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El gasto en tiempo de crisis (I parte)
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Enrique Roca

Pon tu talento a trabajar

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El gasto en tiempo de crisis (I parte)

En anteriores artículos hemos visto la forma de rentabilizar nuestros ahorros, invirtiéndolos sin incurrir en demasiados riesgos. Ahora nos toca poner los talentos a trabajar por

En anteriores artículos hemos visto la forma de rentabilizar nuestros ahorros, invirtiéndolos sin incurrir en demasiados riesgos. Ahora nos toca poner los talentos a trabajar por el lado del gasto.

 

Nuestras madres y abuelas vivieron épocas de escasez y sus experiencias deberían forman parte de nuestro acervo. Antes del marketing del “busque, compare y si encuentra algo mejor cómprelo”, ellas ya lo hacían. La necesidad fue su universidad y a fuerza de ser sinceros superaron el examen con nota alta.

Creo que algunas de las ideas y sugerencias adjuntas pueden sernos de utilidad. Considero que hay que empezar por:


1) Tomar conciencia de la situación real, relativizando los mensajes de los periódicos y los políticos. La misión de los actuales políticos es vender humo y salir reelegidos. La nuestra, ser felices, muy a su pesar. Ahorrar más o gastar controladamente nos enseña lo irracional o superfluo de muchas de nuestras decisiones.

Observe el entorno, coja el metro, visite tienda, hable con sus vecinos, mézclese con grupos de personas de diferente condición y profesión y tendrá una idea mucho más exacta de la situación real que la que nos transmiten.

2) El día a día es lo que hace que podamos alcanzar los objetivos que tenemos como referencia a medio plazo. Para ello nada más útil que hacer partícipe a las otras unidades de ingreso y de gasto (normalmente la familia) de nuestros proyectos. La unión hace la fuerza y esto es una labor de equipo. Además, al estar comprometidos con nuestros seres queridos hará que no nos desviemos del objetivo.

Consensúe con ellos los objetivos concretos, así como los medios para alcanzarlos. Transmita con su ejemplo estos valores a sus descendientes concretando situaciones y  mostrando que en todas las  épocas, pero sobretodo en las de penuria, el ahorro nos ayudó a superarlas mejor.

3) Ahorre con un objetivo determinado (tener un colchón de X meses de salario por si las cosas se tuercen, educación para los hijos, un viaje o complementar la pensión). El interés compuesto le enseñará cómo multiplicar su ahorro.

4) Empiece considerando los gastos. Aplique la técnica del presupuesto base cero.


¿Es necesaria la luz eléctrica o la iluminación? ¿Es preciso el coche o tener un medio con el que trasladarse como pueden ser las piernas y de paso hacemos ejercicio y nos evitamos el gimnasio al que no vamos? ¿Cuántos taxis podemos coger con los gastos fijos del coche (seguros, impuestos, reparaciones, garajes…)? ¿Puede compartir coche? ¿El ocio tiene que costarnos dinero o podemos acudir a museos, festivales, presentaciones y espectáculos gratuitos?

¿Se pueden hacer las gestiones por Internet? Tenga claro que la únicas limitaciones en nuestra vida son la salud y el tiempo.


Cuantifique los gastos por áreas (alimentación, vestido, ocio, suministros, tributos, medios de desplazamiento, salud,…), vea su evolución en los últimos años y establezca un presupuesto. Mire los armarios y verá cuanta ropa tiene y si es susceptible de ser aprovechada aunque deba ser arreglada previamente.

Si necesita un vestido o un utensilio para una única ocasión, alquílelo. Intercambie libros y vestidos con sus amigos. Seleccione buenas películas y así evitara ir más veces al cine para sentirse satisfecho y ver una película que merezca ser recordada.

Separe el trigo de la paja… En una cena de amigos, qué es más importante, ¿la compañía o el manjar?

Haga varias listas de productos:

a) imprescindibles

b) necesarios

c) aconsejables

d) deseables

e) caprichos


Vea lo que aporta cada uno a su salud y felicidad. Reparta el gasto de acuerdo a una lista escrita, meditada, pública e inmodificable. Compre en función de dicha lista. Sea consciente del gasto y pague en efectivo y no con tarjetas, que además de cobrarles unos elevados intereses anuales, aunque Vd. sólo vea el 1,5% mensual, le hacen perder el norte.

Compare dichos productos con las listas blancas. Haga cata a ciegas para ver si además de la calidad se nota en otros factores como el gusto, tacto… Determine qué productos comprará en listas blancas y cuáles no. El ahorro puede ser superior al 25%.

Compare precios y busque la tienda más barata. La más céntrica puede ser la  más cara. Si desconoce el precio de algo en la tienda pregunte antes de comprar, después es más difícil devolver el producto. Los productos agroalimentarios suelen costar en el pueblo la mitad que en las ciudades.

No le dé vergüenza preguntar el precio de un almuerzo en el bar o el de una cena en un restaurante antes de pedir el servicio. Cuantifique el gasto antes de salir de casa y vaya al local sabiendo el coste.

Tenga siempre a mano una lista de profesionales cualificados de diferentes áreas para en caso de urgencia llamarlos  y no al primero que pillo en las páginas amarillas que suele ser el más caro.

En anteriores artículos hemos visto la forma de rentabilizar nuestros ahorros, invirtiéndolos sin incurrir en demasiados riesgos. Ahora nos toca poner los talentos a trabajar por el lado del gasto.