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Fondos de gestión activa vs. pasiva: el gran debate de la inversión
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Kate Lander

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Fondos de gestión activa vs. pasiva: el gran debate de la inversión

En los mercados siempre ha existido un debate sobre si es mejor la gestión activa o la pasiva. Ha llegado el momento de explicar en qué consiste

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En noviembre de 2014, City AM, medio digital de noticias económicas y financieras, lanzó un reto sobre los resultados de los fondos indexados después de que Warren Buffett dijera a los accionistas que recomendará a su viuda que, cuando él fallezca, debería poner el 90% de su dinero en un fondo que siga al índice S&P 500. "Creo que los resultados a largo plazo de esta política serán superiores a los alcanzados por la mayoría de los inversores, que emplean gestores que les cobran elevadas tarifas”, dijo.

El debate sobre la gestión activa o pasiva siempre da lugar a discusiones acaloradas en cualquier conferencia del sector de la inversión, pero ¿cual es la diferencia entre ambos enfoques y cuáles son las consideraciones para las personas que invierten y son los receptores de los flujos de dichas inversiones, es decir, los inversores?

El Programa del Certificado de Inversiones Claritas, de CFA Institute, tiene la misión de aclarar y desmitificar el lenguaje de la industria de la inversión para los no especialistas, haciendo accesibles a todos las noticias financieras. Así que vamos a utilizar el material de Claritas para profundizar en estos dos enfoques de inversión.

Los gestores que siguen un modelo de gestión pasiva son aquellos que buscan igualar el rendimiento y el riesgo de su inversión con el de un benchmark o índice de referencia apropiado. Los benchmarks pueden incluir índices generales del mercado (como el FTSE 100, el S&P 500 y el índice Nikkei 225), índices sobre un segmento de mercado específico (como el Índice Biotech Morgan Stanley, que se centra en la industria de la biotecnología), e incluso un índice construido específicamente (llamados benchmarks sintéticos).

Para los gestores de gestión pasiva, una medida de rendimiento comúnmente aceptada es el tracking error, que es la desviación (o diferencia) de la rentabilidad real de la cartera respecto a la rentabilidad del benchamark que se ha marcado el gestor. Desde el momento en que los gestores de gestión pasiva tratan de conseguir retornos iguales a los del benchmark, podemos describir su gestión como de minimización del tracking error.

Los gestores que siguen un modelo de gestión pasiva son aquellos que buscan igualar el rendimiento y el riesgo de su inversión con el de un índice de referencia apropiado

Los gestores de gestión pasiva pueden tratar de replicar completamente el benchmark manteniendo en la cartera todos los valores incluidos en el mismo, en proporciones equivalentes a su ponderación en el índice. Pero muchos benchmarks son difíciles y costosos de replicar totalmente (a veces debido al número de títulos que lo conforman o debido a problemas de disponibilidad), por lo tanto, en lugar de realizar una réplica completa, los gestores pasivos pueden invertir en algún subconjunto de activos de los que se espera que tengan un nivel de rendimiento y riesgo muy parejos a los del benchmark. Por ejemplo, un gestor pasivo en el mercado de renta variable del Reino Unido podría tratar de replicar el índice del mercado FTSE 100 comprando los 100 valores, o puede seleccionar un subconjunto de acciones que representen a cada sector económico del mercado.

Ahora echemos un vistazo a los gestores de gestión activa. Estos gestores pueden usar una variedad de enfoques, pero tendrán la creencia común de que los mercados no son eficientes y, por tanto, que es posible batirlos (y, por tanto, al benchmark). Recuerde que los gestores pasivos buscan simplemente que su retorno y riesgo coincidan con el del índice o benchmark.

Echemos un breve vistazo a algunos de los enfoques de gestión active más comunes. Por ejemplo, en lugar de tratar de replicar el índice completo, como un gestor pasivo, pueden centrarse en la selección sólo de los mejores valores o activos individuales dentro de una clase de activos. Los gestores activos también pueden tratar de batir al mercado comprando cuando creen que el mercado está infravalorado y vendiendo cuando creen que el mercado está sobrevalorado. A esta práctica para intentar batir al mercado se le llama timing.

La gestión activa puede usar una variedad de enfoques, pero tendrá siempre la creencia común de que los mercados no son eficientes y, por tanto, que es posible batirlos

Los gestores de gestión active tratan a menudo de identificar y capturar las ineficiencias del mercado a través del análisis fundamental. Para los inversores de renta variable, este proceso implica la realización de un análisis detallado y completo del modelo de negocio de una empresa, sus perspectivas, y su situación financiera. Este análisis puede implicar reunirse con el equipo gestor de la empresa, así como entrevistarles acerca de su estrategia y las perspectivas de la compañía. Algunos gestores construyen modelos estadísticos que tratan de identificar compañías cuyas acciones pueden experimentar una subida de precio por encima de lo esperado. Al analizar los datos, se identifican las características que normalmente se asocian con valores cuyas cotizaciones se comportan de forma especialmente positiva.

Hemos identificado ya que los dos son diferentes enfoques con objetivos diferentes, pero ¿cuáles son las implicaciones para los inversores? La gestión pasiva es típicamente más barata que implementar que la gestión activa porque replicar o seguir con éxito un benchmark requiere menos recursos analíticos que la investigación e identificación de inversiones con potencial de rendimiento superior. Los enfoques activos requieren un análisis mucho más detallado de cada inversión o clase de activo relevante, lo cual es costoso. La gestión activa normalmente tiene también mayores costes de transacción debido a que supone realizar más operaciones de compra-venta con los valores de la cartera.

Así que después de haber explicado la diferencia entre los dos enfoques, ¿sobre qué se debate? Los defensores de la gestión activa argumentan que los buenos gestores activos pueden obtener resultados superiores al benchmark y, por tanto, cubren de sobra sus costes y por lo tanto pueden ofrecer un beneficio neto para los inversores. Por el contrario, los defensores de la gestión pasiva argumentan que la dificultad de identificar las inversiones con las que conseguir un rendimiento superior es tal que no vale la pena pagar costes más altos por ese esfuerzo, y que la gestión pasiva ofrecerá mayor rentabilidad neta de costes en el largo plazo.

(*) Artículo adaptado por Ana Hernández, PhD, CFA, Miembro del Consejo de CFA Society Spain y Executive Director de ARMABEX, Asesores Registrados del MAB.

Original: Kate Lander, CFA, Directora de Educación de CFA Institute, EE.UU.

En noviembre de 2014, City AM, medio digital de noticias económicas y financieras, lanzó un reto sobre los resultados de los fondos indexados después de que Warren Buffett dijera a los accionistas que recomendará a su viuda que, cuando él fallezca, debería poner el 90% de su dinero en un fondo que siga al índice S&P 500. "Creo que los resultados a largo plazo de esta política serán superiores a los alcanzados por la mayoría de los inversores, que emplean gestores que les cobran elevadas tarifas”, dijo.

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