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Reshoring: el regreso al primer mundo de la industria ¿solución al desempleo?
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Kike Vázquez

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Reshoring: el regreso al primer mundo de la industria ¿solución al desempleo?

Algunas empresas han dejado de deslocalizar su producción para volver a fabricar en los países desarrollados. Una tendencia positiva pero insuficiente para crear empleo

Foto: Robots en una fábrica de Shanghai (China). (Reuters)
Robots en una fábrica de Shanghai (China). (Reuters)

En 2011 se produjo un evento sin precedentes en EEUU: más empresas se establecieron en territorio norteamericano de las que se deslocalizaron. Esto es, el reshoring o relocalización, fenómeno consistente en volver a traer la producción a los países desarrollados, tuvo un impacto mayor que el offshoring o deslocalización. De hecho, en los últimos 5 años se calcula que 248.000 empleos fueron creados en Estados Unidos gracias a la vuelta a casa de su industria manufacturera. Hay múltiples ejemplos de ello, véase este informe con más de 300 casos de estudio al respecto. ¿Podríamos estar, por tanto, ante una solución a los problemas de desempleo que algunos países sufrimos?

Y es que hay más ejemplos. Italia también ha sido un país muy beneficiado, pues se estima que han conseguido ‘repatriar’ a 121 empresas en 2015 (tras las 326 de EEUU, y por delante de las 68 de Reino Unido o 63 de Alemania). Incluso en España se han vuelto a ver noticias sobre la vuelta de la industria del juguete o del ‘Made in Spain’. Algo impensable hace tan solo una década. Desgraciadamente, aunque estamos ante una tendencia muy relevante, parece que será insuficiente para paliar nuestros problemas. En concreto, analizando los últimos datos, se observa que la relocalización va a más pero no consigue generar el suficiente empleo. ¿Por qué?

En los últimos cinco años se calcula que 248.000 empleos fueron creados en Estados Unidos gracias a la vuelta a casa de su industria manufacturera

En primer lugar hay que decir que, para muchas empresas, la relocalización es rentable y, por tanto, la seguirán utilizando. Algo que ya analizamos en su momento en el artículo ‘¿Volverán las fábricas a los países desarrollados?’ Y es que en ocasiones el transporte es caro (pensemos en productos pesados o voluminosos), otras veces necesitamos flexibilidad y por ello no podemos producir lejos de nuestro consumidor, a veces simplemente la cadena de suministro es demasiado compleja para ser sustituida, o bien no nos fiamos de la calidad de los proveedores (por ejemplo la contaminación de los productos alimenticios en China) o del respeto a las patentes y a la seguridad jurídica.

El reshoring es una realidad y ha venido para quedarse, pero no tendrá los efectos positivos que muchos esperan. Ni siquiera en Estados Unidos, país que es uno de los mejor posicionados en el ranking de deslocalización elaborado por Deloitte, y que ha sido el principal beneficiado en los últimos años. ¿Por qué incluso en los países más competitivos el reshoring no será una solución para el desempleo? Principalmente por el nearshoring, porque la deslocalización sigue siendo una tendencia al menos tan fuerte como la relocalización y también por la robotización.

A pesar de que la relocalización es un fenómeno fuerte, y que seguirá en boga en el futuro, la deslocalización lo es aún más

Las empresas quieren minorar el coste del transporte, necesitan flexibilidad, desean controlar la calidad de sus productos de cerca… y por eso están dispuestos a pagar un plus. Pero, ¿por qué escoger España y no, por ejemplo, Marruecos para la relocalización? Probablemente en la mayoría de casos (depende mucho del sector), si valoramos pros y contras, nos salga más rentable llevarnos a África la producción en lugar de escoger a nuestro amado país, por muy patriotas que seamos.

Y es que irse de China no quiere decir lo mismo que llevar las fábricas al primer mundo, una cosa es el reshoring y otra el nearshoring. En ambas se mueven las fábricas, en ambas se acercan al lugar en donde está el consumidor, pero en el segundo caso no necesariamente a un país desarrollado. Una empresa que lleva muchos años aplicando esta política y que es caso de estudio a nivel mundial es la gallega Inditex, la cual tiene un 60% de su producción en España, Portugal, Marruecos y Turquía.

