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15.000 entre violines y de fondo una tormenta de verano corporativa de vértigo
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Jesús García

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15.000 entre violines y de fondo una tormenta de verano corporativa de vértigo

El tren de la bolsa ha vuelto a ponerse a 200 kilómetros por hora y nadie se atreve, de nuevo, a ir contra corriente. Suenan violines

El tren de la bolsa ha vuelto a ponerse a 200 kilómetros por hora y nadie se atreve, de nuevo, a ir contra corriente. Suenan violines en la zona de los 15.000 puntos que arrastran una polvareda calenturienta de operaciones corporativas para no dormir, con el deporte subyacente de las OPAs por debajo de mercado.

Un 6% en poco más tres meses no está nada mal, aunque las turbulencias persisten de fondo en un mercado en el que la nebulosa de los castillos en el aire empresariales impiden ver una realidad repleta de aristas.

El dinero fluye con soltura en los grandes valores con los empresarios más brillantes en armas y su pistola cargada de apalancamiento, dispuestos a seguir ampliando el perímetro de sus empresas. Es la forma obligada de crecer cada año.

Los beneficios recurrentes no salen de la nada, ni mucho menos de negocios agotados por el ciclo o necesitados de diversificaciones obligadas. Un incremento en beneficios y facturación de dos dígitos no se puede explicar sólo por la bonanza económica. Ricitos de oro no es la explicación de todo porque además, los desequilibrios acechan, como siempre, aunque no se tengan en cuenta. Sigue a toda marcha el carry trade sobre el yen, porque el Banco de Japón mantiene los tipos en un ridículo 0,50% y cualquier bono occidental paga más del 4%, a la vez que el dólar declina en un alemán chafardero y el euro se paga a 1,3440, sus cotas más altas en dos años. Advierte el FMI de la crisis inmobiliaria, quiebra New Century, y hay informes que hablan de 2,4 millones de americanos -minucias- que ven peligrar sus casas gracias al caso de las subprime.

Pero todo esto no toca. Enel y Acciona corren la banda a toda velocidad para evitar el zarpazo de Pizarro y su deber de pasividad y valoran Endesa en 43.000 millones de euros ¿Quién lo diría hace dos años? La empresa vale lo que la pagan en mercado. Está claro. Caja Madrid sigue en al encrucijada política.

La Caixa y Suez pagan a 27 euros las acciones de Agbar, un euro por debajo del último día y Abelló se embolsará unas suculentísimas plusvalías por su 6%. Ya puede comprar más repsoles o más gas natural. Amancio Ortega está expectante. Se sigue calentando la oreja a los que quieren oír hablar de una operación futura con Gas Natural y Repsol, aunque las partes miran para otro lado, pero La Caixa manda mucho y prepara tratando de dar esplendor a su futuro holding cotizado, que puede resultar mucho más grande de lo inicialmente barajado.

Iberia puso el cartel de ‘se vende’ y llueven las especulaciones con sus socios dispuestos a saltar con paracaídas, por los menos 4 euros, pero Fomento acecha y los fondos de capital riesgo no se atreven porque picar un poco les resta margen de maniobra y ellos no se conforman con poco. No aparecen socios españoles en el horizonte, los británicos de BA muestran su flema y Lufthansa traga quina. 4 pavos es mucho dinero, aunque por debajo de mercado. Un mercado que hincha sus velas ante el vapor de las cotizaciones.

Ídem de ídem en Altadis cuyo consejo, más rumboso que nunca, por supuesto, le dice a Imperial que de “eso ná de ná. Que si quieres arroz Catalina, te rasques el bolsillo”. Y el mercado -dichoso mercado- lleva la acción en volandas claramente por encima de esos 47 euros. Todavía no han enseñado la patita los fondos de capital riesgo, pero ahí están expectantes.

La bolsa está que arde ante la lluvia de operaciones corporativas, con Santander y BBVA mirando de reojo esas palabras del Banco de Holanda que ha mostrado su disposición a permitir que ABN sea vendido, troceado o lo que sea. Era portada este martes de la edición digital de FT y sorprendía pese a la aparente negociación exclusiva con Barclays.

Alierta con un ojo en Portugal, otro en Italia y los dos en Brasil. El de Telefónica y cinco más pendientes de los tejemanejes de Prodi y los suyos que están elaborando una especie de caballo de Troya bancario para todo aquel que quiera entrar que pase por taquilla, será examinado, se le hará una prueba de sangre y si no nos gusta como novio, al garete. Prodi comparte con Zapatero una forma de hacer sui géneris. Negocios de alto ringo rango.

Así está el Ibex, con Endesa fuera del indicador gracias a las paradojas de la OPA de E.On que no se sabe si fue una realidad o un paseo de turista por la M-30 ida y vuelta, adelante y atrás, un, dos, tres.

Lo dicho, el 15.000 entre violines, entre algodones, con un gran ruido de operaciones corporativas que sostienen lo que haga falta y que aportan velocidad a la máquina del tren. Así se escribe la historia de la euforia financiera, con los ases del apalancamiento moviendo los mercados y los ciudadanos maravillados ante semejantes hitos empresariales.

El tren de la bolsa ha vuelto a ponerse a 200 kilómetros por hora y nadie se atreve, de nuevo, a ir contra corriente. Suenan violines en la zona de los 15.000 puntos que arrastran una polvareda calenturienta de operaciones corporativas para no dormir, con el deporte subyacente de las OPAs por debajo de mercado.

Enel