los tipos no iban a bajar durante una temporada más larga.

El pasado viernes, hubo un movimiento de "esto es malo porque no van a cortar tipos" y otro de "es bueno porque la economía está fuerte"

Esa misma lectura hizo uno de los gestores de renta fija a los que más respeto, que tenía la posición opuesta y me comentaba que se iba a casa enfadado, porque opinaba que los tipos subirían con fuerza y la renta variable caería, al menos en el corto plazo.

Pues bien, tras una subida del 10 años estadounidense del 4.04% al 4.10%, lo siguiente fue verlo a 3.94%, mientras que la renta variable aumentaba un 1.3% desde el mínimo, pero ambos terminaron al mismo nivel que justo antes del dato del empleo. Es decir, hubo un movimiento de "esto es malo porque no van a cortar tipos", y otro de "es bueno porque la economía está fuerte", para terminar en "todo esto ya está en precio, no nos movemos".

Creo que el 2024 será un año en el que la gestión activa realmente hará la diferencia, especialmente en estrategias no direccionales, pero más enfocadas a eventos corporativos, puesto que los índices en general me parece que están a niveles realmente elevados, con valoraciones relativamente justitas, así que intentaré centrarme en ese tipo de ideas en los próximos artículos.

Optimismo y confianza

En 2023, había una opinión consensuada, entre la mayoría de los participantes del mercado, de que la economía global iba a experimentar un aterrizaje forzoso; esto afectó especialmente a las decisiones corporativas de las empresas, de tal manera que el mercado de fusiones y adquisiciones tocó el nivel más bajo de los últimos 20 años.

Las expectativas para el 2024 son claramente mucho más optimistas, y cabe esperar una alta actividad corporativa, y los fondos de capital privado (private equity) serán fundamentales, puesto que cuentan con mucho poder económico, y ya en el 2022 representaron un 40% de estas transacciones.

La confianza es un factor crítico y fundamental para que las empresas tomen decisiones de crecimiento a través de fusiones y adquisiciones, y actualmente creo que dicha confianza es muy elevada y presenta múltiples oportunidades.

Foto: Bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Platt)
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Déjenme también que les explique por qué creo que el mercado tiene poco recorrido. Desde 2022, cuando empezamos a valorar algunas subidas de tipos, los índices prácticamente no se han movido. El año pasado, a pesar de no tener recesión, no tuvimos crecimiento de beneficios, pues las acciones estuvieron presionadas por los incrementos en los costes. Desde principios del 2022 hasta octubre de ese año, las acciones y los bonos cayeron al mismo tiempo, una caída que no se revirtió hasta abril del 2023, cuando los temores de recesiones comenzaron a disminuir. Sin embargo, a fines del verano, los inversores se preocuparon de que la inflación obligara a subir los tipos aún más, provocando una nueva caída de la renta variable que, sin embargo, se vio frenada por el cambio de opinión de la Reserva Federal, que provoco un fuerte repunte a final del año pasado.

Si bien todo eso es posible en los niveles del índice, el potencial desde aquí no parece mucho, ya que el escenario más benigno parece totalmente en precio, y estamos en un nivel elevado de valoraciones, con primas de riesgo en la renta variable muy bajas.

Por tanto, si bien el rendimiento podría ser positivo, creo que sería limitado, y estoy convencido de que habrá sustos en el camino, con lo que no veo a la gestión pasiva teniendo un buen año.

Las cuatro fases de la renta variable

Los analistas de Goldman Sachs lo explican de la siguiente manera: "La renta variable se mueve por patrones repetitivos en cada ciclo. Existen cuatro fases claramente identificadas: desesperada, mercado bajista —los mercados de renta variable caen, ya que se descuenta una recesión—; fase de esperanza —los inversores empiezan a anticipar una recuperación futura, y aunque la duración tiende a ser corta, la recuperación en las valoraciones es realmente fuerte—; fase de crecimiento —la fase más larga, es la parte del ciclo bursátil que se centra en los fundamentales de las empresas y cuyo rendimiento no es el más fuerte, ya que la mayor parte del movimiento ya se ha producido—; y por último la fase del optimismo, en la que los precios de las acciones aumentan y las valoraciones vuelven a subir".

Pues bien, según esta definición, ahora mismo nos encontraríamos al final de la fase de optimismo. La fase de desesperación o mercado bajista fue la primera mitad del 2020; la de esperanza fue desde mediados del 2020 a 2021; tras esta, la fase de crecimiento duró hasta octubre de 2023; y desde octubre hemos estado en la fase de optimismo, de manera que las valoraciones han vuelto a niveles récord.

En teoría, no hay un factor discernible que funcione en esta fase final, y los rendimientos a nivel de índices son modestos, por lo que es necesario aumentar la diversificación geográfica, y centrar las inversiones en empresas de calidad, con un balance sólido y un valor profundo, con fundamentales crecientes. Por todo ello, me gustan mucho el sector energético y el de salud, que se quedaron totalmente descolgados el año pasado.

Nos encontramos al final de la fase de optimismo, de manera que las valoraciones en los mercados han vuelto a niveles récord

Ahora mismo, la mayoría de los bancos tienen un pronóstico macroeconómico positivo y consideran que el mercado está a precios razonables, y que la economía continuará con un crecimiento sostenido y una inflación que se enfriará en breve, de manera que la Reserva Federal comenzará a recortar tipos en marzo y, por tanto, todos los activos financieros deberían funcionar.

El problema, a mi entender, es que el mercado se ha movido con fuerza en esa dirección en los últimos dos meses, por lo que probablemente estemos en una zona complicada. La publicación del IPC, el jueves, así como los primeros resultados empresariales a lo largo de la semana, marcarán la dirección a corto plazo.

Los actuales niveles de volatilidad invitan a proteger cualquier cartera o estrategia, especialmente porque en los últimos años hemos visto que el mercado responde mal a movimientos inesperados, con una fragilidad muy elevada y una falta de liquidez alarmante.

Espero que los Reyes les hayan traído muchos regalos. Yo espero con cariño que mi familia vuelva de España con la esperanza de que sus majestades de Oriente me hayan traído mi querido "almanaque del trader 2024".

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