¿Década perdida en bolsa? No para ellos

Igual les pasa como a mí y empiezan a estar saturados de artículos resumen de la última década y en su defecto, de 2009. Pero la ocasión la pintaban calva para tratar el tema del que quiero escribir en este post: de la década perdida de las bolsas.

Aparentemente, nada que objetar a esta realidad: efectivamente entre 2000 y 2009 la rentabilidad de los principales índices ha sido para echarse a llorar. De hecho, con la excepción del Ibex 35 y algún otro indicador occidental más, que la salvaron prácticamente planos, la mayoría ha registrado pérdidas abultadas en este periodo.

¿Pero quiere decir esto que a todos los inversores les/nos ha ido mal? Una pregunta que dio lugar a este interesante debate en Unience, la red social de inversores de la que soy community manager, con unos puntos de vista que antes también se habían tocado en este otro post. ¿Nos ha ido mal a todos? La respuesta evidente es que no, aunque puede que a la mayoría sí.

Sólo con echar un vistazo a los flujos en fondos de inversión lo podemos ver. Nos muestran que a los ahorradores les costó entrar en fondos de bolsa tras tocar suelo en marzo de 2003, como también está sucediendo ahora pese a la fuerte recuperación desde mínimos, y además que salieron tarde de la crisis que empezó en el año 2000. Pero “mayoría” no es igual a “todos”.

Y aquí el botón de muestra lo tenemos en el artículo que publicó Citywire con los 10 mejores gestores de la década, en el que aparecen una decena de nombres que en este periodo han obtenido rentabilidades superiores al 300%, o casi. El casi es por la décima posición del índice, que ha sido para el equipo de Bestinver comandado por Francisco García Paramés, y que se ha quedado en el 297%. Tampoco está mal, ¿no?

Analizando un poco más a fondo la lista se puede ver que, salvo Bestinver (y esto le da todavía más valor a estos gestores españoles), todos los productos pertenecen a categorías relacionadas con mercados emergentes o con materias primas, que en realidad ha venido a ser el mismo “tema” de inversión: el gran crecimiento de las economías en desarrollo.

Una evolución que, en mi opinión, ha estado propiciada por algo que ocurrió precisamente al principio de la década: el acuerdo para que China entrara en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Un movimiento que suscitó muchos titulares y muchas reacciones pero que quizá fue perdiéndose en la mente de muchos inversores, arrinconado por los avatares del día a día.

Quienes no perdieran la visión de largo plazo y se dieran cuenta entonces del cambio de dimensión que esto suponía para la economía global y de la reasignación de riqueza mundial no estarán precisamente lamentándose de haber sufrido una década pérdida.