Pizarro gana varias batallas, pero ¿y los accionistas de Endesa?

Manuel Pizarro, que ayer estaba en Tenerife, recibió la noticia con cierto sabor agridulce. Es una victoria clara la suspensión de la tramitación de la OPA mediante un auto de una juez de Madrid, pero el cuantioso aval ha provocado carcajadas en la otra parte.

Mil millones de euros, una fianza estratosférica e histórica, justificada por el posible perjuicio que puede causar la suspensión cautelar de la tramitación de la OPA de Gas Natural y del acuerdo de la gasista e Iberdrola. La juez admite las tesis de Endesa sobre una concertación, pero se salva en salud y frente a las peticiones de la eléctrica de una garantía no superior al millón de euros, impone, más que una fianza, un castigo.

La juez, quizá sin quererlo, ha entrado en el Guinness español de los avales. El juez Moreiras tenía el anterior récord con aquellos 105.000 millones de pesetas puestos a Inverbroker, allá por el 96; una fianza que fue decayendo hasta quedarse en cero, pero era por otros asuntos.

Una fianza de 1.000 millones de euros supone casi un tercio de los beneficios de Endesa, que sumaron en 2005 los 3.182 millones de euros. Si cada uno de los pleitos interpuestos en España y el extranjero empieza a exigir sumas similares, estaríamos ante una cadena de problemas para Endesa. En cualquier caso, la posibilidad de que la fianza se ejecutara si vencieran las tesis de Gas Natural e Iberdrola provocaría un quebranto de gran calado en la compañía.

Eso es ponerse en lo peor y el famoso acuerdo entre Gas Natural e Iberdrola está ahora mismo virgen de dictámenes, pendiente de que sea estudiado por la CNE si sale la OPA de Gas Natural.

La juez, de todos modos, admite la hipótesis de la concertación con una valoración personal. “No parece razonable que Gas Natural se lanzase a acometer una operación de tamaña envergadura sin tener asegurado el destino de esas plantas o unidades de negocio como vía para reducir la cuantía final del esfuerzo”. No siempre lo razonable es lo que ocurre y en esta OPA hay más de cien ejemplos.

Los servicios jurídicos de Iberdrola, a sólo una semana de la junta -qué mala suerte-, y los de Gas Natural tienen tajo con esta juez, que ha echado pan a los peces del calendario de la oferta. Vamos camino de asistir a algo mucho peor que el embarazo iniciado por Gabarró y es posible que nos enfrentemos al glorioso parto de la burra.

Si el Consejo de Administración de Endesa, que se reúne el 28 de marzo, hace esa apuesta y pone sobre el tapete el aval, la transacción podría dormir el sueño de los justos otro medio año. Lo peor es que la paralización de los trámites de la OPA de Gas Natural, que ha sido adoptada también por la CNMV, a la espera de ver qué decide Endesa, deja en stand by la operación de E.ON.

La cosa se complica aún más por el ámbito comunitario, porque el Gobierno va a tener que hacer frente a un procedimiento de infracción por poner trabas a la OPA de E.ON con las nuevas potestades entregadas, vía decreto a la CNE.

Otra victoria para Pizarro, que se frota las manos mientras la acción continúa como si fuera un fondo garantizado o un bono a plazo fijo, en 27,59 euros la acción.

El retraso en la operación, de todos modos, no parece que beneficie demasiado a los accionistas de Endesa. La lógica señala la normal disposición a que vaya adelante la OPA de Gas Natural para que la de E.ON, que es la más mollar, siga su curso y, del enfrentamiento de ambos, sobre cerrado por medio, surja una nueva OPA, que diera los beneficios correspondientes a los titulares de acciones de la eléctrica.

Ahora, los accionistas ven cómo su título se mantiene, pero saben que deberán esperar un largo periodo de tiempo, en caso de que el camino judicial se interponga, para realizar sus deseos de venta o de optar a nuevas ofertas. ¿Qué empresa Europea se atreve ahora a contraofertar o pujar, con el patio judicial encharcado hasta los tuétanos de la operación? Ayer mismo, se hablaba en el mercado de ofertas a 31 euros de Enel o de otras.

Siempre cabe la posibilidad de vender a los precios actuales, aunque también es razonable preguntarse si con estas actuaciones y los resultados que provocan se están defendiendo, o no, realmente los intereses de los accionistas o, simplemente, se da cuerda al reloj.