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Cuevas hace de nuevo política de oposición y recuerda en sus augurios la voz de Aznar
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Jesús García

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Cuevas hace de nuevo política de oposición y recuerda en sus augurios la voz de Aznar

José María Aznar está haciendo su road show editorial por los distintos medios de comunicación defendiendo su idea de España y vaticinando males enormes para la

José María Aznar está haciendo su road show editorial por los distintos medios de comunicación defendiendo su idea de España y vaticinando males enormes para la economía española en caso de que, con los famosos estatutos, se rompa la tersa piel de toro que él y los suyos cosieron con tanto mimo y ahora nos arropa.

José María Cuevas, que había permanecido en un segundo plano durante los ocho años del Gobierno Aznar, quizá porque estimaba que el prócer y su ministro de Economía lo hacían magníficamente bien, ha saltado a la arena de los medios, mostrando preocupaciones similares a las del ex presidente de Gobierno y ahora miembro vitalicio del Consejo de Estado.

Los dos josemarías hacen así un bloque compacto en defensa de intereses similares. La verdad es que nos ha dejado muy tranquilos pensar que Aznar va a velar desde el Consejo de Estado la reforma de Zapatero, que va a trabajar “al servicio de la nación española, cuyos ciudadanos unidos son los titulares de la única soberanía que reconocemos”.

No esperábamos menos de él, aunque, al oírle, parece como si en los ocho años de Gobierno la existencia de las Comunidades Autónomas y sus respectivos Gobiernos, con sus transferencias y esas cosas, hubieran caminado por el sendero de la concordia. Aznar, que en sus primeros años pactó con convergentes y peneuvistas, en la última época no se hablaba con los vascos que hicieron en su etapa el Plan Ibarretxe, un plan fracasado por obra y gracia de la mayoría del Parlamento, en época socialista. Es una pena. Con los gobernantes catalanes, mantenía una posición de cierto resquemor, que no tardó en hacer pública cuando el PSC llegó al poder y pactó con el tripartito “radical”.

Ahora, Cuevas -leemos en Expansión- promueve una gran cumbre contra la reforma del Estado y augura un frenazo de las exportaciones para 2007. El patrón de patronos hace otra vez más de oposición in pectore y está muy bien que haga reflexiones sobre lo que puede pasar en España en caso de que se pongan en marcha las reformas, aunque la CEOE sabe que con sus declaraciones conforma opiniones y estados de ánimo con repercusión clara también en la economía.

El miedo a la secesión en el País Vasco resulta un tanto infundado y los informes al respecto han resultado, por lo general, catastrofistas. Sobre todo, porque se establecen sobre bases teóricas que, en demasiados casos, rezuman ideología por los cuatro costados.

Los empresarios catalanes y los de las grandes empresas, por ahora, no se han manifestado en contra de la reforma de los estatutos, sobre todo porque el alcance de las mismas se conoce sólo en su vertiente ideológica. Los vascos sí han rechazado el Plan Ibarretxe, pero parece que de ese plan no hablamos ahora. Si llegaran a un acuerdo PSOE y PP como el que planteaba Ibarra el viernes en la tercera de ABC, seguro que las preocupaciones serían algo menores.

Cuevas está en su derecho, igual que los miembros del PP, de desconfiar del Gobierno Zapatero y sus acuerdos, pero nos gusta mucho más cuando sus reivindicaciones caminan por el lado de la economía, de la rebaja de cotizaciones, de la flexibilidad en el mercado laboral y nos gustaría mucho más si hiciera algo de autocrítica. Pero a Cuevas no le pagan para eso, sino, por lo que se ve, para hacer política. Si los empresarios de CEOE le dejan, bien está.

Sin embargo, hay algunos banqueros y empresarios de alto nivel que, soto voce, es decir cuando hablan off the record, muestran su sorpresa por la carga ideológica que en ocasiones como ésta presenta la CEOE e, incluso, se atreven a poner en duda la manera de hacer oposición de Rajoy y los suyos, que piensan, quizá, en varios millones de votantes del PP, frente a la totalidad de los previsibles votantes.

El PSOE está cometiendo los suficientes fallos en ámbitos de lo más diverso: política internacional, vivienda y así hasta cuanto quieran; como para que la oposición tenga margen de actuación de sobra. En el ámbito económico, no se sabe por cuánto tiempo, al PSOE le está salvando Solbes y es un duro hueso de roer por parte del PP. Estaría bien conocer la opinión que de Solbes tienen los empresarios de la CEOE, con sus planteamientos últimos sobre la financiación o sobre la agencia tributaria, que dejan poco margen de duda.

Está muy bien que Cuevas encabece la manifestación como mano armada de la oposición. Habrá tiempo para ver si los empresarios catalanes, los vascos, los murcianos, los valencianos, los andaluces, o los gallegos, están en idéntica tesitura.

Quizá, veamos en los próximos meses una gran manifestación empresarial contra el Gobierno Zapatero. Mientras, Cuevas se muestra preocupado de repente por la intensa falta de competitividad de la economía española, como si los empresarios no tuvieran nada que ver y fuera un fenómeno de hace un año. Zapatero a tus zapatos.

José María Aznar está haciendo su road show editorial por los distintos medios de comunicación defendiendo su idea de España y vaticinando males enormes para la economía española en caso de que, con los famosos estatutos, se rompa la tersa piel de toro que él y los suyos cosieron con tanto mimo y ahora nos arropa.

José María Cuevas