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Las ‘otras’ tendencias del año
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Kike Vázquez

Perlas de Kike

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Las ‘otras’ tendencias del año

Quizá 2016 haya sido el año del auge del populismo, pero paralelamente también se han dado otros cambios que marcarán nuestro futuro

Foto: Foto: Corbis.
Foto: Corbis.

El año pasado pasará seguramente a la historia por ser el del auge de los populismos. Han hecho aparición partidos y políticos no convencionales, nos han sorprendido los resultados electorales y se han producido sorpresas como el Brexit. Sin embargo sería un error no ver más allá, y es que en los últimos meses han nacido o se han consolidado numerosas tendencias muy importantes, fuera y dentro de nuestro país, que vale la pena repasar.

El smartphone ‘financiero’

Ayer la banca dependía de sus oficinas, hoy en día los accesos desde el móvil son los preferidos por los clientes en el día a día. Ayer el efectivo era el rey, hoy existen oficinas sin 'cash' y surgen numerosos medios de pago como los propuestos por Apple, Samsung o Bizum. Independientemente de quien salga vencedor en esta futura guerra de la banca digital, en los últimos meses el smartphone parece haberse consolidado como nuestro mejor amigo financiero.

Actualmente el 40% de la población española usa su móvil para interactuar con su banco. Por ejemplo ING afirma que solo el 0,2% de sus clientes usan ya las oficinas, frente a casi el 60% que usan el móvil. Puede suceder antes o después, pero entre que caminamos a una sociedad con menos efectivo y que la penetración del móvil es realmente alta, especialmente en nuestro país, parece que todo sitúa al smartphone como un futuro ganador. En solo unos meses hemos pasado de considerar el canal digital como ‘una posibilidad’ a considerarlo ‘el canal principal’ de la estrategia 'omnicanal'. La ‘locura fintech’ está en marcha.

Gestión pasiva

¿A dónde ha ido el dinero en 2016 en los mercados? Una palabra: Vanguard. Sus activos bajo gestión se han incrementado en casi 200 mil millones de dólares en los últimos 12 meses, eclipsando a sus rivales y poniendo en aprietos a la gestión activa, quien no deja de perder acólitos. Y si bien en EEUU ya es algo consolidado superando 1/3 del mercado, es ahora cuando la ‘moda’ supera fronteras y aterriza en Europa. Por ejemplo en España comenzamos a ver incluso ‘robo advisors’ como Indexa Capital o Finizens.

Y es que la gestión pasiva, basada en replicar los índices con muy bajas comisiones, supera a largo plazo al 80-90% de los fondos de gestión activa, ¿por qué tratar de ser el mejor, arriesgándonos a ser el peor, pudiendo garantizarnos un puesto muy aceptable? Aunque puedan existir contratiempos la idea ha calado, lo que se traduce en productos con menores comisiones (véase ‘Vanguard effect’) y en que no compense pagar grandes sumas por un mal asesoramiento, mejor indexarse y ‘automatizarse’. Moraleja: la competencia ha llegado, ofrece valor o atente a las consecuencias.

Los productos – servicio

Primero fue la producción en cadena, el ganar dinero vendiendo un producto. Pronto las empresas se dieron cuenta de que si solo vendían un producto una vez, no ganaban todo el dinero posible. Inventaron por una parte la obsolescencia programada, artificial o en forma de modas y, posteriormente, la venta del servicio. Puedes ganar más dinero o bien vendiendo más productos, o también vendiendo un servicio posterior del que obtengas un ingreso recurrente.

En 2016 se ha consolidado una nueva vuelta de tuerca en esta estrategia de la que muy pocos se han dado cuenta. Silenciosamente hemos pasado de la venta del producto y de la venta del servicio, a la venta del producto como si fuese un servicio. Netflix te vende un producto que podría vender solo una vez, pero en forma de servicio mensual. Y a la gente le gusta, porque paga poco. Y aunque los números son modestos en nuestro país, a la empresa le gusta porque espera alcanzar un volumen alto... y recurrente. Una vuelta de tuerca más en la revolución de las plataformas.

El coche innovador

Sé que hoy parecerá una tontería, pero cuando en abril del año pasado escribí un artículo sobre Tesla y el coche eléctrico, nadie tenía muy claro que el mercado fuese a ir por ahí. Mi conclusión era que así sería si el Tesla Model 3 conseguía “obligar a la industria a apostar por lo eléctrico en lugar de por otra tecnología”. Parece que el elevado volumen de reservas del modelo ha obrado el milagro y hoy todas las marcas se apuran en anunciar futuros coches eléctricos, convirtiendo a 2016 en el año en el cual estos vehículos han comenzado a rivalizar, de verdad, con el combustible tradicional.

Si bien, el coche destaca por mucho más. No solo es un motor, también es el epicentro de las mejoras tecnológicas como la conducción autónoma. El 2016 ha sido el año en el que hemos pasado de pensar que un coche que se conduce solo es una locura o algo del futuro, a verlo a la vuelta de la esquina. Incluso podemos probarlo en ciertos modelos de forma ‘beta’. Esto puede suponer un cambio de paradigma energético (hola renovables), tecnológico (hola inteligencia artificial) y de consumo (¿adiós coche en propiedad, hola coche autónomo en alquiler por uso?). De hecho, otro de los términos de moda es la Uberización.

La nueva era poscrisis

De alguna forma nos estamos dando cuenta que, tras la crisis financiera, hemos entrado en una nueva era con sus propias características, como así lo fueron la guerra fría o el posterior proceso globalizador. Una nueva era que parece escapar del estancamiento secular, pero que tampoco disfruta de un crecimiento sólido. Por ello la tarta a repartir está siendo más disputada que antaño, lo que provoca problemas de desigualdad, auge del populismo, desaceleración de la globalización y más choques geopolíticos. Todo ello aderezado con los efectos de la tecnología.

No sé si esta tendencia se consolidará pero, si lo hace, el año 2016 será su cuna. Hasta el momento o veíamos un mundo aún inmerso en crisis, quizá con destellos puntuales fruto de los estímulos o la coyuntura, o veíamos sucesos independientes no relacionados. Hoy empezamos a entender que estamos ante un todo, que las variables tienen cierta relación y que, quizá la crisis se ha acabado pero eso no quiere decir que el mundo vuelva a ser el que era. Estamos ante una nueva realidad.

Y este es, en mi opinión, el ‘miniresumen’ de tendencias del año 2016. Algunas procedentes de otros países y llegadas recientemente al nuestro, otras de máximo interés global. Sin duda la palabra del año será ‘populismo’, pero para entender el futuro vale la pena mirar al desarrollo de la banca digital; la evolución de la gestión pasiva y el nuevo asesoramiento financiero; los ‘producto-servicio’ y las plataformas; todo lo que mira al coche innovador (energía, renovables, tecnología…); o al desarrollo de una nueva era poscrisis, una con sus propias características y muy diferente al mundo anterior a la Gran Recesión. Todo esto es lo que, al menos, parece esperarnos en 2017.

El año pasado pasará seguramente a la historia por ser el del auge de los populismos. Han hecho aparición partidos y políticos no convencionales, nos han sorprendido los resultados electorales y se han producido sorpresas como el Brexit. Sin embargo sería un error no ver más allá, y es que en los últimos meses han nacido o se han consolidado numerosas tendencias muy importantes, fuera y dentro de nuestro país, que vale la pena repasar.

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