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El crédito global se desacelera
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Kike Vázquez

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El crédito global se desacelera

A pesar de que todos los datos económicos resultan optimistas actualmente, desde EEUU a la eurozona, un pequeño pero importante indicador llama a la cautela

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El PIB estadounidense creció un 0,7% anualizado en el primer trimestre de 2017. El consumo, el motor de su economía, un flojo 0,3%. Son los peores resultados en tres años y, teniendo en cuenta que el presente ciclo económico es uno de los más duraderos del siglo, surgen dudas. ¿Estaremos ante los últimos alientos del gigante americano?

No contaría con ello. Al menos por el momento. En los próximos párrafos veremos por qué la economía estadounidense volverá, presumiblemente, a crecer en los siguientes trimestres, pero también por qué existen otros datos que sí deben preocuparnos. Por ejemplo el crédito global.

Comencemos por la primera parte. ¿Por qué EEUU va a volver a crecer si su PIB acaba de presentar el peor dato en tres años? Pues porque debemos diferenciar entre lo que se conoce como ‘hard data’ y ‘soft data’. El ‘hard data’ son los datos pasados, como el PIB; sin embargo, lo más importante es el ‘soft data’, el sentimiento de hogares y empresas. Esto último es lo que determina el crecimiento futuro.

Como podemos comprobar viendo esta gráfica de AB Global, encuestas como el PMI tienen un alto poder predictivo y actualmente están marcando una expansión de la actividad estadounidense. Similar información nos daban las estimaciones de capex futuro que veíamos el mes pasado en esta sección. Por ello, a pesar de lo longevo que es el presente ciclo económico al otro lado del charco, lo esperable es que el PIB repunte en los próximos trimestres.

Si acto seguido miramos a la eurozona, a su gran momento económico y a los resultados electorales (que han devuelto los flujos inversores a nuestro continente, como era de esperar), entonces consolidaremos nuestro optimismo. A pesar de las fuertes subidas en bolsa, no parecen existir contratiempos en el horizonte. Todo va bien. Todo salvo un pequeño dato: el impulso del crédito global está descendiendo en el último trimestre.

¿Qué es el ‘impulso crediticio’? Es un concepto acuñado por el economista Michael Biggs, de Deutsche Bank, que mide si el crecimiento del crédito se acelera o se desacelera. Esto es, el crédito puede estar creciendo, pero si lo hace a un menor ritmo que anteriormente, se considera que el ‘impulso crediticio’ es negativo. Eso es precisamente lo que los datos dicen que está ocurriendo con el crédito a nivel global, crece, pero menos que antes. Véase la siguiente gráfica de Pimco.

¿Y cómo es posible que el impulso crediticio a nivel global sea negativo con el buen momento que atraviesa Estados Unidos y Europa? Pues porque el problema está en un tercero, el problema es China. El gigante asiático ha sido el verdadero protagonista del aumento del endeudamiento mundial en los últimos tres años y, según Gene Frieda, de Pimco, “el verdadero motor de la reflación”.

Todo indica que el conocido como ‘reflation trade’ no ha sido creado por Trump, en realidad la tendencia ya estaba ahí y el magnate simplemente la ha acompañado. El problema es que, una vez que las medidas electorales se han desvanecido (a excepción de la rebaja fiscal, la cual puede suponer un impulso, pero difícilmente a nivel mundial), ¿quién va a empujar el crédito globalmente? El verdadero motor, China, ya no lo hará.

Recordemos que la economía china es altamente intensiva en endeudamiento privado, estimado en un 260% del PIB, nivel que crece vertiginosamente y al que pocos países han llegado sin sucumbir antes a una fuerte crisis. Por este motivo, sus máximas autoridades juegan continuamente a endurecer las condiciones financieras, algo que nunca se consolida porque, a día de hoy, su economía no sabe crecer de otro modo.

Eso es un problema. Y es que en algún momento tendrán que cambiar y puede que nos afecte a nivel global. Si al principio del artículo decíamos que el ‘soft data’ es un buen estimador del ‘hard data’, Pimco ha observado que el impulso crediticio chino está altamente correlacionado con el PMI manufacturero chino a un año vista, y con el ISM manufacturero estadounidense a 14 meses. Un frenazo chino afectaría a Estados Unidos.

Esto es, probablemente Estados Unidos vuelva a crecer saludablemente en los próximos meses. A pesar de que el PIB del primer trimestre ha defraudado, el ‘soft data’ de indicadores como el ISM o el capex futuro así lo hacen prever. Sin embargo, si el impulso crediticio chino sigue la tendencia descendente y la correlación encontrada por Pimco es correcta, entonces quizás a finales de 2018 tengamos ‘hard data’ negativa, y no de forma coyuntural.

Por supuesto, hablamos de hipótesis y los escenarios pueden ser múltiples. Muchos creen que existe una ‘Beijing put’ (copiando el término ‘Greenspan put’) cuando el Shanghai Composite toca los 3.000 puntos y que, por tanto, solo será un susto. Otros, que puede afectar a sectores apalancados, materias primas o bancos pequeños, pero no al conjunto de la economía. Y también tenemos el cuento de Pedro y el lobo, en donde nunca pasaba nada hasta que pasó. ¿Quiénes será más sabios esta vez, los ‘traders’ o la cultura popular? ¿Estará el impulso crediticio dándonos un importante aviso?

El PIB estadounidense creció un 0,7% anualizado en el primer trimestre de 2017. El consumo, el motor de su economía, un flojo 0,3%. Son los peores resultados en tres años y, teniendo en cuenta que el presente ciclo económico es uno de los más duraderos del siglo, surgen dudas. ¿Estaremos ante los últimos alientos del gigante americano?

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