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La gran distorsión
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Kike Vázquez

Perlas de Kike

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La gran distorsión

Pudo ser una Gran Depresión, pudo ser una Gran Recesión, pero a lo que finalmente se enfrenta el mundo es a la mayor distorsión financiera que

Pudo ser una Gran Depresión, pudo ser una Gran Recesión, pero a lo que finalmente se enfrenta el mundo es a la mayor distorsión financiera que el hombre haya visto. Si tuviese que darle un nombre éste sería la Gran Distorsión. Y es que finalmente el problema no ha sido el mercado, a pesar de sus vaivenes, tampoco el crecimiento económico, aun siendo insuficiente. A lo que nos enfrentamos es a un problema de cordura derivado de las medidas que se han llevado a cabo para evitar la catástrofe. ¿Estaba quebrada la Eurozona o será la nueva referencia mundial? ¿Asumimos riesgos con el ‘Risk On’ o nos acobardamos al escuchar ‘Risk Off’? ¿Cambia el mundo cada dos semanas… o habremos perdido la cabeza?

El método para evitar que el mundo cayese en una trampa similar a la del año 1929 ha sido, como suele decirse, matar moscas a cañonazos. ¿Necesitamos evitar un colapso financiero? Pues inyectamos liquidez. ¿Necesitamos evitar la deflación? Inyectamos. ¿Y si la rentabilidad de los bonos de la periferia es un problema? Pues volvemos a inyectar liquidez hasta que dichos bonos sean el activo más interesante del mercado. No digo que dichas medidas no sean justificables, digo lo obvio, que además de alcanzar los objetivos buscados también se han provocado efectos colaterales.

Sea por la liquidez inyectada, por el compromiso tácito existente de intervenir si algo sale mal, o bien porque los principales objetivos buscados por las autoridades han sido alcanzados. Sea lo que fuere, pero el hecho es que TODOS los activos financieros suben como así muestra la gráfica realizada por el conocido blog Bond Vigilantes. Y no solo eso, como comentaba Marc Garrigasait hace unas semanas (“Cómprame las peores acciones que tengas en tu país” 26-03-14 El Abrazo del Koala) dicha subida está siendo especialmente acusada en lo que podríamos llamar ‘los peores activos’. -Quiero un activo de alto riesgo. –Solo nos queda éste tipo pero es de MUY alto riesgo. –Perfecto, ¡póngame dos!

¿Cómo es posible que todo suba, y que sean los peores activos los que mejor comportamiento presentan? En un primer momento resulta lógico ya que, si los peores activos son los que más sufren cuando la crisis aparece en escena, es también lógico que sean los más beneficiados una vez se observa cierta mejoría. Correcto. El problema surge cuando ya no se compran activos potencialmente beneficiados por la nueva situación sino cualquier tipo de activos, independientemente de sus fundamentales. La manada nunca había sido tan numerosa.

Podríamos llamarle burbuja, pero el problema no es que algo esté barato o caro. Por ejemplo no sé si la bolsa española o la estadounidense se merecen un PER 20 o no, tampoco sé si el bajo nivel de impagos existente en los bonos basura justifica sus valoraciones… Ambos debates son interesantes, pero esa no es realmente la cuestión. El problema es que la distorsión del entorno financiero ha afectado a nuestra cordura, y lo que hoy es blanco mañana puede ser negro, porque con la presente crisis se han roto un gran número de creencias que para muchas personas e inversores eran pilares de su pensamiento económico y financiero.

A modo de anécdota saquemos del baúl de los recuerdos una noticia del año 2008 en donde se comenta una entrevista al grupo musical de pop-flamenco Andy y Lucas. Copio literalmente:

Salió el tema de moda: la crisis. (…) Fue entonces cuando Andy, repentinamente iluminado, se puso muy serio y se dirigió a la entrevistadora: "Oye, tú que tienes estudios...", empezó la frase, con toda la modestia de que sólo la infinita sabiduría es capaz. Y remató: "¿QUÉ PASA, QUE NO PUEDE FABRICAR EL PAÍS MÁS DINERO O CÓMO VA ESTO?".

La noticia en su momento corrió como la pólvora por internet. Todo el mundo se rió del pobre Andy, y mucho. Todo el mundo parecía un gurú de la economía. Y al final, ¿quién tenía razón? El bueno de Andy, también llamado Bernanke por sus amigos. Una anécdota sin importancia que sin embargo refleja perfectamente como han cambiado los paradigmas del mundo que pisamos. Cambios que se han trasladado a los mercados en forma de agnosticismo. Ahora ya no sabemos nada, todo parece posible.

Y eso es peligroso. Primero porque, como no sabemos nada, nos fiamos de la manada. Segundo porque, como no sabemos nada, perdemos la confianza en nosotros mismos. Tercero porque, ¿quién dirige a la manada? ¿Quién es realmente un creyente de sus actos y no un agnóstico confuso? Pregunto porque, igual que los activos se ponen de moda, también caen en desgracia de un día para otro, y eso es peligroso. Especialmente en un entorno en donde la volatilidad está en mínimos, en donde la complacencia parece haber ido demasiado lejos.

No digo que no existan verdaderos creyentes, que los hay, inversores que si las primas de riesgo de la periferia volviesen a subir no venderían, o que si las recientes salidas del high yield se consolidan seguirían apostando por dicha inversión, o que si los peores activos empiezan a pasarlo mal redoblarían su apuesta. Los hay. Pero también hay mucho inversor obligado, como una aseguradora que necesita un yield mínimo, como un gestor que cobra por gestionar y no por estar en liquidez, o como cualquier pequeño inversor que conoce las ventajas del interés compuesto a lo largo del tiempo. Hay mucho dinero invertido pero, ¿cuánto es creyente y cuanto agnóstico?

La Gran Distorsión no solo es la mayor intervención de la historia, no solo es la mayor modificación que se ha producido en el comportamiento de los agentes financieros, también ha afectado a nuestras propias creencias, a nuestra conducta. Ante la falta de patrones para actuar seguimos a la manada, siendo más condescendientes que nunca. Y eso es peligroso, pues siguen existiendo potenciales contingencias: riesgos geopolíticos, un frenazo de las reformas estructurales en la Eurozona por el surgimiento de movimientos populistas, o que simplemente no se cumpla la ecuación de retorno y riesgo. Todo inversor es un vencedor hoy en día, pero un vencedor agnóstico, y eso antes o después se acaba.

Nos vemos pronto, buen verano.

Pudo ser una Gran Depresión, pudo ser una Gran Recesión, pero a lo que finalmente se enfrenta el mundo es a la mayor distorsión financiera que el hombre haya visto. Si tuviese que darle un nombre éste sería la Gran Distorsión. Y es que finalmente el problema no ha sido el mercado, a pesar de sus vaivenes, tampoco el crecimiento económico, aun siendo insuficiente. A lo que nos enfrentamos es a un problema de cordura derivado de las medidas que se han llevado a cabo para evitar la catástrofe. ¿Estaba quebrada la Eurozona o será la nueva referencia mundial? ¿Asumimos riesgos con el ‘Risk On’ o nos acobardamos al escuchar ‘Risk Off’? ¿Cambia el mundo cada dos semanas… o habremos perdido la cabeza?

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