Rivero aplasta a los Sanahuja y mantiene a Valbuena como consejero de Metrovacesa

El consejo de administración de Metrovacesa ha sido un paseo militar para Joaquín Rivero, que literalmente ha aplastado a los Sanahuja con el apoyo recibido por las cajas de ahorro. No han servido de nada las conversaciones de los últimos días entre Rivero y Román Sanahuja, que se vieron el miércoles pasado.

La guerra es total, como lo ha sido desde que los Sanahuja, muy frustrados tras este consejo, lanzaran una OPA por sorpresa. La reconciliación, imposible. La empresa se gobierna sin el beneplácito de los principales accionistas, aunque con una mayoría sobrada.

Román Sanahuja no ha estado en el consejo de administración, así que la victoria de Rivero no ha podido ser tan dulce como podría esperarse, después de haber decidido sacarle de la Comisión Ejecutiva. Rivero quiere hombres de su confianza y Román no lo es. Su experiencia en el sector no ha sido suficiente aval simplemente por que en la batalla al enemigo no se le da ni agua.

La Comisión Ejecutiva, de todos modos, no se había reunido en el último año, quién sabe si precisamente porque Rivero y los suyos no se sentían a gusto. El asunto es ‘kafkiano’, puesto que los Sanahuja mantienen el 39,6% del capital. Vamos que son el principal accionista y prácticamente han sido aplastados por una mayoría creada por Rivero, Soler y las cajas.

No se ha atendido ninguna de sus peticiones. Mantiene tres consejeros y no cinco como solicitaba o siete como se supone que les podrían corresponder.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores tiene en Metrovacesa un filón de estudio, un banco de pruebas, sobre el llamado Buen Gobierno empresarial. Sobre este asunto habrá pronto noticias.

Realmente curioso que Santiago Fernández-Valbuena y Juan Sureda Martínez, que permanecían en representación de las participaciones del fondo PGGM, continúen en el consejo. PGGM tiene un 0,2% de participación en la empresa, aunque el consejo estima que la experiencia de ambos y ser hombres de la confianza de Rivero son motivos suficientes para que continúen en sus puestos.

Ambos habían puesto sus sillones a disposición del consejo, pero no irrevocablemente, tal y como sí hizo Valbuena, a la sazón director financiero de Telefónica, con el cargo de vicepresidente de la empresa. Fue suficiente para que se mantengan y los Sanahuja no hayan ni siquiera podido hacer sus peticiones.

Hay quien dice que si no seguían, habría que haberlos fichados como consejeros externos. Ahí están reforzando a Joaquín Rivero, que ha demostrado cómo controla todos los palos de la baraja.

Todo se ha conjuntado como los planetas para que los Sanahuja no hayan rascado bola y así ha sido. Y eso que habían planteado reparto de vacantes. Hasta la próxima Junta de Accionistas, que será allá por la primavera, todo sigue igual, con Rivero y Soler mandando en la compañía, en compañía, valga la redundancia, de las cajas de ahorro, que se han plegado una vez más a los criterios defendidos por el presidente, que tanto dinero les ha permitido ganar hasta ahora.

La vicepresidencia fue para Victoria Soler Luján, que también la nombró miembro de la comisión ejecutiva, igual que Juan Ramón Ferreira Siles, vicepresidente de Caja Granada.

La empresa decidió, como estaba previsto, llevar a cabo una ampliación de capital en la proporción de asignación de una acción gratuita por cada veinte antiguas. Hoy mismo pagará la empresa también un dividendo de 0,65 euros, que habitualmente se pagaba en julio. Entonces las participaciones eran otras, mucho menores que actualmente.

Lo que está claro es que la pugna continúa entre Rivero y los Sanahuja y nuevas batallas son cuestión de tiempo. Dentro de seis meses podrían volver a comprar todos. Y, por cierto, del asunto de la liquidez y de las preocupaciones de la CNMV ni siquiera se ha hablado en el consejo. Otra vez será.