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¿Le quitamos a los bancos su poder para crear dinero?
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Kike Vázquez

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¿Le quitamos a los bancos su poder para crear dinero?

Todas las crisis financieras terminan con peticiones que demandan restringir la actividad de los bancos. Esta vez no es distinto. En la actualidad el sistema financiero

Todas las crisis financieras terminan con peticiones que demandan restringir la actividad de los bancos. Esta vez no es distinto. En la actualidad el sistema financiero está inmerso en una vorágine normativa que provocará grandes cambios, si bien todo el mundo sospecha que esto no será suficiente y que pasado un tiempo volveremos a tropezar con la misma piedra. ¿Cómo evitar tal situación? Una solución que siempre acaba sobre la mesa es la de quitar a los bancos su poder para crear dinero. Viejas recetas que sin embargo están más de moda que nunca tras encontrar recientemente eco en el Financial Times.

Tradicionalmente la solución más concurrida ha sido la de exigir unos mayores requisitos de capital a la banca, buscando un equilibrio entre que éste sea lo suficientemente alto para absorber pérdidas en la mayoría de escenarios y lo suficientemente bajo para no limitar la creación de crédito, lo que parece no ser suficiente para Martin Wolf (‘Strip private banks of their power to create Money 24-04-2014) quien en su último artículo propone ir mucho más allá.

Sus propuestas se derivan en gran parte del ‘Plan Chicago’, concebido en 1933 tras la Gran Depresión para dar estabilidad al sistema financiero. Dicho plan promulgaba por ejemplo un coeficiente de caja del 100% o devolver al Estado la capacidad para emitir dinero pero, a pesar de encontrar el respaldo de economistas de renombre como Irving Fisher, fue desvaneciéndose poco a poco tras aprobarse una serie de medidas que colmaron la voluntad reformista de la mayoría. De esta época es la creación de una garantía estatal sobre los depósitos o la famosa ley Glass-Steagall que separó la banca minorista de la banca de inversión.

Así Wolf, quien lejos de ser un trasnochado es economista jefe del Financial Times y una de las plumas más influyentes del mundo, propone lo siguiente:

  1. Devolver la creación de dinero al Estado.
  2. Separar en los bancos lo que podríamos llamar las cuentas de ahorro de las cuentas de inversión, de forma que las primeras estarían totalmente seguras pero a cambio los depositantes pagarían una comisión, y las segundas se invertirían para dar crédito a los prestatarios que el banco seleccionase, recibiendo un interés pero también exponiéndose a perderlo todo si algo sale mal.
  3. Los bancos centrales seguirían existiendo y seguirían teniendo el objetivo de controlar la inflación, ya que el crear o no dinero sería decisión de expertos independientes y no de los políticos.
  4. El dinero se transmitiría a la economía por medio del gasto público, en lugar de aumentar impuestos o las necesidades de financiación; haciendo pagos a los ciudadanos; pagando deudas, públicas o privadas; o haciendo préstamos a los bancos u otros intermediarios.

O lo que es lo mismo, en lugar de vivir en un sistema en donde los bancos privados crean dinero de la nada al dar crédito, momento en el cual se crea el depósito asociado al dinero prestado creando así el dinero que conocemos, se pasaría a un sistema donde el Estado emite dineroal 0% de interés. Esto según Wolf tiene numerosas ventajas, siendo dos las más importantes: el privilegio del señoreaje pasaría a ser de los ciudadanos, y la deuda no tendría que crecer infinitamente para crear el dinero necesario por el sistema económico.

En un sistema de estas características, el dinero emitido por el Estado podría aplicarse o bien en bajar los impuestos o bien en aumentar el gasto. Que nadie piense en una revolución cuantitativa, puesto que el aumento anual de la masa monetaria no debería suponer más que unos pocos puntos del PIB, pero en cualquier caso sí es una revolución cualitativa puesto que serían los ciudadanos quienes se beneficiarían de dicho importe llamado señoreaje, o beneficio recibido por emitir la moneda, y no terceros.

Por otra parte el Estado también podría decidir pagar sus deudas, o teóricamente también las deudas de terceros, sin provocar shocks deflacionarios. Y es que en el sistema actual cuando el valor absoluto de las deudas se reduce, por desapalancamiento o por impago, se destruye dinero en el sistema, lo que provoca que exista menos dinero para un mismo número de bienes y servicios, y que por tanto el dinero tenga más valor y se produzca deflación (salvo que los bancos centrales lo compensen emitiendo moneda hasta equilibrar la balanza). La deuda pasaría a ser un servicio y no una obligación. Esto provocaría el fin de las entidades ‘too big to fail’ según Wolf.

