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Megafondo bancario: el gran rescate frente a unos mercados crediticios encasquillados
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Jesús García

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Megafondo bancario: el gran rescate frente a unos mercados crediticios encasquillados

A grandes males, enormes remedios. Citigroup, Bank of América y JP Morgan se han sacado de la manga un megafondo para intentar reanimar el mercado subprime.

A grandes males, enormes remedios. Citigroup, Bank of América y JP Morgan se han sacado de la manga un megafondo para intentar reanimar el mercado subprime. Cien mil millones de dólares para la compra de valores subprime. Los flamantes premios Nobel de Economía, Hyrwicz, Maskin y Myerson recibirán el galardón mientras el mercado refleja sus teorías. Es un caso claro en el que el mercado crediticio no funciona correctamente.

Los bancos de inversión se unen para tapar quebrantos, algunos expertos dicen que para salvar su propia cartera y otros para reavivar un mercado muerto. En el momento que den más detalles las emisiones ganarán en animación, subirán al existir de repente una demanda creada ad hoc.

Los bancos que tenían riesgos hipotecarios los sacaron de balance, los empaquetaron, los titulizaron y vendieron como activos aparentemente sin riesgo, al menos para los que los compraron. Si no fuera una práctica habitual- legal- diríamos que estamos ante un fraude a gran escala pero lo cierto es que los mercados habitualmente permiten encontrar incautos donde colocar sus miserias.

El Tesoro americano se felicita por este interés de los brokers, bancos de inversión y demás instituciones para engrasar el mercado. Lo cierto es que son los principales culpables de la situación. La estructura de estos mercados fundamentada sobre entidades que se dedican a dar precios de emisiones, tanto de compra como de venta, muestra por lo general una profundidad muy limitada.

Dependiente de una veintena de entidades que realizan las compraventas principales y dan papel o dinero, en relación con lo que ellos o las agencias consideran calidad del papel y liquidez de la emisión. Estos dos últimos conceptos han quedado tocados por la realidad de esta crisis.

Lo único cierto es que de repente los famosos creadores de mercado dejan de fiarse de su competencia y, directamente, no aportan contrapartida ni aunque lluevan ranas coloradas.

La desconfianza y la negativa de todos a pagar aquello que han considerado excesivamente caro, o a sacar al mercado papel que de repente va a ser considerado basura, hace que directamente el mercado se seque, se encasquille.

La estructura global de los mercados crediticios está siendo puesta en duda sin que los responsables de esos mercados- por lo general bancos comerciales- se rasguen las vestiduras.

Es la muestra palmaria de que no funcionan o algo peor, que pueden dejar de funcionar. De este modo han tenido que ser los bancos centrales los que engrasen unos mercados paralizados por entidades privadas. Luego son muy liberales y se quejan de las subvenciones y las ayudas.

En esta tesitura, los mercados de valores se han tornado tremendamente efectivos, capaces de hacer frente a una situación de debilidad global, aunque las máquinas en algunas ocasiones- como hemos visto en distintos crack- gastan malas pasadas.

Eso sí la formación de precios resulta mucho más transparente en las bolsas que en los mercados de deuda privada y, quizá por eso, la lluvia de OPVS del último mes es la respuesta.

La bolsa vuelve a su origen como mercado en el que se puede buscar financiación para llevar a cabo procesos de crecimiento.

El problema de este gran rescate planteado por tres enormes bancos es que la confianza en ellos está minada y podría actuar cómo han actuado hasta ahora. El mercado necesita un ajuste de estructura, que nadie se atreve a plantear como paso último para que vuelva a funcionar. Se acabó el ciclo del crédito barato y se llevó por delante el mercado crediticio tal y como estaba planteado hasta ahora ¿Serán los grandes bancos capaces de sacarlo del impasse? Si no lo hacen la crisis volverá a manifestarse quién sabe si con más crudeza aún.

A grandes males, enormes remedios. Citigroup, Bank of América y JP Morgan se han sacado de la manga un megafondo para intentar reanimar el mercado subprime. Cien mil millones de dólares para la compra de valores subprime. Los flamantes premios Nobel de Economía, Hyrwicz, Maskin y Myerson recibirán el galardón mientras el mercado refleja sus teorías. Es un caso claro en el que el mercado crediticio no funciona correctamente.