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La ventanilla de Taguas: quien quiera comprar una empresa española que pase por La Moncloa
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Jesús García

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La ventanilla de Taguas: quien quiera comprar una empresa española que pase por La Moncloa

El palacio de La Moncloa se ha convertido en cita habitual de banqueros, constructores, eléctricos y fondos de capital riesgo. Todo aquel que quiera lanzar una

El palacio de La Moncloa se ha convertido en cita habitual de banqueros, constructores, eléctricos y fondos de capital riesgo. Todo aquel que quiera lanzar una OPA sobre una empresa española debe pasar por las horcas caudinas del complejo gubernamental. Es una nueva forma de hacer política-económica.

El Gobierno ha conseguido fijar su territorio como un can, vallando toda posibilidad de que alguien entre por libre. Se pueden hacer incluso opas hostiles- ahí están las de Acciona y Enel que no han contado ni de lejos con la gestión de Pizarro- pero el permiso, la luz verde, el sello y el beneplácito son necesarios para dar cualquier paso.

¿Saben ya para qué sirve el profesor de Economía de José Luis Rodríguez Zapatero, su oficina económica? Pues eso, es la ventanilla donde se inician los trámites para llegar a cualquier acuerdo. Sí, por supuesto, da igual que hablemos de empresas privadas. Es lo mismo que se vayan a trocear- los sindicatos cada vez pintan menos. David Taguas y su ventanilla.

El fondo Texas Pacific hizo lo propio al interesarse por Iberia y menos mal que los de British llevan años en el capital de la aerolínea, aunque ya se sabe que por ahora la mayoría es española. La aerolínea ha puesto el cartel de ‘se vende’, pero toda parece camino de acabar en un refresco de socios. Superados los 4 euros todos quieren salir. Logista, Cajamadrid, el Corte Ingles. Consiguen dinero líquido, importantes ganancias y de paso se olvidan de ese quebradero de cabeza que fue esa inversión. A otra cosa mariposa.

Imperial Tobacco, publicaba el viernes la revista Bussines, se ha acercado también al ejecutivo español a decirle que quiere entrar, que por favor le dejen, que viene en son de paz, que al principio iba a pagar menos, pero que visto lo visto habrá que rascarse el bolsillo. Es el primer paso para hacer una operación sobre una compañía hispano francesa, así que Imperial debería también ir a ver al ejecutivo galo. No se olviden que Altadis es privada y tiene casi la totalidad del capital flotando, pero bueno el trámite resulta necesario visto el lío que le han montado a E.On.

Ya lo saben, quien quiera entrar sea donde sea, sea el sector que sea, tiene que llamar a la puerta del Gobierno ZP, que alguien acudirá, algún ministro de turno, secretario o subsecretario, sin olvidarnos de la oficina económica y su fundador Miguel Sebastián, el de los refranes: “Quién opa último opa mejor”.

Se acuerdan lo que ocurrió con Aúna. Media docena de fondos de capital riesgo calentaron el valor que no cotizaba, pero se mantuvo durante un año semiparalizado. La empresa estaba hecha unos zorros y la moral de los trabajadores de psicólogo, pero el Gobierno de turno se puso farruco y pactó con los franceses ¿A alguien le extraña que los fondos de capital no quieran hacer grandes operaciones en nuestro país?

Igualito que en Italia

Lo mismo le pasó a FG que no habló con el Gobierno italiano y le pincharon su operación con BNL. Tampoco Isidro Fainé tuvo suerte al plantear la unión con Autostrade en pleno cambio de Gobierno y resulta que Romano Prodi no acaba de tragar a los Benetton. Tuvo que interceder Zapatero en Ibiza con resultados aún por ver.

Pero la tarantela continúa. Algo debe tener Telecom Italia para que haya al menos cinco contendientes dispuestos a entrar. Americanos, franceses, mexicanos y españoles. A por ella, aunque a Prodi no le gusta ni ATT ni Carlos Slim. ¿Quién sabe si Felipe González tendrá que interceder para que a Slim le dejen por lo menos estar? En Telefónica prefieren manos libres para pujar, sin que Gobierno alguno interceda- que luego es peor y te cae cada marrón de espanto. Fíjate lo que han tragado con Jesús Polanco.

Veremos si realmente hay un eje Madrid- Roma o simplemente es un paripé para que Enel pueda justificar su incapacidad compradora en los últimos años.

Es el estilo Zapatero, que se permite el lujo cada vez que puede de mentar al mercado. Ya lo saben, en España pueden venir a comprar eléctricas incluso empresas semipúblicas, pero con el tampón del Gobierno impreso en el reverso de la mano como para entrar en las discotecas porque esto es algo más un baile, de Carnaval.

El palacio de La Moncloa se ha convertido en cita habitual de banqueros, constructores, eléctricos y fondos de capital riesgo. Todo aquel que quiera lanzar una OPA sobre una empresa española debe pasar por las horcas caudinas del complejo gubernamental. Es una nueva forma de hacer política-económica.

David Taguas