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La economía real: ¿Motivos para preocuparse o solo nubarrones?
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Rodrigo Rodríguez

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La economía real: ¿Motivos para preocuparse o solo nubarrones?

La incertidumbre electoral no desaparecerá en el corto plazo y la entrada de Harris en campaña hace más probable una potencial victoria demócrata

Foto: Jerome Powell en el Senado de EEUU. (EFE/Michael Reynolds )
Jerome Powell en el Senado de EEUU. (EFE/Michael Reynolds )

Ante todo, permítanme que me disculpe por faltar a nuestra cita semanal el pasado lunes, pero como español que sufre los nublados cielos ingleses, cuando llega la temporada estival me gusta trasladarme a nuestro maravilloso país para disfrutar de ese gran astro llamado Sol y que parece haberse olvidado de visitar las Islas británicas.

Pues bien, en dicho viaje mi ordenador quedó dañado y no pude recuperarlo a tiempo. Esta semana en España me ha hecho confirmar algo que llevo observando tiempo y que los datos económicos aún no parecen reflejar, pero que me preocupa. La semana pasada estuve en Zahara de los Atunes, donde los restauradores me confirmaron que solo los fines de semana se llenan los restaurantes, pero a niveles inferiores a otros años, lo mismo es evidente en El Rompio (Huelva) a la que llevo acudiendo años, los supermercados están llenos, los restaurantes no.

Los alquileres ya no son de un mes, sino de dos semanas, y las heladerías están a tope.

¿Por qué les comento esto? Pues porque estas son las señales más claras de la salud del consumidor y desgraciadamente no invitan al optimismo. La gente va de vacaciones, lo cual indica que no estamos en una situación dramática, pero gasta menos y sobre todo reduce gastos superfluos. Parcialmente debido a una inflación real muy por encima de los indicadores oficiales (para muestra un botón, hace tres semanas en Nueva York en una cafetería me cobraron 56 dólares por dos cafés, dos croissants y dos zumos de naranja) pero también a una preocupación ante lo que pueda deparar el futuro, sobre todo en el mercado laboral.

Los resultados de esta semana, no solo en el sector de "affordable luxury" con fuertes caídas de Burberry, LVMH, o Kering (Gucci) sino también de Ryanair, no son más que un reflejo de ese claro deterioro del gasto de los consumidores, a todos los niveles.

Y si el tema inflacionista está claro desde hace tiempo, el tema del empleo aparece como una nueva variable. Si bien hasta ahora la mayoría de los analistas nos hemos equivocado y la Fed ha conseguido evitar una recesión, hay ciertos indicadores que invitan a ser precavidos, por ejemplo, la conocida como la regla de Sahm es un dato analizar. Este indicador considera que cuando la tasa de desempleo aumenta al menos medio punto porcentual por encima de su punto más bajo del año anterior, ha comenzado una recesión.

La tasa de desempleo de Estados Unidos ha aumentado desde un mínimo del 3,4% en 2023 al 4,1% actual, lo cual cumple la premisa indicada con anterioridad, sin embargo, ciertos analistas consideran que en este caso es diferente (cuantas veces hemos oído esto antes…). David Mericle, analista de Goldman Sachs, escribía esta semana: "En la historia de Estados Unidos, cuando la tasa de desempleo ha aumentado un poco, eventualmente ha aumentado mucho y ha estado acompañada de una recesión.

Pero es importante comprender la economía detrás del patrón histórico: es decir, un círculo vicioso en el que la pérdida de empleos e ingresos lleva a los trabajadores despedidos a reducir sus gastos, lo que lleva a más despidos. Eso no es lo que ha sucedido recientemente; de hecho, la tasa de despidos sigue siendo muy baja. En cambio, la tasa de desempleo ha aumentado porque el crecimiento neto del empleo —aunque alto— no estuvo a la altura del crecimiento inusualmente rápido de la oferta laboral impulsado por el aumento de la inmigración.

Esto significa que los ingresos y gastos de los trabajadores no han caído, simplemente no han aumentado a un ritmo tan por encima de la tendencia como podrían haberlo hecho. Esa es una de las razones por las que todavía estamos tranquilos respecto del riesgo de recesión. Otra es que la Reserva Federal tiene 525 puntos básicos de margen para realizar recortes y no hay motivos para dudar si el mercado laboral se deteriora más de lo esperado.

Algo es evidente, los mercados financieros y su fuerte subida desde los mínimos de Covid, han creado un fuerte efecto riqueza, principalmente en el consumidor americano, que tiene un alto porcentaje de sus ahorros en renta variable.

Esta semana, el miércoles el S&P tenía su primera caída de más de 2% después de 358 días, parecía que el mundo se acababa, pero realmente el mercado acabó la semana 0.83% abajo, algo menos de un 4% desde máximos históricos, y el Russell terminaba la semana arriba más de un 3% y prácticamente cerrando el gap con el Nasdaq que caía más de un 3%, y que si ha sido el índice que más se ha resentido en esta consolidación cayendo un 9% desde sus máximos.

Es interesante ver que los tres índices principales americanos suben aproximadamente un 10%, esto indica que realmente no ha habido una gran reducción de riesgo sino una rotación a los índices que peor lo habían hecho y que supuestamente se beneficiarán de una reducción de tipos y de una victoria de Trump. ¿Ahora bien, están seguros de que ambas cosas van a pasar?

La incertidumbre electoral no desaparecerá en el corto plazo y la entrada de Harris en campaña hace más probable una potencial victoria demócrata. Es más, considero que la economía seguirá desacelerándose, en parte impulsada por un contexto muy decepcionante en China, la falta de impulso fiscal, una política monetaria todavía demasiado restrictiva, el pico de gasto de capital en EE.UU y la desaceleración agresiva de la actividad residencial. El mercado ha estado rotando bruscamente desde los ganadores de gran capitalización hacia las empresas de pequeñas capitalizaciones nacionales. Creo, sin embargo, que ante dicha perspectiva es las grandes tecnológicas y las grandes farmacéuticas (Novo, Roche, Lilly) las que empiezan a presentar una oportunidad interesante y me alejaría de las pequeñas y medianas empresas que sufrirán si la economía finalmente entra en recesión.

Por último, déjenme que les explique por qué los movimientos son más dañinos que en el pasado y están muy relacionados con los fondos de paridad de volatilidad. Una característica común de estas estrategias es la forma procíclica en que se vinculan el apalancamiento y la volatilidad. Los objetivos de volatilidad permiten un mayor apalancamiento y, por tanto, mayores posiciones en activos financieros durante períodos de baja volatilidad del mercado. Por el contrario, los administradores de fondos tienen que liquidar posiciones apalancadas cuando aumentan la volatilidad del mercado y las correlaciones entre activos, reforzando así la presión de venta en los mercados de activos. Este es un riesgo que muchos gestores parecen haber olvidado.

Las dos próximas semanas, con su permiso, me las voy a tomar libres. Si se toman vacaciones les deseo un feliz descanso, si no es así, intenten pasarlo lo mejor posible.

Ante todo, permítanme que me disculpe por faltar a nuestra cita semanal el pasado lunes, pero como español que sufre los nublados cielos ingleses, cuando llega la temporada estival me gusta trasladarme a nuestro maravilloso país para disfrutar de ese gran astro llamado Sol y que parece haberse olvidado de visitar las Islas británicas.

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