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No hay nada más arriesgado que no arriesgar
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Vicente Varó

No Brain, No Gain

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No hay nada más arriesgado que no arriesgar

Esta frase no es mía. Fue la respuesta que le dio a un periodista italiano Pep Guardiola tras la final de la Liga de Campeones que

Esta frase no es mía. Fue la respuesta que le dio a un periodista italiano Pep Guardiola tras la final de la Liga de Campeones que ganó el pasado mes de mayo. Se me quedó grabada porque refleja la filosofía de un ganador. Alguien que se atreve a tomar decisiones que a otros le parecen demasiado osadas para obtener buenos resultados y salir de la mediocridad.

La frase de Guardiola tiene una clara aplicación a los mercados financieros. De hecho, la podría haber dicho perfectamente Warren Buffett, si es que no la ha dicho antes. Aparentemente, el inversor americano suele ser alguien que desconoce el riesgo: él hace sus mayores compras cuando los demás inversores están tirándose de los pelos y gritando que esta vez sí, que se acaba el mundo.

Sin embargo, si le preguntamos a Buffett probablemente nos dirá que él no arriesga, sino todo lo contrario. Nos contará que cuando él compra una compañía lo hace tras conocérsela de arriba abajo y ver que cotiza a precios muy atractivos. Empleando sólo la razón para sus análisis, apartando al máximo los sentimientos. Y esto es muy importante.

El riesgo, en sí mismo, no es más que otra forma de definir nuestras sensaciones sobre el resultado de determinadas decisiones. Para la mayoría de españoles siendo funcionarios se evita el riesgo, el peligro a caminar sobre el aire, a no tener un colchón de seguridad; para la minoría restante sucede al revés: el riesgo es no emprender, no llevar a cabo sus sueños de crear un proyecto generar riqueza y empleo…

Igual que con las inversiones. Hay miles de millones de euros ahora mismo sentados desde hace meses sobre depósitos que apenas ofrecen rentabilidad, sobre fondos garantizados que no generan casi rendimientos, sobre Letras del Tesoro… Y hay una minoría que lo ven al revés: ven el riesgo en que su dinero se quede parado por el sólo hecho del miedo y los nervios.

Esta forma de riesgo se suele traducir como coste de oportunidad, que es un concepto mucho menos popular y conocido por el gran público. Pero a mí me gusta esa expresión porque introduce la palabra coste. Eso no arriesgar también “cuesta”. Y mucho.

Lo que te cuesta es quedarte con la sensación de que lo deberías haber hecho; es tomar decisiones guiado por las masas y no abriendo tú los caminos; lo que te cuesta es acabar entrando o saliendo a pie cambiado en bolsa, cuando parece que ya ha desaparecido el riesgo porque todo el mundo lo hace; lo que te cuesta es aprender muy caro que no tomar decisiones es tomar una decisión.

Lo que te cuenta es darte cuenta, demasiado tarde, que no hay nada más arriesgado que no arriesgar.

Esta frase no es mía. Fue la respuesta que le dio a un periodista italiano Pep Guardiola tras la final de la Liga de Campeones que ganó el pasado mes de mayo. Se me quedó grabada porque refleja la filosofía de un ganador. Alguien que se atreve a tomar decisiones que a otros le parecen demasiado osadas para obtener buenos resultados y salir de la mediocridad.