China es ahora también víctima de la deslocalización, puesto que ciertas compañías, por ejemplo en el textil, prefieren a Vietnam o Bangladesh

Otro motivo de peso es que, a pesar de que la relocalización es un fenómeno fuerte, y que seguirá en boga en el futuro, la deslocalización lo es aún más. Vamos, que muchas empresas se han dado cuenta de que China no es la panacea y vuelven, pero muchas otras siguen yéndose de España o Estados Unidos hacía allá. Es más, China es ahora también víctima de la deslocalización, puesto que ciertas compañías, por ejemplo en el textil, prefieren a Vietnam o Bangladesh por ser más baratos. Es más, ¡Bangladesh sufre ya la deslocalización en sus propias carnes! Por cada empresa que está dispuesta a pagar un poco más y obtener mejores prestaciones (reshoring) existen cuatro o cinco que quieren pagar menos, aún perdiendo calidad (offshoring).

Esto puede comprobarse en la siguiente gráfica de AT Kearney, la cual muestra el indicador ‘US Reshoring Index Score’. Dicha ratio es positiva cuando existen más empresas practicando el reshoring que el offshoring, y viceversa. Se ve a simple vista que tras el ‘boom’ de 2011-2013, la tendencia ha vuelto a revertir con mucha fuerza.

Por último tenemos el auge de los robots, algo que también hemos tratado en esta sección en el artículo ‘El fin del trabajo del siglo XX’. Las máquinas son cada día más baratas e inteligentes, lo que amenaza el trabajo de mucha gente (aunque a largo plazo nos proporcione un mayor bienestar). ¿Qué tiene que ver esto con la temática de esta semana? Mejor que explicarlo veamos una noticia de los últimos días que, creo, lo dejará muy claro.

Adidas ha abierto recientemente una fábrica en Alemania. Tras años traspasando su producción de Europa a Asia, la multinacional germana ha decidido dar un vuelco a su estrategia y ha optado por aplicar el ‘reshoring’. Con ello conseguirán reducir sus costes laborales y situarse mucho más cerca de su consumidor, aunque desgraciadamente eso no tendrá el efecto positivo que mucha gente esperaba: casi no generará empleo, pues sus trabajadores serán principalmente máquinas. Si tenemos en cuenta los beneficios colaterales estamos ante una buena noticia para Alemania (proveedores, inversión, impuestos…), no obstante en lo que al empleo se refiere el efecto será muy limitado.

Si tenemos en cuenta que muchas empresas obtienen los mismos beneficios con el nearshoring que con el reshoring; que la deslocalización sigue siendo un fenómeno de moda; o que el auge de los robots posibilita que se traigan las fábricas a occidente sin generar empleo; obtenemos como resultado que lejos de ser la solución que buscábamos para mejorar la situación del mercado laboral, el reshoring se queda a medias. Es una tendencia rentable, que seguirá en los próximos años y que, sin duda, nos beneficia, ¡bienvenida sea! Pero desgraciadamente no es lo suficientemente fuerte para contrarrestar otras tendencias globales existentes: el trabajo seguirá siendo un problema.

En 2011 se produjo un evento sin precedentes en EEUU: más empresas se establecieron en territorio norteamericano de las que se deslocalizaron. Esto es, el reshoring o relocalización, fenómeno consistente en volver a traer la producción a los países desarrollados, tuvo un impacto mayor que el offshoring o deslocalización. De hecho, en los últimos 5 años se calcula que 248.000 empleos fueron creados en Estados Unidos gracias a la vuelta a casa de su industria manufacturera. Hay múltiples ejemplos de ello, véase este informe con más de 300 casos de estudio al respecto. ¿Podríamos estar, por tanto, ante una solución a los problemas de desempleo que algunos países sufrimos?

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