Las insospechadas consecuencias de la Inteligencia Artificial. Danger

Después de un ajetreado verano lleno de alegrías por la vuelta de aquellas que estudian lejos o tristeza por aquellos que se van al final de este, hoy vuelvo a sentarme ante el teclado con la idea de retomar nuestro diálogo semanal. Tras comprobar que todo en los mercados financieros se desarrolla alrededor de la inteligencia artificial, he considerado oportuno abrir un debate que a más de uno imagino sorprenderá, pero que a mí sin duda me preocupa.

Albert Einstein llamó al interés compuesto "la octava maravilla del mundo". “Aquel que lo entiende gana dinero y el que no lo paga". Pues bien, basándose en esta regla aritmética, mi querido amigo D. ha desarrollado una teoría que nos ha llevado a interesantes horas de debate y que espero poder resumir en estas líneas. Es un pensamiento radical, de una mente privilegiada y que tengo el honor de considerar dentro de mis amigos más cercanos.

"El concepto de interés compuesto hay que entenderlo fuera del mundo financiero, puesto que es una ley matemática. Una vez puestos en marcha, los procesos exponenciales no negocian, no se doblegan a la voluntad política y no se ralentizan para esperar a los rezagados.

​La tragedia de nuestro momento actual es que la inteligencia artificial ha tomado este silencioso principio matemático y lo ha convertido en un arma en cada dimensión de la vida humana. La riqueza ahora se capitaliza a través de la IA. El conocimiento se capitaliza a través de la IA. Las redes y las instituciones se capitalizan a través de la IA. Y el tiempo mismo —el más limitado de todos los recursos— se capitaliza a través de la IA, porque las máquinas no duermen. Lo que antes se desarrollaba a lo largo de siglos o décadas, ahora está ocurriendo en cuestión de años. Y el resultado, tan inevitable como la gravedad, es una explosión global de desigualdad, inestabilidad y presión migratoria que ningún gobierno puede contener."

Opinión

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No cabe ya duda que la inteligencia artificial representa la "Revolución industrial del siglo XXI" ,pero la velocidad a la que va a suceder está muy por encima de lo que algunos piensan y el impacto en la sociedad puede resultar extremadamente peligroso. Aparte del obvio argumento de la productividad y del hecho que las máquinas puedan trabajar 24/7 frente a la capacidad limitada de los humanos la mayor preocupación es que pueden aprender a dicha velocidad.

Y es aquí donde mi amigo encuentra el mayor motivo para preocuparse, pues " el conocimiento también ha entrado en la espiral de la capitalización. El aprendizaje humano es lento, lineal y limitado por el tiempo. La mayoría de las personas reciben entre quince y veinte años de educación antes de incorporarse al mundo laboral, tras lo cual el aprendizaje continúa de forma solo incremental. La inteligencia artificial, por el contrario, aprende a la velocidad de una máquina y a escala planetaria. GPT-5 / Perplexity, por ejemplo, fueron entrenados con aproximadamente un billón de palabras, y se espera que sus sucesores dupliquen su capacidad cada doce o dieciocho meses.

Para los alfabetizados, educados y curiosos, esto representa un acelerador exponencial. Cada pregunta que se le hace al sistema genera no solo una respuesta, sino también un andamio para nuevas preguntas, nuevas ideas y empresas. Para quienes carecen de educación o alfabetización, es más probable que estas mismas herramientas se consuman para el entretenimiento o para propagar la desinformación.

Cada pregunta que se le hace al sistema genera no solo una respuesta, sino también un andamio para nuevas preguntas, nuevas ideas y empresas

El Banco Mundial estima que el índice de alfabetización en el África subsahariana es de aproximadamente un 65%, en comparación con una alfabetización casi universal en Europa.

Cuando la adopción de la IA duplica la productividad de los alfabetizados, pero apenas modifica los resultados de los analfabetos, la brecha de conocimiento se capitaliza al doble de la velocidad de la brecha de riqueza. Así, los niños que crecen rodeados de libros y banda ancha capitalizarán su aprendizaje con la IA, mientras que los niños de países subdesarrollados sin esos recursos "capitalizarán" su desventaja.

El problema es que cuando las brechas sociales se ensanchan más allá de la comprensión, le siguen los disturbios sociales: revoluciones, guerras civiles, migraciones. La diferencia con la IA es la velocidad. En la Revolución Industrial, la desigualdad se ensanchó a lo largo de siglos. En la era de la globalización, a lo largo de décadas. Con la IA, la divergencia será visible en cuestión de años.

Los humanos estamos programados para percibir el crecimiento lineal. Las exponenciales engañan. Al principio parecen inofensivas, y de repente se vuelven verticales. Piénsenlo, la electricidad tardó medio siglo en extenderse por todo el mundo. Internet, dos décadas. ChatGPT alcanzó los cien millones de usuarios en solo dos meses. La difusión de la IA es exponencial por diseño, y la mayoría de los responsables políticos siguen atrapados en el pensamiento lineal.

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En resumen, mi amigo concluye en su análisis:

"La octava maravilla de Einstein ha escapado de las finanzas y ahora rige cada dimensión de la vida humana. El tiempo, el conocimiento, las redes y el capital se capitalizan, y la IA los acelera simultáneamente. Para quienes parten con ventaja, el futuro es un ascenso exponencial. Para quienes parten con desventaja, es un descenso exponencial. Esto no es ideología. Es matemáticas".

Contra este argumento, relativamente preocupante, siempre queda el contraargumento de mi mujer, una eterna optimista, que cree que la Inteligencia Artificial traerá la “democratización” del conocimiento y el desarrollo, y por lo tanto ofrecerá más oportunidades a los más necesitados.

Por mi lado creo que ambos tienen parte de razón, pues el efecto exponencial negativo al que hace referencia D podría ser positivo si los países desarrollados se dan cuenta que su mejor política migratoria (para evitar hordas de inmigración ilegal) es educar a estos países menos avanzados en el correcto uso de la Inteligencia Artificial y darles los medios para ello.

Mi decisión a nivel familiar es fomentar el uso constante de la Inteligencia Artificial,a través de la curiosidad, y de la búsqueda de nuevas respuestas y desarrollar nuestras cualidades interpersonales: comunicación, flexibilidad, adaptación, creatividad o simplemente la actividad deportiva. Puede ser que hayamos desarrollado un arma de destrucción masiva, pero no debemos olvidar que la Humanidad, con mayúsculas, es imposible de replicar.