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Montilla va camino de hacer bueno el tópico aquel de ‘la mejor política industrial es la que no existe’
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Jesús García

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Montilla va camino de hacer bueno el tópico aquel de ‘la mejor política industrial es la que no existe’

Mientras senadores y diputados del PP sacuden la badana a Montilla a costa de los créditos y las decisiones sobre La Caixa, y Pedro Solbes defiende

Mientras senadores y diputados del PP sacuden la badana a Montilla a costa de los créditos y las decisiones sobre La Caixa, y Pedro Solbes defiende la inhibición del ministro en esas decisiones como respuesta, las eléctricas aprietan las tuercas por separado, intentando que la tarifa de la luz suba cuatro, o cinco, o seis veces lo que propone el Ejecutivo, aunque la propuesta de subida de un 5% haya sido una filtración con la boca pequeña.

Por primera vez en uno de los momentos más delicados para el sector, OPA mediante, Unesa es una patronal des-u-ni-da, incapaz de articular una propuesta común que defienda los intereses de sus asociados en un asunto tan clave como la tarifa eléctrica.

Lo que hasta ahora resultaba algo habitual se ha convertido en un imposible tras la ruptura en el seno de Unesa, después de aquella dimisión que nunca fue efectiva de Iñigo de Oriol.

Es perfecto para Industria, donde últimamente casi todo parece aparcado. Después de un año de espera por el famoso Libro Blanco del sector eléctrico surgió la OPA, y el sector ha quedado abandonado a su suerte. Al menos, aparentemente.

Pero el año concluye y la subida de tarifa correspondiente, de la que dependen los ingresos de las eléctricas, así como el ingente déficit tarifario cifrado en más de 3.600 millones de euros, no encuentran quien los cubra. Ni siquiera se habla de una titulización como la que hizo el PP en aquellos años de 2002.

El Ministerio de Industria y su ministro, enciscados en una pugna política que ha dejado aparcadas una buena parte de las decisiones del sector, por no decir todas, parece que pretenden mantener una especie de neutralidad, a todas luces imposible. No se pueden dejar las decisiones más importantes para todo un sector, pendientes de que se solucione una OPA.

Parece como si lo de Endesa se hubiera convertido en prioridad de ese ministerio, por encima de lo que ocurra en un sector regulado, que sigue cogido por salva sea la parte e inmovilizado por un BOE que hace tiempo no escupe resolución alguna.

El problema se acrecienta a medida que se enconan las posiciones políticas y se enreda el sector con Endesa, Unión Fenosa y Cantábrico por un lado, también aparentemente, e Iberdrola por otro, aunque al final todos defiendan una solución que les permita cumplir con sus previsiones de resultados y también de dividendos.

Las tres primeras -Miranda insiste en que no hay un acuerdo tripartito, con perdón- creen que la tarifa debía subir un 10% para recoger parte de los costes y olvidarse del resto de la subida, mientras que Iberdrola intenta una subida del 20% en 2006 que recoja los costes.

La OPA está provocando estos monstruos, en un sector que huye de la perjudicial parálisis normativa, sin un marco en el que trabajar, a la espera de que en junio de 2006 llueva café en el campo. ¿Y si la OPA fracasa, qué harán Montilla y los técnicos de su ministerio? Ahora mismo, se está aplicando aquel tópico que atribuía a un ministro del ramo aquello de que la mejor política industrial es la que no existe.

Mientras senadores y diputados del PP sacuden la badana a Montilla a costa de los créditos y las decisiones sobre La Caixa, y Pedro Solbes defiende la inhibición del ministro en esas decisiones como respuesta, las eléctricas aprietan las tuercas por separado, intentando que la tarifa de la luz suba cuatro, o cinco, o seis veces lo que propone el Ejecutivo, aunque la propuesta de subida de un 5% haya sido una filtración con la boca pequeña.

José Montilla