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Biden: ¡una herencia incomprendida!
Una cosa es clave: sin aranceles es imposible realizar los recortes de impuestos que el presidente Trump ha prometido
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Esta mañana coincidí en el vuelo de vuelta a Londres con mis amigos Juan y Elena. Los tres habíamos disfrutado de la celebración de los 50 años de David, eterno editor de esta columna hasta hace unos meses, en los que el nacimiento de su hija Sara le dejó sin ningún tiempo libre. Los tres veníamos algo “cansados” y sin muchas ganas de hablar; sin embargo, esta columna se convirtió en un interesante motivo de debate.
En medio de tal situación, Juan me preguntó de qué iba a escribir esta semana y, entre todos, decidimos que en "La Semana Presidencial" era fundamental revisar la situación americana.
Tras leer la declaración de Yellen sobre la herencia económica que deja Biden, es difícil entender cómo los demócratas no supieron rentabilizar los buenos resultados económicos mucho mejores de lo que podríamos tener en mente.
En este caso, parece que el famoso consejo de James Carville (asesor de Bill Clinton), “Es la economía, estúpido”, no fue clave o, al menos, suficiente para conseguir la victoria demócrata, y que la polarización de la sociedad fue la verdadera causante del increíble resultado a favor de Trump.
Yellen, en su análisis, se centró en las condiciones que heredó la administración Biden y destacó la necesidad que tuvieron de tolerar una inflación más alta de lo ideal para garantizar el pleno empleo. Subrayó la importancia del doble mandato de la Reserva Federal y defendió la asimetría de la función de reacción de la Reserva Federal. En su análisis contrafactual del tipo "¿y si?", recordó a la audiencia que la tasa de desempleo era del 6% cuando Biden llegó a la presidencia.
De haberse intentado mantener el nivel de inflación cercano al 2%, que marca el mandato de la Fed, el desempleo se habría disparado por encima del 11%, según sus datos.
En su análisis, Yellen destaca dos puntos muy interesantes y no libres de controversia. Así, señala que, en 2024, el trabajador estadounidense medio podría permitirse la misma cesta de bienes y servicios que en 2019, con 1.600 dólares adicionales para gastar o ahorrar. Y son los trabajadores de bajos ingresos quienes han visto las mayores ganancias salariales en términos reales.
Además, de 2019 a 2022, señala que la riqueza real media de los hogares experimentó un aumento histórico hasta alcanzar su nivel más alto registrado. Y aumentó aún más en términos porcentuales para las familias negras e hispanas.
Al mismo tiempo, Yellen también destacó el crecimiento del PIB en Estados Unidos frente a las economías del G7, poniendo de manifiesto el fuerte crecimiento económico que experimentó Estados Unidos.
El PIB real creció un 11,5% desde finales de 2019 hasta el tercer trimestre de 2024, mientras que en Canadá lo hizo un 7,3% y un 5,6% en Italia. Este mayor crecimiento puede atribuirse, en gran medida, al sólido incremento de la productividad en Estados Unidos, que superó con creces los aumentos de productividad en otras economías del G7. Al mismo tiempo, Estados Unidos logró rápidamente, y posteriormente mantuvo, un mercado laboral excepcionalmente fuerte, con notables aumentos de los salarios reales.
Pero, si la economía crece más que el resto, la inflación está controlada y el mercado laboral está fuerte, ¿qué ha pasado realmente? Si la economía americana es la envidia del mundo, como defiende Yellen, ¿cómo es posible que tal situación no se haya capitalizado? ¿Es la filosofía Woke la que ha llevado a la división de la sociedad americana y al rechazo de los éxitos obtenidos?
Algo es evidente: la política de comunicación económica de los demócratas ha sido un auténtico desastre, hasta el punto de que yo desconocía algunos de los datos tan positivos que acabo de mencionar. Esto, junto con dos candidatos muy débiles, parece la razón del fracaso.
El lunes, una nueva etapa comienza, y todos los ojos están puestos en las potenciales órdenes ejecutivas que apruebe el presidente Trump en las próximas 48 horas. La visión general es que el primer conjunto de órdenes ejecutivas se centrará en cuestiones de inmigración y energía, y que llevará más tiempo abordar los aranceles.
Yo, sin embargo, creo que Trump podría lanzar un órdago el día 1 proponiendo un arancel universal o segmentado: China y el resto del mundo. Si esto es así, será crítico ver cuál es la cuantía de dichos aranceles y si Europa y el resto de los países afectados deciden aceptarlos o entrar en una guerra de aranceles contra Estados Unidos. El último de los casos puede tener peligrosas consecuencias si Trump no accede a negociar, pero bueno, es solo la apuesta inicial, y poner la otra mejilla quizá no sea lo más seguro con este presidente.
Una cosa es clave: sin aranceles es imposible realizar los recortes de impuestos que el presidente Trump ha prometido. Así que, de una manera u otra, estos llegarán.
Con los mercados a niveles muy próximos al día antes de las elecciones, existen motivos para ser relativamente optimistas, aunque también cautos, y leer la letra pequeña de cualquier anuncio antes de actuar.
Esta mañana coincidí en el vuelo de vuelta a Londres con mis amigos Juan y Elena. Los tres habíamos disfrutado de la celebración de los 50 años de David, eterno editor de esta columna hasta hace unos meses, en los que el nacimiento de su hija Sara le dejó sin ningún tiempo libre. Los tres veníamos algo “cansados” y sin muchas ganas de hablar; sin embargo, esta columna se convirtió en un interesante motivo de debate.