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El gran misterio de la productividad
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Kike Vázquez

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El gran misterio de la productividad

Uno de los motivos del aparente estancamiento económico es el bajo crecimiento de la productividad. Pero, ¿y si dicho fenómeno fuese solo un error estadístico?

Foto: Fuente: Corbis
Fuente: Corbis

“You can see the computer age everywhere but in the productivity statistics.” Solow.

En el largo plazo existe una variable que sobresale por encima de las demás para explicar nuestro progreso: la productividad. Y es que es este factor el que permite que podamos percibir un salario superior en términos reales o que nuestra calidad de vida mejore. Por ello el bajo crecimiento observado en los últimos años preocupa, aunque contrasta con todos los avances que vemos en nuestro día a día: internet en movilidad, fracking, robots, cloud computing, economía compartida o la eficiencia medioambiental por mencionar solo algunas. La productividad parece crecer de forma notable en todo… salvo en la estadística. ¿Cómo es esto posible?

Lejos de estar ante una cuestión secundaria, el futuro de occidente depende en gran parte de ella. Existen solo dos maneras de que una economía crezca: o trabaja más gente, o dichos trabajadores son más productivos. En occidente, en donde la población activa presenta una tendencia a la baja que se mantendrá probablemente por muchos años (máxime viendo los problemas migratorios sin resolver que existen), nuestro futuro depende de la productividad. Esto es, o conseguimos ser más productivos o nuestro crecimiento económico se estancará inevitablemente, ya que el declive de la población trabajadora será una losa con un impacto muy superior en el crecimiento.

Tristemente las previsiones no son nada halagüeñas: véase la siguiente imagen representativa de las economías del G7. En las últimas décadas se observa un crecimiento de la productividad que supera fácilmente el 2% anual; sin embargo en los últimos años es anémico, situándose en niveles del 0% en Italia o Reino Unido, o muy cerca en otros casos. Cualquier gráfica que analicemos sobre la materia nos llevará a una conclusión similar, y lo peor no es el dato en sí, es que no sabemos por qué ocurre esto. ¿La variable más importante para entender nuestro futuro es también una de las más desconocidas? Pues sí, efectivamente. Ni siquiera sabemos si la caída es coyuntural o estructural. Es más, ¿es real esta caída?

En un reciente artículo en Bloomberg el famoso Barry Ritholz de plantea esta cuestión y pone un ejemplo. Si en el año 1998 en EEUU se trabajaban las mismas horas que en 2013 (a pesar de incrementarse el número de trabajadores y negocios), ¿cómo es posible que la producción en términos reales se haya incrementado un 42%? Es más, miremos a nuestro alrededor, ¿realmente hoy somos solo un poco más productivos que hace unos años? Tenemos PCs, tablets, móviles, apps, software de todo tipo, cloud… Aunque las formas de entretenerse también han crecido exponencialmente, parece que deberíamos de ser mucho más productivos que antaño, y no solo un poco.

Simplemente las medidas económicas tradicionales han dejado de ser representativas de la innovación y las nuevas tecnologías actuales

Barry se apunta a la teoría que también ha defendido Rick Rieder, de BlackRock, recientemente. Simplemente las medidas económicas tradicionales han dejado de ser representativas de la innovación y las nuevas tecnologías actuales. En la actualidad se están desarrollando multitud de innovaciones, estamos adoptando nuevas tecnologías a una velocidad cada vez mayor, no solo no estamos estancados sino que el potencial es tan grande que desconocemos a donde nos llevarán los resultados de todos los proyectos que emergen. Pero esa ‘sensación’ que muchos compartimos no se ve reflejada en los datos económicos. ¿Por qué?

Una explicación es que vivimos un momento en el que la mayor parte de tecnologías no se centran en incrementar notablemente la producción, sino en hacer lo mismo que antaño a un coste mucho menor. Pensemos en las fintech, pensemos en las apps…No han inventado la rueda, en realidad simplemente han modificado ligeramente algo que ya existe dándole otro enfoque y reduciendo notoriamente su precio, o incluso ofreciéndolo gratis. Ford aumento exponencialmente la producción por empleado, Whatsapp nos ha dado mensajes gratis a todos. ¿Eso no es productividad? ¿No mejora nuestra calidad de vida?

Whatsapp da mensajes gratis a todos. ¿Eso no es productividad? ¿No mejora nuestra calidad de vida?

Probablemente muchas relaciones de pareja funcionarían mejor sin el servicio de mensajería o Facebook, cierto, pero más allá del buen o mal uso que le demos, parece claro que sí hay innovación y sí hay crecimiento de la productividad. El cambio es que antes la estadística lo recogía correctamente y ahora no, porque es más fácil cuantificar el aumento de producción que cuantificar la presión a la baja sobre los precios de esta nueva ola tecnológica. Goldman Sachs, por ejemplo, calculó en un informe de 2015 que corrigiendo el deflactor teniendo en cuenta este efecto el crecimiento habría sido un 0,7% mayor al año.

Hay otras teorías claro. Una corriente muy extendida es que la innovación actual no tiene nada que ver con la de antaño, pensemos en la electricidad. Sí, lo estamos haciendo bien, pero no tanto como antes, y por tanto la estadística se resiente. Otra posibilidad es que los gestores actuales se hayan replanteado para siempre la inversión en ‘capex’ algo que, en teoría, mermaría la productividad. Si una compañía decide invertir menos dinero, los empleados tendrán peores equipos e instalaciones con una teórica menor producción.

Es más fácil cuantificar el aumento de producción que cuantificar la presión a la baja sobre los precios de esta nueva ola tecnológica

Y es que por una parte la inversión en capex no es tan rentable para el accionista como otros usos (BlackRock calcula que en un plazo de 5 años entre 1985-2015, las empresas que optan por I+D o recomprarse acciones ofrecen un retorno total del 79%, frente al 74% del capex o al 70% de los dividendos o las adquisiciones); por la otra vivimos en un mundo de sobrecapacidad, donde las conductas tradicionales quizá ya no sirven. Esta es una teoría que para algunos explicaría el declive estructural que vemos, si bien, ¿realmente es el capex hoy en día determinante para la productividad?

Vivimos en un mundo de sobrecapacidad, donde las conductas tradicionales quizá ya no sirven

Otras hipótesis, por ejemplo el BIS, apuntan a que crisis como las actuales provocan una decadencia permanente en la productividad futura. Lo que sin duda pondría en tela de juicio el modelo de crecimiento basado en burbujas: quizá consiga crecimiento, pero si merma la productividad todo será ficción. Y por último, los más optimistas, creen que simplemente estamos ante algo coyuntural, y la productividad sin duda volverá.

Probablemente estamos ante un poco de todo. En parte los gestores se replantean la utilidad del capex, en parte crisis como las actuales hacen mucho daño a los cimientos de la economía y a variables como la productividad, en parte probablemente estaremos ante un fenómeno coyuntural que tendrá sus más y sus menos, pero sin duda hay que considerar que también estemos ante un error estadístico debido a unas mediciones que datan de mucho antes que la creciente ola tecnológica. De ser así probablemente el PIB real y potencial sería mucho más alto de lo que creemos. Aunque por el momento nadie sabe responder, la productividad sigue siendo eso, un gran misterio.

“You can see the computer age everywhere but in the productivity statistics.” Solow.

Productividad Fracking BlackRock G7 PIB