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Cuevas, tras su ataque de facundia, se disculpa y para remate se siente una víctima
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Jesús García

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Cuevas, tras su ataque de facundia, se disculpa y para remate se siente una víctima

José María Cuevas, en una muestra de poderío empresarial, y a la vista de que como presidente de la patronal había provocado un río de tinta

José María Cuevas, en una muestra de poderío empresarial, y a la vista de que como presidente de la patronal había provocado un río de tinta tras sus desafortunadas declaraciones sobre la OPA y el “disparate” del proceso de paz, ha hecho un comunicado en el que se disculpa, pero poco. Pide perdón con la boca pequeña, pero tiene mérito por lo que supone de marcha atrás y el afán aparente de que las aguas de la patronal vuelvan a su cauce.

Recién nombrado casi por aclamación en las últimas elecciones, se debió sentir sobrado y jaleado en el desayuno de marras de Europa Press y directamente escupió al cielo. El resultado fue notable, pero poco sentido tiene que estime ahora que la reacción a esas palabras ha sido simple y llanamente “una campaña de insultos y descalificaciones”.

Sin duda, los empresarios presentes en la junta directiva, hechos una piña, tienen una extraña percepción de lo que significa la crítica. Que desde Gas Natural hayan dicho que las declaraciones eran impropias del presidente, que le dejaban en evidencia y que producían cierta vergüenza, es lo menos que se puede decir. Si esto es una campaña de insultos, ¿cómo se deben valorar las desafortunadas declaraciones?

Le honra esta marcha atrás, pero en el comunicado no hay ningún acto de contrición respecto a ese planteamiento en tono de desprecio respecto a la OPA “a la catalana”.

Ha justificado que no lo decía como presidente de CEOE, sino a título personal, como accionista de Endesa. Esa especie de desdoblamiento de este representante de los empresarios es una característica difícilmente detectable en los personajes públicos, a no ser que lo manifiesten en voz alta y clara. En cualquier caso, no se retracta, porque lo que piensa es lo que dice.

Muestra, al menos, un respeto a los miembros de “nuestra confederación” que no tuvo en el desayuno de marras, e insiste en que la CEOE es neutral en este asunto. Sin duda, José María Cuevas ha visto peligrar por momentos parte de la unidad hasta ahora inquebrantable de la organización.

Los empresarios catalanes de Fomento, organización que preside Joan Rosell, han aceptado las disculpas, pero se reunirán el lunes para ver qué hacen. Se da la circunstancia curiosa en todo este embrollo de que Joan Rosell es consejero de Endesa y que pocos días antes se presentó candidato a la presidencia de CEOE.

En un país en el que patronal y sindicatos acaparan la representación de prácticamente todos los agentes sociales, estén o no en la CEOE y estén o no en las respectivas centrales, una crisis en el seno de la patronal restaría aún más si cabe importancia a esta organización.

En el comunicado Cuevas se centra también en las declaraciones que hizo sobre el proceso de paz y aunque nadie pueda poner en duda su interés en el apoyo a los empresarios que resisten el pago al mal llamado “impuesto revolucionario”, nada ha retirado respecto a esto otro que dijo. “En el empresario vasco yo distingo los que se consideran perseguidos y que, a pesar de eso, tienen la valentía de continuar allí su actividad empresarial y, lógicamente, hacia ellos se dirige el apoyo fundamentalmente de la CEOE y del resto de los empresarios españoles; pero también tengo que decir que hay otra parte del empresariado vasco que sí que está absolutamente convencido de que el proceso que se está desarrollando es el mejor, que la búsqueda de la paz es lo mejor, y que lo mejor que podemos hacer en la CEOE –es decir, los de Madrid, porque nos llaman así- es callarnos la boca y dejarles a ellos solitos”.

Bueno, según Cuevas, todo ha sido una tormenta en un vaso de agua, pero una tormenta que provocó él y de la que ahora le saca su junta directiva, que le ha dado todo su apoyo incluso cuando mete la pata. Debe estar orgulloso.

José María Cuevas, en una muestra de poderío empresarial, y a la vista de que como presidente de la patronal había provocado un río de tinta tras sus desafortunadas declaraciones sobre la OPA y el “disparate” del proceso de paz, ha hecho un comunicado en el que se disculpa, pero poco. Pide perdón con la boca pequeña, pero tiene mérito por lo que supone de marcha atrás y el afán aparente de que las aguas de la patronal vuelvan a su cauce.

José María Cuevas