Flaco favor de la Sepi a Endesa mientras Jaime Caruana sufre un alud de críticas

El Gobierno pretende hacernos creer que se mantiene ajeno a la OPA de Gas Natural sobre Endesa, pero las casualidades se agolpan. No sólo se produce una subida del precio del gas, debida entre otras cosas al tirón de la materia prima, que, curiosamente, ayudará a Gas Natural en sus ingresos e incluso le haría más liviana su financiación, sino que, además, la Sepi va y anuncia que venderá su 3% en Endesa.

Ya se sabe que cuando un accionista anuncia que venderá su paquete en el mercado o donde sea -a no ser que lo coloque entre institucionales- se dan muchas posibilidades de que la acción caiga. Ya estaba previsto, pero puede tener una incidencia directa en la cotización.

No ha explicado la Sepi cómo se hará la venta, pero si se echan cuentas, resulta que en caso de que vaya a la OPA, ganaría 573 millones de euros, 100 millones más de lo presupuestado inicialmente antes incluso de la oferta. Si la decisión se hiciera con criterios profesionales sería más que natural -con perdón- que acudiera a la OPA, pero su posición quedaría retratada.

Como accionista de Endesa, la Sepi debería buscar la mayor rentabilidad, que quizá estaría incluso en precios superiores a los de la OPA, aunque se salva en salud y muestra un silencio que puede resultar cómplice.

Sería revelador que la Sepi diera su opinión y consideraciones sobre el precio propuesto por Gas Natural, pero eso ni está ni se espera.

Lo que sí está por ver qué es lo que ocurre finalmente con la operación. De momento, en el ámbito político no ha sentado bien la crítica velada de Caruana a La Caixa y las participaciones de control y, sobre todo, al Estatut. El ministro Montilla ha llegado a insinuar que hay quien piensa que con sus críticas políticas estaría poniendo en duda su independencia. Solbes ha sido menos directo, aunque ha torcido el gesto por las consideraciones político-económicas de Caruana.

El gobernador del Banco de España hizo la que se supone su última comparecencia en el Congreso para comentar los presupuestos, ya que pronto termina su mandato. Fue nombrado en la etapa del PP y ahora ese asunto es aprovechado para sacarle los colores en público. Así es la vida, aunque por primera vez, y quizá como despedida, se haya despachado a gusto. La carrera por su sucesión ha comenzado hace meses y ya hay cuarto y mitad de aspirantes, muchos de ellos con un aguerrido matiz político.