¿Muy bonito para ser verdad? Pues que nadie se pierda este ‘working paper’ del FMI (‘The Chicago Plan Revisited’ Agosto 2012) donde, sorprendentemente, encuentran aun más ventajas como es la eliminación de las fluctuaciones de la economía real derivadas de las finanzas, la eliminación de los ‘bank runs’, la reducción de la deuda pública y privada, mejora del ‘output’ a largo plazo en un 10%, perder el miedo a las ‘trampas de liquidez’ y a la deflación, y todo ello sin consecuencias en la financiación a la economía real. ¿Podría ser mejor?

Llegamos a este punto me imagino que los seguidores del ‘Positive Money’ estarán encantados de ver tal aceptación de sus ideas, e incluso los economistas de la escuela austriaca tendrán una cierta satisfacción por ver parcialmente reflejadas sus creencias en el debate, pero a pesar de ver un consenso tan amplio y dispar entre Wolf, el ‘Positive Money’, el FMI o la escuela austriaca de economía, debo mostrar mis dudas ante la medida.

Un buen argumento es el que usa Krugman (‘Is A Banking Ban The Answer?’ – NYT 26-04-2014), y es que pretender cambiar el sistema monetario moderno y olvidarse del shadow banking no es compatible. Si imponemos un coeficiente del 100% en la banca lo que conseguiremos es llevar aun más lejos lo que está ocurriendo en la actualidad tras el aumento de la regulación bancaria: pasar el mundo financiero al shadow banking haciéndolo más peligroso. Al mismo tiempo, si al shadow banking se le permite ‘crear dinero’ (‘shadow money’) como en la actualidad, entonces las finanzas seguirán desestabilizando a la economía real en ciertos momentos.

Por otra parte es difícil pensar cómo se eliminarían las corridas bancarias si los depósitos usados para prestar tendrían más riesgo que nunca, pues no disfrutarían de ningún respaldo y el banco no tendría un prestamista de última instancia como es el banco central. De hecho creo que veríamos un importante aumento de los ‘bank runs’, aunque eso sí, los ahorradores serían conscientes de a qué se exponen. Si bien el mayor argumento en contra de la propuesta, y el logro menos reconocido del actual sistema, es otro.

El actual sistema permite financiar cualquier idea que técnicamente podamos llevar a cabo, independientemente de que existan ahorros suficientes o no para ello, provocando un desarrollo mayor cuando los recursos se usan correctamente. En el sistema propuesto todo depende del ahorro, pues es éste el que financia la expansión, si no hay ahorro el desarrollo se frena. Por la contra en la actualidad el dinero no es ahorro o actividad económica, solo facilita transacciones y facilita la expansión hasta donde la creatividad del hombre alcance. En la Edad Media el sistema propuesto funcionaría de maravilla, pero en la actualidad podría resultar una rémora similar al patrón oro.

Dicho esto también hay que decir que las finanzas del mundo actual posiblemente se han extralimitado. Asimismo, aunque no crea que la propuesta del artículo sea tan idílica como manifiestan sus defensores, sí creo que tendría una ventaja muy importante: devolver las ventajas del señoreaje a los ciudadanos. Teniendo todo ello en consideración, no creo que eliminar el poder de los bancos para crear dinero fuese a resultar en una economía mejor, pero sí podría crearse un sistema en donde existiese un mix de dinero público y privado, beneficiándonos de la potencialidad actual, convirtiendo a la deuda en una opción y no en una necesidad y devolviendo parte del fruto del señoreaje a los ciudadanos.

Todas las crisis financieras terminan con peticiones que demandan restringir la actividad de los bancos. Esta vez no es distinto. En la actualidad el sistema financiero está inmerso en una vorágine normativa que provocará grandes cambios, si bien todo el mundo sospecha que esto no será suficiente y que pasado un tiempo volveremos a tropezar con la misma piedra. ¿Cómo evitar tal situación? Una solución que siempre acaba sobre la mesa es la de quitar a los bancos su poder para crear dinero. Viejas recetas que sin embargo están más de moda que nunca tras encontrar recientemente eco en el Financial Times.

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