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Pizarro saca músculo y se alinea con E.ON mientras Gas Natural sobrevive en la desesperanza
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Jesús García

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Pizarro saca músculo y se alinea con E.ON mientras Gas Natural sobrevive en la desesperanza

Endesa bate todos los records. Lleva nueve trimestres superando las previsiones de los analistas y ahí sigue rompiendo la pana con una política de dividendo iniciada

Endesa bate todos los records. Lleva nueve trimestres superando las previsiones de los analistas y ahí sigue rompiendo la pana con una política de dividendo iniciada para defenderse de los alemanes de E.ON y de Gas Natural y convertida en algo natural, con el objetivo último de mantener al accionista.

“Las ventas de activos mal gestionados dan mucho de sí”, dicen sus enemigos. Sin embargo, Rafael Miranda, consejero delegado de Endesa, anunciaba en rueda de prensa un incremento del dividendo de 2005 a 2009 de casi 3.000 millones de euros hasta los 9.900 millones y mejoras que dejaban a los analistas tiritando en el ebidta y sus previsiones de resultados e ingresos.

Los accionistas de Endesa, instituciones nacionales y extranjeras, hedge funds de última hora, y minoritarios pizarristas hasta la médula observan, sin embargo, cómo la acción vive un periodo de estancamiento del que resulta muy difícil sacarla. Es la típica lateralidad de una cotización en plena incertidumbre. El embrollo jurídico político e industrial sube por la acción como una enredadera y no deja ver el horizonte, porque está nublado.

Todos ellos quieren más dinero contante y sonante y el tiempo corre en su contra, con el temor de que la CNE -que vive momentos de nerviosismo y división interna como nunca- ponga unas condiciones tan duras a la alemana que impidan directamente la operación. Si esto fuera así, el Gobierno permitiría a Gas Natural ponerse en la rampa de lanzamiento y elevar su oferta actual, porque los 19,3 euros que quiere pagar frente a los 25,4 de E.ON hace tiempo que han sido superados por la realidad.

Por cierto lo de la compañía alemana y las advertencias a la CNE es de nota. El miedo a la presunta prevaricación es libre.

Los de Pizarro optan, sin duda -es la defensa que les queda ante sus accionistas-, por la entrada de los extranjeros, frente a una operación de carácter industrial con marchamo español, mientras que los más críticos estiman que los de E.ON se han colado en España aprovechando el desconcierto legislativo -producto de varias décadas de desidia gubernamental- y que, pese a ser un monopolio en su país creado con el sustento de su gobierno, pretende entrar en España como elefante en cacharrería.

Bueno, lo cierto es que le abrieron el camino para ser caballero blanco y se lanzó en tropel a la conquista de la dama mientras el Gobierno silbaba el only you en catalán.

Es cierto que ni en el PP ni en el PSOE en los últimos años han sido capaces de elaborar una política energética para España, con empresas capaces de competir en Europa, porque la división ha impedido cualquier operación, mientras que otros países como Francia, Alemania e Italia, gobiernos y oposición, han compartido posiciones en defensa de su sector y su política industrial. Han creado con pólvora de rey gigantes semipúblicos que ahora son gallos de pelea en el ámbito continental privado.

Frente a esta posición está la de los más liberales, que no verían con malos ojos la entrada de E.ON, considerado por los más críticos el “campeón europeo de los monopolios territoriales”, basándose exclusivamente en los criterios crematísticos.

El capitalismo popular tiene estas cosas y el que más pone es el que se lleva el gato al agua, pero si el suministro en España depende de Dusseldorf habría motivos para tentarse la ropa. En el PP no ven ningún peligro para la unidad de la España empresarial, aunque en otras ocasiones las luchas empresariales y políticas han impedido que se hagan operaciones españolas.

No se rompe nada si se le da a los alemanes entrada y se abre la espita para que lleguen en tropel otras a por Iberdrola, Repsol, Fenosa y quién sabe si nuestra queridísima Telefónica, mientras que en otros países los gobiernos mantienen las riendas de los sectores estratégicos. Bruselas lleva tiempo mirando para otro lado en operaciones similares, aunque la presencia de alemanes en sus órganos de dirección hace que, en la capital burocrática de Europa, los movimientos en el sector energético español sean objetivo prioritario, mientras que, en el otro lado, por la puerta de atrás, Francia hace lo que le da la gana e Italia no digamos. ¿Dónde estaba Kroess?

Bueno, es posible que si se establecen duras condiciones E.ON abra una batalla jurídica que podría extender el enredo dos años más. En Gas Natural, que habitualmente han mostrado más moral que el Alcoyano, ven con cierta desesperanza todo el proceso. Un año después nadie hubiera pensado que la ley de OPAs no sirve para casi nada y que la vía judicial puede parar un proceso como éste en el que incluso los jueces revocan las decisiones del Gobierno.

Montilla se va, Segura también, en la CNE reina la confusión, el sector sobrevive en el caos regulatorio y la mayor operación en el sector energético español está empantanada, con el Gobierno soñando con lobos.

Lo que nos pase en el sector energético español es poco.

Endesa bate todos los records. Lleva nueve trimestres superando las previsiones de los analistas y ahí sigue rompiendo la pana con una política de dividendo iniciada para defenderse de los alemanes de E.ON y de Gas Natural y convertida en algo natural, con el objetivo último de mantener al accionista.

Manuel Pizarro