Pizarro con Olivencia y Fornesa con el ‘Movimiento Nacional’ mantienen vivo el triste espectáculo de la Opa

Ningún mensaje es gratuito en la Opa de Gas Natural sobre Endesa. Todos se defienden con sistemas similares, aunque parezca increíble e impropio. Lo difícil es encontrar declaraciones afortunadas y sensatez, más allá de la descalificación al contrario. El tiempo se echa encima y la neutralidad del ministerio de Industria es ahora más cuestionada que nunca.

En las últimas semanas, Gas Natural ha desenterrado el hacha de guerra contra Pizarro y éste sobre La Caixa. Tanto él como Fornesa aprietan las tuercas a los accionistas de modo sutil para que opten por sus respectivas opciones.

Fornesa está muy preocupado por la politización y la crispación de la Opa que parece creada, según él, por un “Movimiento Nacional” y, después de decir esto se muestra preocupado por la extraña actuación del PP, que nunca se ha llevado tan mal con la entidad. El PP, por supuesto, ha hecho de la Opa ariete político, pero el Gobierno, tres cuartos de lo mismo.

Don Ricard Fornesa mete el dedo en la llaga y se queda tan tranquilo, incluso cuando tira la piedra y esconde la mano al decir a Catalunya Radio que “se han condonado créditos a otros partidos que no citaré”. Bueno, esto sin tener en cuenta el detalle ese del momento dulce de renegociar los créditos cuando se está en el poder.

Ciertamente, si eso ha sido así debería dar cuenta a sus impositores y, sobre todo, a sus clientes, que intuyen un trato beneficioso y la existencia de varias clases de cuentacorrentistas y de hipotecados. Unos de por vida y otros con capacidad para el recochineo.

Lo de recuperar posiciones que antes se habían destruido en Endesa; las sevillanas o las fecsas, nos recuerda a aquellas declaraciones de Manuel Chaves, planteando la necesidad de que volvieran a tener personalidad jurídica propia. ¿Van a deshacer la fusión de Endesa y tendremos otra vez eléctricas regionales? Esto sí que suena a cachondeo. Cada vez que habla alguien sube el pan y cómo decíamos nada es gratis.

Desde Gas Natural se ha vendido, con cierta arrogancia, la idea de absorber Endesa -por supuesto como absorbente- y excluir el valor. Es una forma clara de presión; de aviso a navegantes, para los accionistas de Endesa que no quieran ir a la Opa, diciéndoles que como gane la opción Gas Natural no les quedarán más lentejas que acudir a la Opa de exclusión y entonces el precio no será mayor al de la primera, seguro.

La “política de lentejas” ha sido muy socorrida en España y ha contado además con el beneplácito de la CNMV. Ahí está el asunto Terra.

Por cierto, hablando de minoritarios, ha aparecido ya AEMEC por medio, de la mano del bufete Cremades, muy activo en Jazztel últimamente, y parece a favor de las tesis de Gas Natural, mientras que los minoritarios independientes representados por Accionis quieren esperar y ver las condiciones finales de la Opa.

Luego está ese informe realizado por Manuel Olivencia, catedrático de Derecho Mercantil, que de repente, en línea con las denuncias de Endesa, se ha dado cuenta de que La Caixa debe lanzar una Opa sobre Gas Natural porque el control ha sido logrado irregularmente. Así va el buen gobierno corporativo en nuestro país.

Si la tesis de Endesa alcanzara sus objetivos, en el mercado de valores español habría que deshacer una buena parte de las tomas de control de los últimos años con posiciones similares a las de La Caixa.

Bueno, el broker BNP Paribas estima que el retraso en la reforma regulatoria del sector eléctrico hasta que finalice la Opa puede beneficiar claramente a la gasista. Industria cree lo contrario, porque últimamente dedica más tiempo a la política que a la industria, a juzgar por las comparecencias del ministro.

Pase lo que pase, lo cierto es que por ahora el mercado pide más y así cotiza Endesa, por encima de lo que ofrece Gas Natural. Si la Opa se viene abajo, habrá que ver qué pasa con la cotización de la eléctrica, pero el campo de batalla de la gasista quedaría también repleto de cadáveres. Los pequeños accionistas de unos y otros no se merecen el espectáculo declarativo de la Opa, aunque lo viven cada día con paciencia y resignación.