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Murallas chinas y conflictos de interés en el proceloso mundo de las OPV y las OPA
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Jesús García

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Murallas chinas y conflictos de interés en el proceloso mundo de las OPV y las OPA

Este año hemos vivido una lluvia de OPV y de una guerra de OPA que ha puesto en juego la credibilidad del mercado y la resistencia

Este año hemos vivido una lluvia de OPV y de una guerra de OPA que ha puesto en juego la credibilidad del mercado y la resistencia de las instituciones como la CNMV, por ejemplo.

En el último mes y medio ha cambiado de manos la propiedad del sector inmobiliario. Guerra entre Sanahuja y Rivero en Metrovacesa. Rafael Santamaría, que se ha hecho con la Urbis de Banesto a unos precios que vista la evolución de Metrovacesa han provocado más de un lío en el banco; Portillo se ha hecho con Colonial y además San José ha comprado Parquesol. Y, por fín, Martinsa ha adquirido Fadesa. Lo mejor de lo mejor ha cambiado de manos mientras que el sector inmobiliario era el más poblado y mejor representado de nuestra economía en bolsa, como debe ser.

Hace años que la realidad económica no tenía parangón en el mercado y ahora es casi milimétrica, a falta de los grandes hipermercados; los Carrefour, que huyeron, y El Corte Inglés, que está lejos de aceptar la estricta transparencia del mercado de valores y además prefiere mantenerse lejos de los focos. A Mercadona y otros tantos les pasa como a las constructoras a principios de los 90 y mira como han crecido desde que llegaron al mercado.

En la última semana, con la bolsa rozando con la yema de los dedos los 13.000 puntos, ha cambiado la base accionarial de las eléctricas. ACS, que tiene un 35% de FENOSA, ha comprado un 10% de Iberdrola, con el Gobierno como cómplice de sus silencios al permitir algo prohibido: la presencia en dos operadores. Y de paso los Entrecanales han comprado el 13,7 por ciento de Endesa, tienen apalabrado otro 5 % a través de Santander, que ha tenido que declararlo como propio, y lo que le queda hasta el 24,9% que podría saltar en cualquier momento.

Con media docena de grandes bancos de inversión, siete bufetes de abogados potentes y cinco grandes brokers con capacidad para este tipo de operaciones la idea original de las murallas chinas se ha convertido simplemente en papel mojado, inexistente. Además los conflictos de interés se han convertido en algo tan cotidiano como accesorio si atendemos al caso que se les hace.

El mercado aparentemente ha avanzado en transparencia y buen hacer, con normas de gobierno muy estrictas y la CNMV como moscardón, siempre en guardia, pero la realidad es mucho más peregrina.

En la lluvia de OPV´s se ha repetido lo de siempre y no en una sino en muchas ofertas. Bancos de inversión con participaciones en la empresa, que además colocan o aseguran o hacen ambas cosas y elaboran informes de la vida y obra de la empresa en la que han participado hace unos meses. Bancos que participan en una sociedad y diseñan la OPV, la aseguran y además la venden a sus propios clientes con una red puesta a los pies de su verdad. Lo peor es que esto no cambia con el paso de los años, en la burbuja y en los ciclos de alto crecimiento económico y tipos de interés bajos.

A nadie le puede extrañar que se hayan hecho algunas OPVs con precios estratosféricos, simplemente fuera de la realidad y que alguien se haya atrevido a colocarlo como vendedores de una especie de tocomocho filtrado por la legalidad. Lleva ocurriendo toda la vida.

En el caso de las últimas transacciones de compra-venta en los mercados y de lucha contra las OPA, ejércitos de abogados y de bancos de inversión han conocido de antemano la estrategia de Endesa o de Gas Natural o de Eon. Y algunos de ellos no se han cortado un pelo a la hora de asesorar a unos, prestar dinero a otros e incluso después tomar una participación. Estar en todas partes, comprando para unos y vendiendo para otros.

Y todo ello con sus correspondientes departamentos de research haciendo ricos informes para sus clientes con grandes, pequeños y medianos patrimonios.

Le pueda extrañar a alguien que la información privilegiada sea ahora más que nunca un activo más de todos en estas jugosas operaciones, un valor añadido para muchos fontaneros que trabajan en las cercanías de transacciones a tiro hecho. Que empiezan a comprar cuando ven la pieza y hacen su agosto precisamente al amparo de esa capacidad para saltar las murallas chinas, de pulverizarlas, de derrumbarlas igual que el conflicto de interés se soslaya, se obvia, se tiene pero se tapa. No dejes que la normativa te estropee una buena operación. No permitas que le ley te impida lucrarte, parecen tener muchos como eslogan en el frontispicio de su garito.

Qué ha cambiado se preguntarán ustedes sobre estos asuntos en los últimos años en los mercados. Casi nada.

Ahora se es un poco menos impune que en los 80, pero la realidad es que la CNMV ha sido sobrepasada por el mercado hace muchos años e incapaz de reaccionar, de rehacerse. Su pequeño grupo de honrados inspectores poco puede hacer frente a batallones completos de abogados, asesores, empresas de comunicación, bancos de inversión, barandilleros, periodistas.

El mercado es un queso de gruyere en el que la información fluye a su libre albedrío, con sus distorsiones y sus ruidos y sus canciones de historias para no dormir. Asimétrico, por definición y por derecho.

Este año hemos vivido una lluvia de OPV y de una guerra de OPA que ha puesto en juego la credibilidad del mercado y la resistencia de las instituciones como la CNMV, por ejemplo.

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