Reloj de la deuda no marques las horas…

Por muchos gráficos y explicaciones que he visto y leído, quizá ninguno sea tan bestial como esté reloj de la deuda que mostré el pasado lunes en el blog de Unience. Os recomiendo visitar la página US Debtclock en cuestión, porque es una gozada quedarse un ratito mirando a qué ritmo se mueven las grandes cifras de la economía americana. Pero me gustaría comentar algunos de los números que más me llaman la atención:

El montante que los autores del reloj atribuyen a los rescates realizados por el Gobierno sobrepasa el ritmo de crecimiento de la deuda nacional y el producto interior bruto nacional.

-Entre deuda del Gobierno y deuda privada, cada ciudadano “debe” cerca de 63.000 dólares, que en algún momento tendrá que pagar.

-Como al mismo tiempo, la cifra de desempleados supera, según los cálculos oficiales los 15 millones de ciudadanos, se supone que la cifra anterior todavía será mayor para los ciudadanos que sí tienen trabajo e ingresos, que deberán soportar de una manera y otra esa carga que los demás no pueden.

-En cuanto a presupuestos, el mayor agujero viene del gasto en defensa y armas. Quizá esto nos pueda ayudar a entender mejor la política de intentar tender puentes con antiguos enemigos puesta en marcha por Obama.

-Más de un millón de empresas se han acogido ya a la Ley de quiebras.

-Los ingresos por impuestos se quedan muy lejos del gasto de los Estados Unidos. Aquí hay que tener en cuenta que el impuesto sobre beneficios está cayendo por el propio descenso de los resultados.

-Los americanos habrían perdido más de 12,4 billones de dólares con la crisis.

En fin, quién lea estas cifras lo lógico es que se eche a temblar. Sin embargo, no es mi intención. Yo sí creo que hay una recuperación en marcha y que estos números mejorarán poco a poco. De alguna manera, el desapalancamiento privado ya está en marcha, de hecho. Pero tales dimensiones ayudan a mantener los pies en la tierra y no dejarse llevar por posibles oleadas de optimismo infundado (oleadas futuras, quiero decir, ahora no creo que hayamos llegado a ningún tipo de euforia)  en los mercados.