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La importancia de la selección de producto
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Ivan Dolz de Espejo

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La importancia de la selección de producto

El año 2010 se presenta de manera muy distinta a como empezábamos este ejercicio. Una vez desestimadas buena parte de las teorías destructivas que predecían el

El año 2010 se presenta de manera muy distinta a como empezábamos este ejercicio. Una vez desestimadas buena parte de las teorías destructivas que predecían el fin de la economía, se prevé un panorama de relativo crecimiento (eso sí, algo mediocre) para la mayoría de los países desarrollados.

El motivo principal es que éstos están lastrados por la deuda y el paro. A pesar de ello, todo apunta a que seguiremos viendo una estabilización de la situación y una lenta recuperación. Menos dudas presentan los mercados emergentes, de los que se esperan crecimientos formidables. Parece que, por primera vez, estas economías saldrán fortalecidas de una crisis, con datos macroeconómicos sorprendentes.

Esto hace pensar que, desde el punto de vista microeconómico, vamos a ver ganadores y perdedores, aunque las bolsas se comporten de manera lateral. En algunos sectores, muchos competidores han quedado destrozados, los costes se han ajustado y el margen de maniobra para mejorar el beneficio es mayor. Puede ser un año en que la diferencia de rentabilidad entre compañías sea muy grande.

Con este escenario, la selección de producto (obviando por supuesto la gran importancia de la distribución de los activos) va a ser más importante que nunca. Y, por ello, es absurdo pensar que “todos los instrumentos son iguales”. Esto se puede apreciar ya en un año como éste, en el que la mayoría de buenos gestores han sido capaces de doblar las subidas de los índices.

¿Y por qué digo esto? Porque no es lo mismo el fondo de un gestor que lleve probando 10 años su buena selección de acciones, que el producto estándar que nos “coloque” el banco donde estamos depositados (bien porque sea el suyo propio, o porque le ceda parte de su comisión de gestión). Porque tampoco es igual el fondo de un mercado emergente, indexado y gestionado desde Londres, que el que tenga presencia local y trate de sacar valor añadido del crecimiento de la economía interna. Porque nada tiene que ver un gestor con 30 años de experiencia en un fondo mixto, que haya demostrado su buen hacer al ajustar la exposición bursátil en momentos clave, que el fondo que bajó durante toda la caída, cambió de responsable y este año es incapaz de recuperar ni siquiera una parte de las pérdidas.

Por ello, es recomendable que seamos exigentes y pidamos a nuestras entidades financieras que nos expliquen más a fondo los productos que nos compran. Es increíble, por ejemplo, el tiempo que dedicamos a comprar una cámara de fotos, buscando la información en internet, y la tranquilidad con la que invertimos el dinero que con tanta dificultad hemos logrado ahorrar. Es hora de preguntar si los planes de pensiones en los que invertimos, cuya gestión en general ha sido nefasta, han merecido la pena por el ahorro fiscal que hemos obtenido. Y, también, si el sacrificio de liquidez en el que entramos al comprar productos estructurados compensa las ventajas que nos ofrecen, especialmente si los bancos nos piden luego venderlos antes de vencimiento y sustituirlos, para generar así más y más comisiones. Es necesario preguntar el coste de los fondos de liquidez para ver, con los tipos al 1%, qué parte del beneficio potencial se lo estamos pagando al banco (en muchos casos, hasta el 75%). Y, así, un largo etcétera. En años como éstos, una buena selección de producto puede traducirse en una mejor rentabilidad, lo que es especialmente importante cuando hablamos de ahorros que nos ha costado años conseguir.

Para acabar, pido algo de perspectiva a todos los pesimistas endémicos, y les invito a revisar todas sus predicciones de hace seis o doce meses. Si lo prefieren, podríamos hablar ya de mini-ciclo alcista, pero seguir diciendo que una subida continuada de ocho meses y superior al 60% es un rebote, empieza a parecer una broma. Nadie sabe lo que puede durar este ciclo, pero algunas de las razones que se escuchan ahora para argumentar una nueva caída bursátil son similares a las de 2003. Ese año, en el que “casualmente”, los mínimos se tocaron en marzo y fueron seguidos de una recuperación bursátil espectacular, fue el inicio de la recuperación. ¿Les suena de algo? Jamás se ha salido de una crisis sin nubarrones en el horizonte y con el consenso de los analistas. Es lo que deja lugar a sorpresas positivas.

En 2004 los tipos de interés empezaron a subir. La bolsa se comportó de una manera muy volátil, terminando ligeramente alcista, a pesar de que durante gran parte del año estuvo en terreno negativo. Aunque los patrones no se repitan, 2010 vendrá con curvas, y será muy importante estar en los mejores “vehículos”, por lo que deberemos dar a la selección de producto la importancia que se merece.

Ivan Dolz de Espejo, director de GBS Finanzas Family Office

El año 2010 se presenta de manera muy distinta a como empezábamos este ejercicio. Una vez desestimadas buena parte de las teorías destructivas que predecían el fin de la economía, se prevé un panorama de relativo crecimiento (eso sí, algo mediocre) para la mayoría de los países desarrollados.