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José Manuel Gómez-Borrero

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No gana uno para sustos...

Pues como era de esperar, Bernanke nos obsequió la semana pasada con otro recortillo de tipos, y aunque ha dejado muy clarito que de momento no

Pues como era de esperar, Bernanke nos obsequió la semana pasada con otro recortillo de tipos, y aunque ha dejado muy clarito que de momento no contemos con más, es evidente que estará vigilante por si las cosas se tuercen y hace falta nueva intervención. Con esa póliza de seguro como efectivo anestesiante, las bolsas de todo el mundo, con especial entusiasmo en los mercados emergentes, se han pegado un mes de fiesta ignorando todo tipo de malos presagios como la subida del petróleo, la caída del dólar, los poco motivantes resultados empresariales, los flojos indicadores adelantados de actividad en EEUU, los desesperados intentos por solucionar los problemas en el mercado de crédito, los elevados diferenciales del interbancario o la desaparición de los compradores en el mercado de papel comercial, entre otros.

Pero es que, además, justo cuando muchos empezaban a dejarse convencer de que lo del credit crunch era una anécdota que había pasado a la historia, ahora nos encontramos con un segundo asalto en el mercado de crédito que está haciendo tambalearse la confianza en varios de los gigantes del sector financiero (entre las últimas víctimas se cuentan Merrill Lynch, UBS y Citigroup además de las compañías que aseguran las emisiones de bonos de bajo rating). Al diluirse el efecto de la anestesia proporcionada por la FED, de repente se ve la acumulación de factores preocupantes que se había ido larvando como secuela de la crisis del verano, y que podría provocar el contagio de áreas fundamentalmente sanas.

El fondo del problema sigue siendo que hay mucho miedo y desconfianza ante la falta de transparencia del sistema financiero, y aunque en algunas áreas del crédito y la estructuración financiera el sentimiento va a peor, hemos de pensar que la cosa puede tener arreglo. Pero lo increíble del asunto es cuán inmune se han mostrado los mercados de renta variable hasta ahora. Es cierto que las bolsas no cotizan con múltiplos excesivos y que mantienen buenas perspectivas a medio plazo si los resultados empresariales siguen siendo soportados por un crecimiento económico global razonable. Pero dada la incertidumbre que nos rodea, en un entorno que a la fuerza tiene que ser más volátil, estoy firmemente convencido de que la inversión en bolsa debe ser cauta y selectiva en estos momentos.

La inversión en hedge funds conlleva por su propia naturaleza una elevada dosis de esa cautela y selectividad que recomiendo. Aunque las populares estrategias equity hedge tienen un sesgo largo y se han beneficiado de la bonanza de las bolsas, ante un eventual cambio de tendencia, tienen la capacidad y flexibilidad para llegar a ponerse cortos y ganar con las bajadas. Por otro lado, hay numerosas estrategias menos direccionales que deben aportar rentabilidad positiva en cualquier escenario. Particularmente atractivas veo las perspectivas de los gestores no direccionales en convertibles y arbitraje de renta fija y variable así como las llamadas event driven, que no incluyen sólo el arbitraje de M&A (área que no está tan muerta como algunos creen), sino la inversión en distressed securities o en instrumentos de compañías que estén en situaciones especiales.

Los fondos de hedge funds multi-estrategia que combinen buenos gestores especialistas en estas actividades representan una magnífica opción para cubrir el riesgo de las carteras tradicionales y además, en un período de tiempo razonable, deberían hacernos “ganar hasta con sustos”.

José Manuel Gómez-Borrero, director de ventas institucionales de Nmás1

Pues como era de esperar, Bernanke nos obsequió la semana pasada con otro recortillo de tipos, y aunque ha dejado muy clarito que de momento no contemos con más, es evidente que estará vigilante por si las cosas se tuercen y hace falta nueva intervención. Con esa póliza de seguro como efectivo anestesiante, las bolsas de todo el mundo, con especial entusiasmo en los mercados emergentes, se han pegado un mes de fiesta ignorando todo tipo de malos presagios como la subida del petróleo, la caída del dólar, los poco motivantes resultados empresariales, los flojos indicadores adelantados de actividad en EEUU, los desesperados intentos por solucionar los problemas en el mercado de crédito, los elevados diferenciales del interbancario o la desaparición de los compradores en el mercado de papel comercial, entre otros.