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Prosigue el burle del dinero negro a Hacienda, que husmea la pista de los billetes de 500
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Jesús García

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Prosigue el burle del dinero negro a Hacienda, que husmea la pista de los billetes de 500

En España los burlacas del dinero negro esconden los Bin Laden en cajas de zapatos, en naves industriales, con alarma y guardia jurado armado en la

En España los burlacas del dinero negro esconden los Bin Laden en cajas de zapatos, en naves industriales, con alarma y guardia jurado armado en la puerta. A ser posible en el Levante español, pero también en Andalucía, en Cataluña o en Galicia.

Allá donde se construye una casa, donde se visa un chalet, donde se extiende una hipoteca hay sombra del black money cuyos números se leen en las máquinas de contar billetes, en las trastiendas de los bancos y en los portales de las notarías. Y en España el año pasado se visaron unas 800.000 viviendas.

El dinero negro corre a raudales a nuestro lado, en los restaurantes de copete los últimos ricos sacan sus fajos de billetes de 500 y pagan después de haberse dado un homenaje a cuenta de nosotros, igual que muchos ejecutivos tiran de tarjeta de crédito a costa de los accionistas y llegan a sus casas con olor a marisco como prueba del delito.

Los Bin Laden se sienten pero no se tocan, viven a nuestro lado y están en el coche que nos adelanta por la derecha a 200 kilómetros la hora, es un decir, en los zapatos a medida de a 1.000 euros el par, en los relojes de coleccionista, no sólo en Alhaurín o en Soto del Real, sino también en el parking de al lado de casa o en el asiento contiguo que compartimos antes de entrar al dentista.

Uno de cada cuatro euros no pasa por las horcas caudinas de la legalidad, no tabula en Hacienda, no tiene código de barras y su gasto y disfrute es motivo de chanza y de mofa frente a la flojera que muestra la Hacienda pública a la hora de perseguir el fraude.

Los sabuesos de la Agencia Tributaria se han puesto a husmear en las transacciones de 500, en la chulería de los que pagan con el billete morado después de haber pasado por el banco y han pedido informes a las sucursales bancarias. Y llegan a la conclusión de que en una mayoría de casos se interponen testaferros y se tratan de ocultar plusvalías en el mercado inmobiliario.

Estamos en el país de los subterfugios, del testaferro ascendido a la máxima expresión. Eso es la bolsa cada día y por eso la CNMV no las huele con la información privilegiada y con las operaciones triangulares, por mucho estudio que haga de las OPAs, donde unos cuantos se forran a costa de la ignorancia de una mayoría. La asimetría en la información, que se dice ahora.

Tampoco Hacienda mira las famosas operaciones de lavado de cupón que son legales, pero de hecho esconden un burle al Fisco de primera magnitud. Hay empresas especializadas en este tipo de legalidades que obtienen suculentas comisiones.

Asimetría es lo que hay cuando el 62% del valor total del efectivo en manos de los españoles, queremos decir en manos de unos cuantos españoles, es decir 105 millones de billetes puestos en circulación por nuestro banco emisor, son de 500. Tan sólo 52.613 millones de euros en agosto, algo más de 8 billones de las antiguas pesetas. Lo mejor es que frente al descontrol existente los técnicos financieros del Ministerio de Economía y Hacienda proponen a Solbes un censo de personas y empresas que reciban o entreguen este tipo de billetes. Lo de las listas, sin duda, da mucho miedo.

Han empezado a aflorar alquileres de viviendas y segundas residencias ante el mayor control por parte de Hacienda. En España haría falta un ejército de inspectores de Hacienda y el cruce de muchos programas informáticos para sacar sólo una parte del dinero negro de la economía sumergida, que suma el 20% del PIB. Son demasiados los que viven del recochineo a Hacienda y al resto de la sociedad civil.

En España los burlacas del dinero negro esconden los Bin Laden en cajas de zapatos, en naves industriales, con alarma y guardia jurado armado en la puerta. A ser posible en el Levante español, pero también en Andalucía, en Cataluña o en Galicia.

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