Perlas de Kike
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Motivos para ser optimistas en 2018
Un año más, hay algunos datos que nos permiten afrontar el próximo ejercicio con un cierto optimismo
Por fin llegó el último artículo del año. Ese en donde trato de darle un sesgo positivo a los datos económicos que nos ha tocado vivir, para que encaremos estas fechas tan especiales y el próximo año con un poquito más de moral. Y, principalmente, para que podamos centrarnos en lo importante: nuestros seres queridos.
Ya van seis artículos de una saga que comenzó en 2012, año que parecía el acabose pero que, sin embargo, fue en el que se produjo el punto de inflexión de nuestra economía. Desde entonces, lejos de tener que esforzarme por buscar el sesgo optimista, las buenas noticias han ido llegando poco a poco. Este año lo más destacado es que el crecimiento global se está sincronizando.
Lo comentaba en un artículo de octubre centrado en los PMIs. Hacía mucho tiempo que no veíamos tanto ‘verde’. El crecimiento de las principales economías del mundo es satisfactorio, el comercio internacional vuelve a elevarse, los mercados financieros van bien a pesar de las numerosas catástrofes profetizadas: inflación, deflación, errores de los bancos centrales, crash bursátil, ruptura del euro, quiebra de España u otros países de la Eurozona, ‘hard landing’ chino…
No menciono estas profecías como una forma de dar o quitar razones. Que tire la primera piedra quien no ha tenido miedo de que alguno de estos factores hiciese aparición, o que incluso aún puedan hacerlo. Lo que trato de argumentar es que, si algo tiene de especial 2017, además de que todo el mundo crece, es que las buenas noticias han llegado mucho más lejos de lo que nadie pensaba. Solemos mencionar los cisnes negros, pues he aquí un cisne blanco.
A pesar de todo, seguimos adelante. Estados Unidos, la locomotora de este ciclo que vivimos (con la ayuda de China), presenta el segundo mayor rally bursátil del siglo en duración, y el tercero en rentabilidad. Año tras año las buenas noticias se han ido imponiendo a las malas, a pesar de todas las preocupaciones existentes. Quizá podamos aprender algo de esto para nuestra vida diaria: preocuparse está bien, hay que ser previsores, pero a veces las buenas noticias también aparecen por sorpresa. Que no nos ciegue lo malo.
De hecho 2017 ha sido tan bueno a nivel bursátil que, según Jurrien Timmer, Director de Global Macro en Fidelity, el retorno ajustado al riesgo del presente ejercicio está en el primer percentil desde 1926. No solo las malas noticias no han sido protagonistas, sino que este año ha sido uno de los años en donde más sencillo ha sido hacer dinero del último siglo. Algo que no tengo claro si es bueno o no, pero que sí indica que las buenas noticias se han impuesto a las malas. Otra vez.
Aunque, como no se trata solo de mirar atrás sino principalmente de mirar adelante, tomemos nota de datos que pueden darnos una sorpresa en el futuro. Por ejemplo dice UBS que el PIB de EEUU es el más lento desde 2010 si no tenemos en cuenta la energía. Podemos interpretar el titular de forma negativa: la parte de la economía que ha tirado del carro, ya no tira. O de forma positiva: por fin la energía, el sector más intensivo en inversión, funciona. Lo que podría dar algo más de recorrido a este, largo ya, ciclo económico.
Como ya comenté en un reciente análisis de Técnicas Reunidas, es de esperar una nueva ola de ‘capex’ en el sector. Si la inversión aumentase, no solo en este, sino de forma general, sería el primer paso para experimentar una recuperación ‘normal’. No la ‘jobless recovery’ o ‘capex-less recovery’ que vivimos. Quizá sea demasiado optimista pensar en ello, especialmente observando cómo evoluciona el mundo hacia la tecnología y los robots, pero en cualquier caso una tendencia a seguir.
Por último mencionar sucintamente a España. Y es que este año, a diferencia de los anteriores, no vamos a poder servir de ejemplo, pues el proceso independentista de Cataluña es, desgraciadamente, una amenaza para nuestro porvenir económico. Señalar al menos que, desde el año 2015 crecemos ininterrumpidamente por encima del 3% interanual, algo inimaginable años atrás. Y todo ello con una cuenta corriente positiva (esto es, sin pedir prestado al exterior) que fue lo que nos llevó al ‘hoyo’ en la burbuja inmobiliaria. Es algo muy meritorio crecer a este ritmo sin endeudarse más.
Por otra parte, lo que más nos preocupa a todos es el trabajo. En los últimos 12 meses se han creado 521 mil empleos según la EPA, y el paro ha bajado al 16%. El punto de partida es nefasto, pero desde luego peor sería si no se creasen los empleos que se están creando. Por otra parte, más allá de la cantidad, hablando de calidad y otros intangibles, los indicadores de la OCDE dicen que la calidad del trabajo mejora, aunque seguimos por detrás de la media en casi todo (salvo en igualdad de género, que a veces parece que es lo único que nos preocupa y es en lo que mejor estamos). Ojalá en años venideros podamos hablar más positivamente de la calidad del trabajo en este artículo.
Sea como fuere, tampoco podemos perder la perspectiva de las cosas: la economía es importante, pero no más que nuestra vida. Por eso deja de esforzarte tanto por alguien que no lo valora, y preocúpate de quien sí. Recuerda que la clave de la felicidad es pasar tiempo de calidad con las personas que queremos, y eso no depende de los números, sino de la voluntad. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, porque mañana quizá no sea posible, y quizá te arrepientas por ello. Cuídate, tu cuerpo te acompañará toda la vida, y cuida de los tuyos, porque también desearás que lo hagan. No dejes que la vida sea eso que “pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Céntrate, actúa, sé feliz.
Feliz Navidad y Próspero Año.
Por fin llegó el último artículo del año. Ese en donde trato de darle un sesgo positivo a los datos económicos que nos ha tocado vivir, para que encaremos estas fechas tan especiales y el próximo año con un poquito más de moral. Y, principalmente, para que podamos centrarnos en lo importante: nuestros seres queridos.